jueves, 19 de marzo de 2015

ACERCA DEL PUTERIO

Alguna vez debemos abordar, con realismo y sin eufemismos, el tema de la homosexualidad. Porque presumo - nada mas que presumo - que somos muchos los que ya estamos un poquito cansados de las vueltas que se le da al tema. Lo último, la andanada de Elton John contra Dolce &Gabana o contra Gabana&Dolce. O lo que sea.
Pues vea usted. Soy de los que creo – como seguramente muchos – que cada uno puede hacer lo que plazca con los instrumentos que la ha brindado la naturaleza para divertirse o reproducirse o activar sus calentamientos. O para mostrar, en el caso de las mujeres. En fin, para lo que sea.
Y es problema de cada quien si le gusta el chofer del colectivo, la renga de la otra cuadra, anibal fernandez o una muñeca inflable.
Y ya está bien de criticar a los señores que prefieren al chofer del colectivo que a la señorita de al lado. Lo de anibal fernandez es diferente porque ya entraríamos en el campo del ridí-culo.
Y me parece magnífico que el chofer del interno 54 de la línea 60 contraiga matrimonio con el motorman de la línea Mitre del ferrocarril. Y que vivan juntos y coman perdices.
Y hasta me entusiasma – porque seré un machista asqueroso – que las dos señoritas de al lado decidan compartir su vida. Es mas. Me gustaría tener una ventana que de a ese estupendo hogar conyugal.
Y si. Que le voy a hacer. Me gustan las mujeres. Fisicamente ni hablar. Pero además para hablar. Me resultan mas interesantes.
Afortunadamente– y a pesar de las opiniones en contra – el mundo progresa en muchas cosas. Y una de ellas es dejar en paz a los que no miran para adelante como la mayoría sino que prefieren las puertas traseras  como único lugar de acceso.
Ya bastante tienen los pobres que transportar. Y no me estoy refiriendo a los testículos. Si no al enigma de ser nene o nena.
Y hay que ser firme en defenderlos, porque todavía, en muchas partes del mundo, consideran que hay que hacerlos desaparecer.
Eso si. A mi también déjenme en paz. Terminen con el marketing del puterío. Con los viejos que se pintan los labios, esconden la pistola debajo de la pollera y son festejados como ídolos por la basura de la televisión.
Y también terminen con la pretensión de adoptar chicos. Porque no se trata de lo que quieran o dejen de querer. Me importa un rábano lo que quieran o dejen de querer. De lo que se trata es del bienestar de los niños. Ese es el bien jurídico protegido, agrega mi mal formación de abogado. Y como la inmensa mayoría de los niños cuentan con un papá y una mamá, resulta conveniente que a los que no lo tienen le adjudiquen como progenitores a una pareja heterosexual. Por pequeñas cosas nomás. Por ejemplo para que le cuente al amiguito que le vio el pito a su papá. Y que su mamá no tiene pito. Porque parece      que es lo que le pasa a todo el mundo. O a la inmensa mayoría.
Y además – en la Argentina al menos – hay mas demanda de chicos que oferta de padres. Claro que si cambiara la tendencia volveríamos a hablar.
Porque – siempre pensando en lo niños – sería mejor que el niño le cuente a su amiguito que  su papa y su mama tienen pito  a que le cuente que vive en una oficina pública para niños expósitos y que le vio el pito a anibal fernandez, el hombre que la dirige.


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