Hace nada, “unas” cincuenta millones de personas - niños, ancianos, mujeres, además de los señores - perecieron en Europa por obra de la guerra, las hambrunas, las deportaciónes, las limpiezas étnicas y las bestialidades indescriptibles de que también es capaz el ser humano.
“Unas” cincuenta millones. Vaya que se dice fácil.
Y, como digo, hace nada.
Y desde hace menos que nada, Europa es la única región del planeta donde está en marcha la construcción de un gran proyecto de integración de naciones, sociedades, culturas, economías e instituciones bajo el signo de la legalidad y de la libertad. Y de la preocupación colectiva por las dificultades del vecino de al lado.Y hasta del de la otra cuadra.
Una empresa que parece sacada de la literatura fantástica. Porque lo imposible solo es posible en el mundo del arte y de la literatura. En el mundo imaginado. En el de la economía y la política suele traer calamidades.
Así y todo, y seguramente con inmensas dificultades, con idas y venidas, con aplausos y silbidos, con broncas y alegrías, con éxitos y fracasos, y con cuartas y quintas y reversas, la empresa sigue su marcha. Y también sirve de ejemplo para un mundo que, mas temprano que tarde, se irá trasluciendo en lo que es. La casa que tenemos para convivir miles de millones de seres humanos que, sin renunciar a sus historias, sus humores, sus gustos, sus orgullos, sus identificaciones, sus papas fritas y huevos fritos, aceptan aceptar.
Y claro que el funcionamiento de la Europa comunitaria no es perfecto. Nunca podría haberlo sido.
Se trata de tratar. Y vaya que han tratado. Aún en la imperfección. Porque la unión monetaria formó parte de una decisión política que tuvo poco en cuenta las productividades relativas de los países miembros.
Porque las formas de entender la vida de los que están mas cerca del frío y los mas cercanos al calor resultan diferentes. Como resultan también diferentes las decisiones de los que se sienten tirando del carro y las de los que alaban la comodidad del carro que los lleva.
Como los griegos, por ejemplo, que pensaron que todo estaba muy bien, pero nada merecía cambiar su envidiable forma griega de vivir. Y al principio les resultó. Porque el pertenecer tiene sus privilegios. Habían encontrado quien los ayudaba a pagarse la vida.
Y cuando se les complicó, ensayaron algunas trampitas para no deprimirse. Hasta que al final el final se reveló. Como se nos revela vuelta a vuelta a los argentinos, cuando caminamos sin preguntarnos detrás de cada quimera.
Y producida la revelación, ganó las elecciones una alianza del querer. Prometiendo no al ajuste y si a la felicidad. Que a poco colisionó con la realidad del no poder. Y palabra va, palabra viene, comenzó una pulseada con los demás socios, ahora considerados acreedores. Y para darle color a la disputa, hasta con palabras subidas de tono, especialmente hacia Alemania, por parte de algún polichinela. Que oportunamente tuvo que salir de escena, para conservar la brega como un disenso de intereses entre socios amigos y educados.
Porque claro, Alemania no es responsable de que algunos de los países comunitarios tengan su economía hecha una ruina. Y además Frau Merkel, una europeísta decidida, también representó, el día de las ofensas innecesarias, a otros países del norte de Europa, que no tienen la voz tan fuerte. Y también a España, a Portugal y a Irlanda, que libraron y continúan librando, una lucha soberbia contra la mishiadura.
Así que el primer ministro, que parece que de tonto no tiene un pelo, convocó un referendum sobre si sis o sis nos al denostado “apriete de los acreedores”. Claro que “ese referéndum sólo buscaba fortalecer a Tsipras dentro del país", como señaló el conocido y agudo escritor griego Petro Markaris, que de su pais sabe mas de lo que nosotros opinamos.
Y quienes celebraron con entusiasmo el “no” del referéndum griego?
Por de pronto los representantes mas conspicuos de la “inteligencia al poder”. Como los presidentes de Venezuela y Argentina.
Pero además lo mas granado de la gente equilibrada. Como el Frente Nacional de Marine Le Pen, el facho y eurófobo británico Nigel Farage del UKIP y los nazis de Amanecer Dorado.
Nada sorprendente. Pero siempre un algo preocupante. Porque como dice el refrán, “a bobos y a locos no los tengas en poco.”
Pero tampoco podía faltar el pronosticador de sucesos imaginarios. Mi gran amigo Paul Krugman. El no lo sabe. Pero ya es mi gran amigo.
Claro. El hombre viene pronosticando la desaparición del euro desde hace años. Y las corridas bancarias. Y mas que tremebundas crisis económicas y financieras en Europa. Incluso afirmaba que para evitar una quiebra generalizada, los Estados impondrían una suerte de corralito, limitando los retiros de efectivo y prohibiendo transferir depósitos al exterior
Y si le preguntan si es oportuno que desaparezca el euro, contesta que si pero no tanto. Que la austeridad es buena, pero no sirve. Y claro que la culpa de todo la tiene Alemania, que quiere destruir la soberanía de Grecia y quitarle a su pueblo cualquier esperanza de tomar champagne y gastar en euros. Que se conformen con el ouzo y el dracma.
Claro que parece que Tsipras es un tio listo . Y luego del referendum, continuó buscando un acuerdo con sus socios, los malos del norte. Y después de tirar de la cuerda lo que la cuerda daba, fumó la pipa. Luego convocó nuevamente a los griegos para preguntarles si querían que siga en la timonera. Y como le dijeron que si, por aquello de que el hambre no es zonzo, ahí lo tenemos tratando de dirigir el barco. Sufriendo lo que el economista Nissan Liviatna denomina la trampa de la falta de credibilidad. Tiene que ser el triple de ortodoxo para que le crean la mitad.
Tendrá éxito esta quimera de la razón?
Vaya pregunta. Pues que ya la tiene. Y ya la tiene aunque tenga que enfrentar dilemas escabrosos. Primero porque no estamos hablando de economía. Estamos hablando de técnica, ciencia, cultura, valores, usos y costumbres, y, aunque todavía más débilmente, de salud, justicia y política. El aspecto fundamental de la globalización no es solo el entramado mundial de los mercados. Es mucho mas que eso. Es la ambición de convivir. La ambición de morir de viejo. O de aburrido.
Es “Playing for change”.
El desarrollo, entendido en términos estrictamente económicos, es un espejismo precario. No es menos sino más globalización en el campo de la democracia lo que hace falta para que la lucha contra el hambre y el atraso sea efectiva y durable. Y para que los ciudadanos de a pie tengamos mas armas para luchar contra las alimañas del dinero.
Si el euro subsiste o no dependerá de cómo se vayan resolviendo los problemas que su existencia plantea. En el mientras tanto solo cabe defenderlo como un instrumento mas. Un instrumento útil. Mientras los sea. Como parece serlo. Por ahora.
Así que cabe decirle al amigo Krugman, escribidor compulsivo, que un premio nobel tiene una enorme responsabilidad. Y un responsable apaga incendios, no los agrava.
Y recordar además que “el premio Nobel en economía le confiere al galardonado una autoridad que no posee. Propongo que quien lo recibe realice un juramento de humildad, similar al que realizan los médicos” (Hayek, Premio Nobel 1974).
Y saber que hay momentos para hablar y otros para callar.
“Sostengo que los bancos centrales deben circunscribirse a luchar contra la inflación, pero delante de los funcionarios del Banco de Suecia no quiero discutir en este momento, recordando que cuando Voltaire, en su lecho de muerte, fue visitado por un sacerdote para que renunciara al Demonio, rechazó el consejo porque `éste no es el momento para generar nuevos enemigos´” (Lucas, Premio Nobel 1995).
Y que se trata de una experiencia única. “Me siento como un ciego en un campo nudista” (Buchanan, Premio Nobel 1986).
Y que así como no hay “tal cosa como un almuerzo gratis… tampoco existe un premio gratis. El galardonado se convierte instantáneamente en un experto en las cuestiones más diversas. Radios y TV de todo el mundo me consultaron desde cómo curar el resfrío hasta sobre una carta referida al mercado bursátil firmada por el presidente Kennedy” (Friedman, Premio Nobel 1976).
Así que no conviene creérsela. Mejor divertirse con lo que a uno le toca.
“ En las últimas 7 semanas, desde que se supo que me habían otorgado el premio Nobel, me pidieron que resolviera los problemas económicos de Estados Unidos, Noruega, Suecia, Alemania, Israel, España, Portugal, Argentina, Brasil, México, Filipinas, China, Japón y Corea. Como ustedes comprenderán, conozco las respuestas a todas las preguntas” (Solow, Premio Nobel 1987).
Porque finalmente, el “master” siempre tiene razón.
“Porque será espléndido el día que los economistas lleguen a ser humildes como los dentistas” (John Maynard Keynes)
gracias a Juan Carlo de Pablo por su colaboración involuntaria
jueves, 10 de diciembre de 2015
jueves, 28 de mayo de 2015
SE IGUAL
Encender la television que supimos conseguir resulta sin duda una tarea insalubre. Pero sirve para conocernos mejor. Y hasta para descubrir los rasgos mas cochambrosos de nuestra sociedad.
Pero hay un aspecto que casi me enferma. Y es la “opinología”. Una tecnología absolutamente criolla, desarrollada “ad nauseam” por los llamados medios de comunicación, seguramente como tono extremado en el ejercicio de los célebres derechos humanos. En este caso, el derecho a opinar, aunque el que lo haga no tenga la mas menuda idea de lo que está hablando.
Así que siempre hay una multitud de sabidillos dando su opinión, sin ninguna incumbencia sobre el tema que atracan . Y los hay de dos tipos: los que tienen la soltura de una verba fluida y, los mas, los que tienen cruentos conflictos con el lenguaje y un, diría, impertinente desprecio por las eses.
Luego los bardos se irán a dormir, seguramente satisfechos. Dejando a la intemperie a ajenos que tendrán que soportar las barbaridades, falsificaciones, patrañas y nuevas leyendas urbanas que propagarán sus ocasionales televidentes.
Pero hay un aspecto que casi me enferma. Y es la “opinología”. Una tecnología absolutamente criolla, desarrollada “ad nauseam” por los llamados medios de comunicación, seguramente como tono extremado en el ejercicio de los célebres derechos humanos. En este caso, el derecho a opinar, aunque el que lo haga no tenga la mas menuda idea de lo que está hablando.
Así que siempre hay una multitud de sabidillos dando su opinión, sin ninguna incumbencia sobre el tema que atracan . Y los hay de dos tipos: los que tienen la soltura de una verba fluida y, los mas, los que tienen cruentos conflictos con el lenguaje y un, diría, impertinente desprecio por las eses.
Luego los bardos se irán a dormir, seguramente satisfechos. Dejando a la intemperie a ajenos que tendrán que soportar las barbaridades, falsificaciones, patrañas y nuevas leyendas urbanas que propagarán sus ocasionales televidentes.
lunes, 4 de mayo de 2015
ASI SE HACE
En esas últimas elecciones raras que se celebraron en Buenos Aires
hace unos días, esas especialmente diseñadas por los políticos para tomarnos aún
mas de boludos y boludas, se produjo un hecho que nos permite apreciar que no
todo está perdido.
Que el Pro sacó mas votos que los demás partidos o como se llamen está claro. Y que el segundo
grupo mas votado fue el del agua mineral ( la local, no la de los andes),
encabezado por el wing izquierdo, el economista de rulos que casi nos lleva a la guerra civil y
por una una ex ministra de desarrollo social o bienestar social o algo social,
que el día que le llevaron hasta el rimel de la cartera, descubrió que en el
ministerio a su cargo se estaba robando mucho. Vamos, hombre!! O vamos mujer,
en este caso. Por eso me gustó lo de grupo. Porque alguien puede leerlo por
conjunto de personas o como conjunto de bulos. Como le venga en ganas.
Pero en lo que me he fijado, debo decir que sin asombros, es en la
gran responsabilidad ciudadana de los habitantes de la ciudad.
Y donde se ve?
Pues mire usted. El gremio de los chorros y afines, ya sea los
muchachos que vienen de abajo o los que se han recibido de financistas,
coimeros, políticos en pasivo, industriales “nac & pop” y cosas por el estilo, votaron a sus
legítimos representantes. Eso permitió que el kirchnerismo ganara en las
cárceles y saliera segundo en Puerto Madero.
Vayan mis sinceras felicitaciones a ese ejemplo de responsabilidad democrática.
domingo, 19 de abril de 2015
YA ESTA BUENO DE ESO DE LA DESIGUALDAD
Está de moda el tema de la desigualdad. En realidad, siempre es
como el pan del día. Lo que ocurre es que tras cada crisis - y la reciente se
ha destacado por gorda - la asignatura adquiere una presencia superlativa.
Y se ponen al loro - como diría un español - personajes, tanto eruditos como alborotadores,
que baten el parche sobre esta mortificación. Desde el Papa claro, cuya
obligación laboral es, casualmente,
batir el parche sobre tema tan sensible.
Después se suben al carro los cándidos y los atontados de
costumbre. Porque parece que es mas fácil amar a la humanidad en
general que al vecino de la otra cuadra.
Lo que no he visto - y si lo vi no me acuerdo - es gente haciendo
un esfuerzo por enfocar
Porque vamos a ver. A que llamamos desigualdad? A que los seres humanos son diferentes, diversos,
distintos y como consecuencia de ellos les va diferente en la vida?
Y si, es así. Hasta que el gobierno saque una ley de "igualdad
cuidada". No sonría. Hasta esto es posible.
Porque curiosamente nadie reclama mas inteligencia. En eso parece
no haber desigualdad. Aunque cueste creerlo, todo el mundo considera tener la
suficiente.
O nos referimos a otra cosa. A la desproporción económica, política
y social en que se encuentran unos individuos frente a otros.
De eso se trata?
Algo inaceptable por cierto. Y que merece atención y preocupación.
Pero primero enfoquemos. Se trata de un tema moral, en todo caso
político. Por cierto de estética. Pero no económico, como gustan de plantear
los encrespados.
Porque uno puede pasar en uno de esos coches que se han dado en
denominar de alta gama por delante de un menesteroso. Pero eso no es un tema
económico. Alguien podrá decir que no resulta decoroso. Otro podrá afirmar que
altera el convivir, porque molesta al prójimo agobiado en sus carencias. O que,
simplemente, no es armónico.
Hasta puede desatar una guerra, porque la gente también puede cansarse de que le
muestren lo que no puede tener. Y decidir tenerlo por las suyas.
Todo esto es cierto. Pero definitivamente no tiene ninguna
trascendencia económica.
Paradójicamente, muchas veces tienen trascendencia económica – y
de la buena – las consecuencias de la desigualdad.
Porque si nos fijamos con atención, entre los que hacen a los
demás desiguales hay muchos herederos de vivillos. Pero también señores de
cabeza gorda, Bill Gates por caso, que por ser desigual al normal de la gente
ha hecho un montón por cambiar el mundo. Y aunque de otra manera, lo sigue
haciendo, dedicando su riqueza que, si no fuera por él, no se hubiera producido,
a facilitarle la vida a mucha gente, en lugar de gastarla en veranear en Villa
Gessell. Que no es razonable que tenga tanta? Pues dígame quien le regaló la
vara de la razonabilidad
Así que olvidemosnos de los sitios comunes, del desasosiego de
monsieur Piketty y de la pesadumbre del Papa. Y tratemos de enfocar.
Ser decentes es nunca abandonar la búsqueda del ideal. Y ser
sensatos es entender que ese ideal buscado es algo evanescente, abstracto, impreciso
y seguramente tornadizo. Así que no abandonemos la sensatez si queremos ser
realmente decentes. Y no dediquemos nuestros esfuerzos a buscar a las trompadas
esa igualdad que parece nunca llegar. Como hicieron los que se decían
seguidores de Marx, malogrando tantas vidas en pos de una quimera que nunca
llegó. Salvo para los dueños del circo, claro.
Y tratemos de entender que la igualdad es una palabra preciosa que
debe aplicarse de inmediato cuando se puede.
La igualdad ante la ley, la igualdad de oportunidades, la igualdad de
derechos, la igualdad salarial para
trabajos similares o con igual productividad. Y tantas otras igualdades posibles que
estarán pidiendo estar.
Salvo, para mi gusto, la igualdad del hombre y la mujer, la mas
ridícula de las igualdades pretendidas. Porque pertenezco al bando de los que
consideran que las señoras deben tener todos los derechos que crean necesarios
o que les guste tener. Aunque sean muchos mas que los de los hombres.
Y dediquémonos a aplicar para que cada vez mas gente pueda vivir
decentemente y en paz, más chicos puedan
crecer sanos y contentos y todos recibamos mas y mejor educación, mas y mejor
servicio médico y mas posibilidades de ser quienes querramos ser. Y que el
hambre sea historia.
Y dejemos en paz a la desigualdad. Que a lo mejor ayuda para que
la economía funcione mejor y se logren mas rápido las metas, que casualmente, nos
lleven a ese ideal de la igualdad.
jueves, 19 de marzo de 2015
ACERCA DEL PUTERIO
Alguna vez debemos abordar, con realismo y sin eufemismos, el tema
de la homosexualidad. Porque presumo - nada mas que presumo - que somos muchos
los que ya estamos un poquito cansados de las vueltas que se le da al tema. Lo
último, la andanada de Elton John contra Dolce &Gabana o contra
Gabana&Dolce. O lo que sea.
Pues vea usted. Soy de los que creo – como seguramente muchos –
que cada uno puede hacer lo que plazca con los instrumentos que la ha brindado
la naturaleza para divertirse o reproducirse o activar sus calentamientos. O
para mostrar, en el caso de las mujeres. En fin, para lo que sea.
Y es problema de cada quien si le gusta el chofer del colectivo,
la renga de la otra cuadra, anibal fernandez o una muñeca inflable.
Y ya está bien de criticar a los señores que prefieren al chofer
del colectivo que a la señorita de al lado. Lo de anibal fernandez es diferente
porque ya entraríamos en el campo del ridí-culo.
Y me parece magnífico que el chofer del interno 54 de la línea 60
contraiga matrimonio con el motorman de la línea Mitre del ferrocarril. Y que
vivan juntos y coman perdices.
Y hasta me entusiasma – porque seré un machista asqueroso – que
las dos señoritas de al lado decidan compartir su vida. Es mas. Me gustaría
tener una ventana que de a ese estupendo hogar conyugal.
Y si. Que le voy a hacer. Me gustan las mujeres. Fisicamente ni
hablar. Pero además para hablar. Me resultan mas interesantes.
Afortunadamente– y a pesar de las opiniones en contra – el mundo
progresa en muchas cosas. Y una de ellas es dejar en paz a los que no miran para
adelante como la mayoría sino que prefieren las puertas traseras como único lugar de acceso.
Ya bastante tienen los pobres que transportar. Y no me estoy
refiriendo a los testículos. Si no al enigma de ser nene o nena.
Y hay que ser firme en defenderlos, porque todavía, en muchas
partes del mundo, consideran que hay que hacerlos desaparecer.
Eso si. A mi también déjenme en paz. Terminen con el marketing del
puterío. Con los viejos que se pintan los labios, esconden la pistola debajo de
la pollera y son festejados como ídolos por la basura de la televisión.
Y también terminen con la pretensión de adoptar chicos. Porque no
se trata de lo que quieran o dejen de querer. Me importa un rábano lo que
quieran o dejen de querer. De lo que se trata es del bienestar de los niños.
Ese es el bien jurídico protegido, agrega mi mal formación de abogado. Y como
la inmensa mayoría de los niños cuentan con un papá y una mamá, resulta conveniente
que a los que no lo tienen le adjudiquen como progenitores a una pareja
heterosexual. Por pequeñas cosas nomás. Por ejemplo para que le cuente al
amiguito que le vio el pito a su papá. Y que su mamá no tiene pito. Porque
parece que es lo que le pasa a todo
el mundo. O a la inmensa mayoría.
Y además – en la
Argentina al menos – hay mas demanda de chicos que oferta de padres.
Claro que si cambiara la tendencia volveríamos a hablar.
Porque – siempre pensando en lo niños – sería mejor que el niño le
cuente a su amiguito que su papa y su
mama tienen pito a que le cuente que
vive en una oficina pública para niños expósitos y que le vio el pito a anibal
fernandez, el hombre que la dirige.
lunes, 9 de febrero de 2015
OJITO CON MI AMIGO
El hombre era un hèroe. Antes de serlo. Bastaba escuchar sus medulosos discursos de campaña allà y acullà para entender su magnitud de estadista.
Se olìa su volùmen de dirigente de fuste. Diferente. Al punto que con solo hablar de ella se apuntò el premio nobel de la paz.
Oscurito, para mas datos y para mostrar la diferencia, frente a tanto desteñido agresivo y partidario de los desastres que parece haber dejado el pibe de doña Barbarita y don Jorge Bush father.
Claro. El amor es veleidoso. Y generalmente breve. Porque las fantasìas tienen la mala - o buena - costumbre de agotarse. Eso es lo que las hace indispensables. Y fantasìas. Despuès solo queda convivir con la quimera extenuada. Contrastàndola con la realidad de a pie.
Y apenas comenzada esta etapa, tambièn comenzaron los cuestionamientos. Las crìticas. Hasta las descalificaciones. Generalmente de los mismos que fueron perdiendo el tono colorado que habìan tomado las palmas de sus manos de tanto aplaudirlo.
Lo mas generosos de los crìticos reconocen su capacidad intelectual, añadiendo que con eso no alcanza para ser un presidente como la gente. Y los menos generosos lo comparan con el bonachòn de Carter.
Asì que es un buen ejercicio sentarse a la vera del sendero que todavìa transita cojeando el ungido para ver como pasa.
Y es que a mi me parece que pasa muy bien.
Vamos a ver. Su primera batalla resultò èpica. Fue para lograr la aprobaciòn de su politica de salud. Tratando de acoplar un algo de solidaridad a lo que, sin duda, es la mas avanzada medicina del mundo.
La lucha fue cruel y mucha.Por dos razones evidentes. La primera es que parece que Estados Unidos es una repùblica, donde el congreso y los jueces tambièn tienen cosas que decir. Y la segunda es que el partido opositor anda un poco inflexible con la bondad. Especialmente los acostumbrados a tomar el te con scons y rifle. Eso si. Agradecièndole a Dios antes de empezar con el primer scon y el primer tiro.
Claro que la ley finalmente saliò media desilachadita. Como presumìamos. Por lo menos yo y el ungido. Y para colmo los muchachos del scon y el rifle amenzan con derogarla apenas puedan.
Asi que el de las palmas coloradas dejò de aplaudir y anotò un rotundo fracaso del presidente de otro color.
Y para colmo - pensaron - el investido no pudo ni siquiera medio solucionar el problema inmigratorio.De nuevo. Los opositores estaban enojados. Y desde las ùltimas elecciones son mas.
Asi que nuestro amigo se tuvo que conformar con la regularizaciòn media disimulada que, en apoyo de su propuesta de reforma migratoria, ofrecen varias ciudades que cuentan como Nueva York, Los Angeles, San Francisco o Washington. Los DNI locales que parecen frenar las deportaciones.
Pero eso no fue todo. Sus promesas sobre la vuelta a casa de los soldados y el cierre de la base de Guantànamo se desvanecieron de sus tiempos.
Se desvanecieron? O lo que se desvaneciò fue el pensamiento de los acostumbrados a aplaudir cualquier señuelo y criticar cualquier acciòn que no finalice completa, acabada, redonda, perfecta en la forma y en los tiempos.O exactamente como les gusta. Bah...acostumbrados a criticar todas las acciones.
Eso si. Los mismos que denostaban a los americanos y en especial a Jorgito por su imperialismo y su violencia y que se enamoraron de don Barack por su promesa de multilateralismo y acuerdos para enfrentar los problemas , ahora andan diciendo que al mundo le falta timòn.
Vaya usted. Que còmodo les quedaba a los dirigentes reclamantes tener a alguien que les hiciera el trabajo sucio y ademàs les diera argumentos para criticarlo. Pero claro, ahora tienen que mostrar que era cierta la pretensiòn de multilateralismo y asumir las responsabilidades correspondiente. Mucho que perder y poco que ganar.
Asì que don Barack lo ùnico que nos trae son problemas. Con Jorgito era muy distinto. El se encargaba de hacer lo que habìa que hacer y nosotros de aprovechar las ventajas de su hacer. Y de putearlo de cara a la galeria..
Y para colmo todo se fue de madre con este pusilànime. Que hizo desaparecer la "pax americana". Asì que ahora todo està convulsionado. Especialmente en los paìses àrabes que empezaron con las primaveras que tanto nos ilusionaron y terminaron en un invierno con temporal y todo. Si los tiros y las bombas ya suenan al lado de mi casa. Y hasta vamos a tener que echar a los revoltosos.
Esto con Jorgito no pasaba. El se encargaba. Y tenìa un cuero duro para recibir las puteadas del los bienpensantes.
De lo que pocos hablan es de la economìa, que resulta ser un tema bastante importante para evaluar el èxito o el fracaso de una administraciòn.
Porque Jorgito habìa dejado un crisis medio considerable. A tal punto que no se conocìa otra igual desde el año 30. Y hoy la economìa americana parece boyante. Por lo menos comparada con las demàs. Claro, no es mèrito de èl sino de Ben Bernancke y de Timothy Geithner
Y ahora, para colmo, quiere reanudar las relaciones con Cuba. Despuès de cincuenta años!!! exclama alarmado un senador de Minesota que bordea los ochenta, de los cuales se pasò 50 de curial por el partido hoy opositor.
Claro que tendrà el agradecimiento de los cubanos y de la gente normal. Y hasta de Raùl Castro, que està deprimido porque tiene la heladera vacìa. No tanto del barbudo màximo, en el supuesto que todavia no estè rindièndole cuantas al otro barba. Que pensarà lo peor de don Barack. El ùnico que lo dejò sin argumentos. Peleàndose con el espejo.
Y para colmo esta esperanza de color se mostrò distante con el atentado ocurrido recientemente en Parìs. Cuando todo el mundo caminò por las calles de Paris expresando su repudio a este inaudito atentado. Incluso un apostol de la paz como el bueno de Benjamín Netanyahu.
Solo se limitò a repudiar el hecho.
Parece que a don Barack y a su nuevo amigo Francisco no les entusiasman las sobreactuaciones. Que por supuesto rechazan la violencia y defienden la libertad de prensa. Pero no estàn muy de acuerdo en andar ofendiendo gratuitamente a la gente que cree que Mahoma era un pibe fenòmeno, que Jesus existiò y que Abraham fue el iniciador del rally El Cairo -Jerusalen..
Asì que ojito con mi amigo Barack.
Se olìa su volùmen de dirigente de fuste. Diferente. Al punto que con solo hablar de ella se apuntò el premio nobel de la paz.
Oscurito, para mas datos y para mostrar la diferencia, frente a tanto desteñido agresivo y partidario de los desastres que parece haber dejado el pibe de doña Barbarita y don Jorge Bush father.
Claro. El amor es veleidoso. Y generalmente breve. Porque las fantasìas tienen la mala - o buena - costumbre de agotarse. Eso es lo que las hace indispensables. Y fantasìas. Despuès solo queda convivir con la quimera extenuada. Contrastàndola con la realidad de a pie.
Y apenas comenzada esta etapa, tambièn comenzaron los cuestionamientos. Las crìticas. Hasta las descalificaciones. Generalmente de los mismos que fueron perdiendo el tono colorado que habìan tomado las palmas de sus manos de tanto aplaudirlo.
Lo mas generosos de los crìticos reconocen su capacidad intelectual, añadiendo que con eso no alcanza para ser un presidente como la gente. Y los menos generosos lo comparan con el bonachòn de Carter.
Asì que es un buen ejercicio sentarse a la vera del sendero que todavìa transita cojeando el ungido para ver como pasa.
Y es que a mi me parece que pasa muy bien.
Vamos a ver. Su primera batalla resultò èpica. Fue para lograr la aprobaciòn de su politica de salud. Tratando de acoplar un algo de solidaridad a lo que, sin duda, es la mas avanzada medicina del mundo.
La lucha fue cruel y mucha.Por dos razones evidentes. La primera es que parece que Estados Unidos es una repùblica, donde el congreso y los jueces tambièn tienen cosas que decir. Y la segunda es que el partido opositor anda un poco inflexible con la bondad. Especialmente los acostumbrados a tomar el te con scons y rifle. Eso si. Agradecièndole a Dios antes de empezar con el primer scon y el primer tiro.
Claro que la ley finalmente saliò media desilachadita. Como presumìamos. Por lo menos yo y el ungido. Y para colmo los muchachos del scon y el rifle amenzan con derogarla apenas puedan.
Asi que el de las palmas coloradas dejò de aplaudir y anotò un rotundo fracaso del presidente de otro color.
Y para colmo - pensaron - el investido no pudo ni siquiera medio solucionar el problema inmigratorio.De nuevo. Los opositores estaban enojados. Y desde las ùltimas elecciones son mas.
Asi que nuestro amigo se tuvo que conformar con la regularizaciòn media disimulada que, en apoyo de su propuesta de reforma migratoria, ofrecen varias ciudades que cuentan como Nueva York, Los Angeles, San Francisco o Washington. Los DNI locales que parecen frenar las deportaciones.
Pero eso no fue todo. Sus promesas sobre la vuelta a casa de los soldados y el cierre de la base de Guantànamo se desvanecieron de sus tiempos.
Se desvanecieron? O lo que se desvaneciò fue el pensamiento de los acostumbrados a aplaudir cualquier señuelo y criticar cualquier acciòn que no finalice completa, acabada, redonda, perfecta en la forma y en los tiempos.O exactamente como les gusta. Bah...acostumbrados a criticar todas las acciones.
Eso si. Los mismos que denostaban a los americanos y en especial a Jorgito por su imperialismo y su violencia y que se enamoraron de don Barack por su promesa de multilateralismo y acuerdos para enfrentar los problemas , ahora andan diciendo que al mundo le falta timòn.
Vaya usted. Que còmodo les quedaba a los dirigentes reclamantes tener a alguien que les hiciera el trabajo sucio y ademàs les diera argumentos para criticarlo. Pero claro, ahora tienen que mostrar que era cierta la pretensiòn de multilateralismo y asumir las responsabilidades correspondiente. Mucho que perder y poco que ganar.
Asì que don Barack lo ùnico que nos trae son problemas. Con Jorgito era muy distinto. El se encargaba de hacer lo que habìa que hacer y nosotros de aprovechar las ventajas de su hacer. Y de putearlo de cara a la galeria..
Y para colmo todo se fue de madre con este pusilànime. Que hizo desaparecer la "pax americana". Asì que ahora todo està convulsionado. Especialmente en los paìses àrabes que empezaron con las primaveras que tanto nos ilusionaron y terminaron en un invierno con temporal y todo. Si los tiros y las bombas ya suenan al lado de mi casa. Y hasta vamos a tener que echar a los revoltosos.
Esto con Jorgito no pasaba. El se encargaba. Y tenìa un cuero duro para recibir las puteadas del los bienpensantes.
De lo que pocos hablan es de la economìa, que resulta ser un tema bastante importante para evaluar el èxito o el fracaso de una administraciòn.
Porque Jorgito habìa dejado un crisis medio considerable. A tal punto que no se conocìa otra igual desde el año 30. Y hoy la economìa americana parece boyante. Por lo menos comparada con las demàs. Claro, no es mèrito de èl sino de Ben Bernancke y de Timothy Geithner
Y ahora, para colmo, quiere reanudar las relaciones con Cuba. Despuès de cincuenta años!!! exclama alarmado un senador de Minesota que bordea los ochenta, de los cuales se pasò 50 de curial por el partido hoy opositor.
Claro que tendrà el agradecimiento de los cubanos y de la gente normal. Y hasta de Raùl Castro, que està deprimido porque tiene la heladera vacìa. No tanto del barbudo màximo, en el supuesto que todavia no estè rindièndole cuantas al otro barba. Que pensarà lo peor de don Barack. El ùnico que lo dejò sin argumentos. Peleàndose con el espejo.
Y para colmo esta esperanza de color se mostrò distante con el atentado ocurrido recientemente en Parìs. Cuando todo el mundo caminò por las calles de Paris expresando su repudio a este inaudito atentado. Incluso un apostol de la paz como el bueno de Benjamín Netanyahu.
Solo se limitò a repudiar el hecho.
Parece que a don Barack y a su nuevo amigo Francisco no les entusiasman las sobreactuaciones. Que por supuesto rechazan la violencia y defienden la libertad de prensa. Pero no estàn muy de acuerdo en andar ofendiendo gratuitamente a la gente que cree que Mahoma era un pibe fenòmeno, que Jesus existiò y que Abraham fue el iniciador del rally El Cairo -Jerusalen..
Asì que ojito con mi amigo Barack.
miércoles, 17 de septiembre de 2014
SILENCIO, POR FAVOR.
Hace tiempo que comenzó a resultarme inverosímil lo que uno lee y escucha en la Argentina. Y aclaro que me refiero solo a lo que dicen y escriben las personas que fundamentan sus decires con conocimiento.
A sentir que las palabras se alejaban cada vez más de la realidad. Que comenzaban a carecer de significado y finalmente a volverse repetitivas. Y finalmente a reemplazar el mundo real por un mundo onírico, dominado por lo incoherente, lo disparatado y lo ilógico.
Sobre esta curiosa evasión colectiva de la realidad estaba preparando un comentario cuando en el diario La Nacíon del día 17 de septiembre encontré el artículo de Alejandro Katz que lleva por título :" Nos acostumbramos a lo inadmisible"
Convoco a los que puedan apreciarlo a recomendarlo a sus amigos y conocidos. No merece zozobrar en esta tempestad de palabras.
Nos acostumbramos a lo inadmisible
En la última década, las conductas de los gobernantes han corrido las fronteras de lo verosímil y hoy se juzgan como posibles conductas antes inimaginables, síntoma que refleja el deterioro de una sociedad con menos certezas
Por Alejandro Katz | Para LA NACION
En otros sitios, o en este sitio pero en otros tiempos, que uno de los más altos cargos del Estado fuera acusado de apropiarse de la fábrica de papel moneda sólo podría haber causado azoro; que se sugiriera de un ex presidente que trasladaba bolsos con billetes debería haber resultado absurdo; que fortunas inmensas transferidas a los concesionarios de los ferrocarriles se hayan desvanecido en el aire debería haber sido incoherente. Sin embargo, aquí y ahora nada de todo eso resulta sorprendente: podría no ser verdadero, pero es verosímil: se non è vero, è ben trovato, se dice en Italia.
Una vez más, las conductas concretas de los dirigentes de la sociedad argentina han corrido las fronteras de lo verosímil y han instalado, en el territorio de lo que es posible hacer, prácticas que deberían ser completamente ajenas a lo imaginable. "Una vez más" significa que muchas veces ha ocurrido; sin embargo, el kirchnerismo ha sido, para esto, extraordinariamente pródigo, y ha contribuido de manera sustancial al deterioro de una sociedad que no termina de encontrar el modo de construir un futuro común.
Ninguna especie animal ha desarrollado comportamientos sociales de la complejidad y extensión que distinguen a la nuestra. Para ello, la biología y la cultura han contribuido realizando esfuerzos enormes que permitieron la selección de rasgos cooperativos, sin los cuales esa complejidad hubiera resultado imposible de alcanzar. De acuerdo con Michael Tomasello, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, con sede en Leipzig, esa disposición para cooperar -que no es exclusiva de los humanos- vuelve distintiva a nuestra especie cuando se suma a otras dos habilidades: la comunicación y el aprendizaje social.
Edward O. Wilson, uno de los más reconocidos biólogos de la actualidad, sostiene que "la selección entre grupos humanos típicamente promueve el altruismo entre los miembros de la colonia. Los tramposos pueden ganar dentro del grupo, quedándose con una parte mayor de los recursos, o evitando tareas peligrosas o rompiendo las reglas; pero las colonias de tramposos pierden frente a las colonias de cooperadores". Así como la psicología evolutiva y la biología de poblaciones han estudiado estas características desde la perspectiva de la evolución, también la sociología ha intentado comprender la razón por la cual nuestra especie produjo esa forma infinitamente elaborada de organización que llamamos civilización, y que tanto para su conformación como para su mantenimiento requiere inmensos esfuerzos individuales y colectivos. En términos evolutivos, el objeto de ese esfuerzo consiste en asegurar el mayor éxito reproductivo posible para nuestra especie; en términos sociológicos, como ha mostrado Norbert Elias, la función del proceso civilizatorio es fundamentalmente la de reducir la incertidumbre respecto del futuro.
Aunque la "conducta" de los genes, según la conocida fórmula de Richard Dawkins, es egoísta, y el comportamiento social es cooperativo, ambos comparten un rasgo común: tanto las estrategias evolutivas como las civilizatorias están orientadas al futuro. Estilizadamente, podría decirse que en el proceso de construcción de la civilización el lugar de la fuerza es ocupado por la palabra: expresada como argumento, como contrato o como ley, la palabra permite saber que los conflictos de valores, de ideas o de intereses no pondrán en cuestión la existencia misma del futuro, como sí lo hace la violencia que, ejercida sobre los cuerpos, cancela todo porvenir posible.
Uno de los rasgos principales del esfuerzo civilizatorio, en su afán de brindar algunas certezas sobre las alternativas del porvenir, consiste entonces en el establecimiento de límites a las acciones del presente: reducir la incertidumbre y actuar en función de "un futuro mejor" exige definir qué conductas son posibles y cuáles no lo son. Pero lo posible, para serlo, debe ser antes verosímil, en el sentido de que debe parecer posible, debe poder ser imaginado antes de convertirse en realidad.
La sociedad argentina expande las fronteras de lo verosímil hasta volver habituales -algunos dirían "naturales"- conductas, prácticas o situaciones que no deberían ser posibles, y que alguna vez no lo fueron. Basta pensar en los recolectores de cartón entre la basura en la ciudad de Buenos Aires: lo que fue una respuesta urgente y desesperada en el momento de la virtual desintegración del Estado y del colapso de la sociedad, se convirtió en algo cotidiano. Aquello que no podía ser pensado se vuelve verosímil; lo verosímil, posible, y lo posible, real. Y lo real, una vez normalizado, convertido en algo natural, adquiere la apariencia de ser justo o, cuando menos, de ser algo que es parte "del orden de las cosas": formas inadmisibles de la miseria, pero también modos más vastos de la anomia o de la corrupción como los que son, hoy, frecuentes entre nosotros.
Como en el caso de las inferencias bayesianas (nombre que proviene del Teorema de Bayes), según las cuales a medida que las evidencias se acumulan se modifica el grado de creencia en una hipótesis, así las conductas individuales y colectivas se van modificando de acuerdo con la espesura de aquello que es verosímil o que es inverosímil en cada momento. La conducta individual y colectiva no se rige solamente por lo que está prohibido, o lo que es ilegal, sino por lo que no puede ser pensado porque la cultura lo expulsó, aunque más no sea provisoriamente, del campo de lo posible.
En cierto modo, la restricción de las fronteras de lo verosímil es la condición de posibilidad del futuro; lo que orienta las decisiones del presente en función de incrementar la probabilidad, como dice Rorty, de que el futuro sea algo mejor. Y, si bien no es fácil decidir qué significa "mejor", quizá sea posible acordar en que el futuro será mejor que el presente en la medida en que los problemas que debamos resolver entonces sean diferentes de los problemas que debemos resolver hoy y de los que debimos solucionar ayer. Sin embargo, la Argentina parece decidida a confrontar siempre con problemas semejantes. Para muchos, esos ciclos de repetición y de fracaso son la reiteración de la condena que los envía a la miseria y al abandono. Para otros, son el fundamento del escepticismo respecto del destino común. Para casi todos son una franquicia para el ejercicio del cinismo, un cinismo que vuelve posible lo impensable, lógico lo absurdo, verosímil lo que nunca debería acontecer.
Se habla mucho de la decadencia de nuestro país. Todo aquello con lo que es posible cuantificarla lo confirma: desigualdad, pobreza, ingresos, educación. Las sociedades humanas, a diferencia de las colonias de insectos sociales, están compuestas por individuos cooperadores que no son solamente, como los insectos, extensiones robóticas de un mismo genoma. Las sociedades en las que predominan los tramposos, escribió Edward Wilson, pierden ante las sociedades de los cooperadores. Cuán fuertemente organizada y regulada está una sociedad depende de la cantidad de cooperadores en oposición a la cantidad de tramposos. Hasta tanto la clase dirigente no sea nuevamente virtuosa, hasta que no actúe en función del futuro común, la tendencia de fracaso no podrá revertirse. Y, para eso, es imprescindible restringir las fronteras de lo verosímil, hacer que determinadas conductas no sean posibles, que determinadas conductas no puedan siquiera ser imaginadas. Volverlas, una vez más, inverosímiles..
A sentir que las palabras se alejaban cada vez más de la realidad. Que comenzaban a carecer de significado y finalmente a volverse repetitivas. Y finalmente a reemplazar el mundo real por un mundo onírico, dominado por lo incoherente, lo disparatado y lo ilógico.
Sobre esta curiosa evasión colectiva de la realidad estaba preparando un comentario cuando en el diario La Nacíon del día 17 de septiembre encontré el artículo de Alejandro Katz que lleva por título :" Nos acostumbramos a lo inadmisible"
Convoco a los que puedan apreciarlo a recomendarlo a sus amigos y conocidos. No merece zozobrar en esta tempestad de palabras.
Nos acostumbramos a lo inadmisible
En la última década, las conductas de los gobernantes han corrido las fronteras de lo verosímil y hoy se juzgan como posibles conductas antes inimaginables, síntoma que refleja el deterioro de una sociedad con menos certezas
Por Alejandro Katz | Para LA NACION
En otros sitios, o en este sitio pero en otros tiempos, que uno de los más altos cargos del Estado fuera acusado de apropiarse de la fábrica de papel moneda sólo podría haber causado azoro; que se sugiriera de un ex presidente que trasladaba bolsos con billetes debería haber resultado absurdo; que fortunas inmensas transferidas a los concesionarios de los ferrocarriles se hayan desvanecido en el aire debería haber sido incoherente. Sin embargo, aquí y ahora nada de todo eso resulta sorprendente: podría no ser verdadero, pero es verosímil: se non è vero, è ben trovato, se dice en Italia.
Una vez más, las conductas concretas de los dirigentes de la sociedad argentina han corrido las fronteras de lo verosímil y han instalado, en el territorio de lo que es posible hacer, prácticas que deberían ser completamente ajenas a lo imaginable. "Una vez más" significa que muchas veces ha ocurrido; sin embargo, el kirchnerismo ha sido, para esto, extraordinariamente pródigo, y ha contribuido de manera sustancial al deterioro de una sociedad que no termina de encontrar el modo de construir un futuro común.
Ninguna especie animal ha desarrollado comportamientos sociales de la complejidad y extensión que distinguen a la nuestra. Para ello, la biología y la cultura han contribuido realizando esfuerzos enormes que permitieron la selección de rasgos cooperativos, sin los cuales esa complejidad hubiera resultado imposible de alcanzar. De acuerdo con Michael Tomasello, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, con sede en Leipzig, esa disposición para cooperar -que no es exclusiva de los humanos- vuelve distintiva a nuestra especie cuando se suma a otras dos habilidades: la comunicación y el aprendizaje social.
Edward O. Wilson, uno de los más reconocidos biólogos de la actualidad, sostiene que "la selección entre grupos humanos típicamente promueve el altruismo entre los miembros de la colonia. Los tramposos pueden ganar dentro del grupo, quedándose con una parte mayor de los recursos, o evitando tareas peligrosas o rompiendo las reglas; pero las colonias de tramposos pierden frente a las colonias de cooperadores". Así como la psicología evolutiva y la biología de poblaciones han estudiado estas características desde la perspectiva de la evolución, también la sociología ha intentado comprender la razón por la cual nuestra especie produjo esa forma infinitamente elaborada de organización que llamamos civilización, y que tanto para su conformación como para su mantenimiento requiere inmensos esfuerzos individuales y colectivos. En términos evolutivos, el objeto de ese esfuerzo consiste en asegurar el mayor éxito reproductivo posible para nuestra especie; en términos sociológicos, como ha mostrado Norbert Elias, la función del proceso civilizatorio es fundamentalmente la de reducir la incertidumbre respecto del futuro.
Aunque la "conducta" de los genes, según la conocida fórmula de Richard Dawkins, es egoísta, y el comportamiento social es cooperativo, ambos comparten un rasgo común: tanto las estrategias evolutivas como las civilizatorias están orientadas al futuro. Estilizadamente, podría decirse que en el proceso de construcción de la civilización el lugar de la fuerza es ocupado por la palabra: expresada como argumento, como contrato o como ley, la palabra permite saber que los conflictos de valores, de ideas o de intereses no pondrán en cuestión la existencia misma del futuro, como sí lo hace la violencia que, ejercida sobre los cuerpos, cancela todo porvenir posible.
Uno de los rasgos principales del esfuerzo civilizatorio, en su afán de brindar algunas certezas sobre las alternativas del porvenir, consiste entonces en el establecimiento de límites a las acciones del presente: reducir la incertidumbre y actuar en función de "un futuro mejor" exige definir qué conductas son posibles y cuáles no lo son. Pero lo posible, para serlo, debe ser antes verosímil, en el sentido de que debe parecer posible, debe poder ser imaginado antes de convertirse en realidad.
La sociedad argentina expande las fronteras de lo verosímil hasta volver habituales -algunos dirían "naturales"- conductas, prácticas o situaciones que no deberían ser posibles, y que alguna vez no lo fueron. Basta pensar en los recolectores de cartón entre la basura en la ciudad de Buenos Aires: lo que fue una respuesta urgente y desesperada en el momento de la virtual desintegración del Estado y del colapso de la sociedad, se convirtió en algo cotidiano. Aquello que no podía ser pensado se vuelve verosímil; lo verosímil, posible, y lo posible, real. Y lo real, una vez normalizado, convertido en algo natural, adquiere la apariencia de ser justo o, cuando menos, de ser algo que es parte "del orden de las cosas": formas inadmisibles de la miseria, pero también modos más vastos de la anomia o de la corrupción como los que son, hoy, frecuentes entre nosotros.
Como en el caso de las inferencias bayesianas (nombre que proviene del Teorema de Bayes), según las cuales a medida que las evidencias se acumulan se modifica el grado de creencia en una hipótesis, así las conductas individuales y colectivas se van modificando de acuerdo con la espesura de aquello que es verosímil o que es inverosímil en cada momento. La conducta individual y colectiva no se rige solamente por lo que está prohibido, o lo que es ilegal, sino por lo que no puede ser pensado porque la cultura lo expulsó, aunque más no sea provisoriamente, del campo de lo posible.
En cierto modo, la restricción de las fronteras de lo verosímil es la condición de posibilidad del futuro; lo que orienta las decisiones del presente en función de incrementar la probabilidad, como dice Rorty, de que el futuro sea algo mejor. Y, si bien no es fácil decidir qué significa "mejor", quizá sea posible acordar en que el futuro será mejor que el presente en la medida en que los problemas que debamos resolver entonces sean diferentes de los problemas que debemos resolver hoy y de los que debimos solucionar ayer. Sin embargo, la Argentina parece decidida a confrontar siempre con problemas semejantes. Para muchos, esos ciclos de repetición y de fracaso son la reiteración de la condena que los envía a la miseria y al abandono. Para otros, son el fundamento del escepticismo respecto del destino común. Para casi todos son una franquicia para el ejercicio del cinismo, un cinismo que vuelve posible lo impensable, lógico lo absurdo, verosímil lo que nunca debería acontecer.
Se habla mucho de la decadencia de nuestro país. Todo aquello con lo que es posible cuantificarla lo confirma: desigualdad, pobreza, ingresos, educación. Las sociedades humanas, a diferencia de las colonias de insectos sociales, están compuestas por individuos cooperadores que no son solamente, como los insectos, extensiones robóticas de un mismo genoma. Las sociedades en las que predominan los tramposos, escribió Edward Wilson, pierden ante las sociedades de los cooperadores. Cuán fuertemente organizada y regulada está una sociedad depende de la cantidad de cooperadores en oposición a la cantidad de tramposos. Hasta tanto la clase dirigente no sea nuevamente virtuosa, hasta que no actúe en función del futuro común, la tendencia de fracaso no podrá revertirse. Y, para eso, es imprescindible restringir las fronteras de lo verosímil, hacer que determinadas conductas no sean posibles, que determinadas conductas no puedan siquiera ser imaginadas. Volverlas, una vez más, inverosímiles..
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