jueves, 23 de marzo de 2017

RECONOCIMIENTOS

PASOS DESTEMPLADOS, segunda novela negra de Alejandro Marin,  es recomendada por LETRALIA, TIERRA DE LETRAS, (Letralia.com) la revista de los escritores hispanoamericanos en Internet.


Esta revista, fundada en el año 1996, posee un extenso archivo de obras, muchas de las cuales han alcanzado reconocimiento internacional.
En el año 2010 recibió un homenaje de la Universiadad de Zulia. Y en el año 2007 obtuvo el Premio Nacional del Libro de Venezuela, edición 2007, en la categoría Publicaciones Digitales como el mejor sitio electrónico que promociona el libro y la lectura.
En años anteriores, Letralia ha sido finalista en los premios Lo Mejor De Punto Com (2004 y 2005), de Venezuela, y en los premios Stockholm Challenge (2006 y 2008), de Suecia. 




La novela ESPERANDO EL DESTINO, tercera de Alejandro Marín, es recomendada por la revista CRITICA de Chile. (Critica.cl)

Critica.cl es una revista electrónica, económica y políticamente independiente que desde su fundación (1997) opera como un medio de difusión y discusión de ideas sobre literatura, arte y cultura en Chile y en América Latina.  De hecho, Crítica.cl es un puente cultural para el mundo académico e intelectual en lengua castellana que vincula a Chile de Arica a Punta Arenas y con América Latina y el resto del mundo iberoamericano o relacionado con él.
Le confiere seriedad a la revista la cuidadosa selección de autores (y colaboraciones), muchos de ellos docentes en las más reconocidas universidades del continente, de México a la Patagonia, y de América del Norte y Europa, sobre todo España.


viernes, 17 de marzo de 2017

LAS MUJERES QUE NO ERAN QUIENES DECIAN SER




LAS MUJERES QUE NO ERAN QUIENES DECIAN SER
author Alejandro Marin
Blog: cortemoslacarajo.blogspot.com

Rio de la Plata noir fiction
Two friends, an economist by profession and keen cook, and a police Commissioner former Chief of the Federal Police’s Complex Crimes Bureau, try to disentangle the mystery of the case which has fallen into their hands.
The story unfolds between Montevideo and Buenos Aires, sometimes separated by the river and others by an unequal context, in which the west bank lives ravaged by lies, corruption and the crude vindication of violence against the background of collective denial of the true facts which happened in a past laden with aggression and hostility towards those who thought differently.

The story fully describes the central characters who roam the different milieus which the investigators have to travel in a fraught search for truth.

Written in an entertaining style, lacking neither humour nor intelligent irony, the narrative leaves some space for the intricacies of Argentine economy and the description of tasty meals, sometimes with detailed stories and recipe. With the conviction that good food and drink, other than a healthy exercise for a better quality of life, also represent a platform from where to sharpen one’s wit and reflect on the events that help find the secrets one pursues.

Available (in spanish) AMAZON KINDLE store

miércoles, 15 de marzo de 2017

LA ARGENTINA Y LOS DERECHOS HUMANOS (VI)

Y  la sorpresa la dio el candoroso matrimonio Kirchner. Primero él y luego ella. Portadores de adolescencias varias, decidieron poner nuevamente el tema en actualidad. Por razones políticas seguramente. O vaya a saber por qué primitivos mecanismos mentales.
Dicen sus detractores que durante las épocas difíciles el matrimonio estaba mas ocupado en las tasas de interés que en el interés de la gente.
Esto, aparentemente cierto, explica esta cruzada de conversos acompañados por irresponsables, resentido y filibusteros.
Claro que el tema de los derechos humanos siempre es un algo hemipléjico. Siempre se es mas comprensivo con los amigos que con los ajenos. Y esto ocurre dondequiera se mire.
Por caso los estadounidenses, autoproclamados campeones de los derechos civiles, trataron de vestir la harto conocida tortura del submarino. Explicando que colgar al sospechoso de los pies facilita y acelera la conversación. Las palabras caen sin esfuerzo.
Y el bote de agua donde de tanto en tanto se sumerge la cabeza del contradictor, resulta necesario dado los climas tórridos donde se realizan tan deliciosas tertulias.
Por su parte el gobierno español amonesta con una palmadita en la espalda  a los buenos de los abuelitos Castro por no dejar salir a las gentes de la isla. Y mantener en prisión a algunos personajes  rarísimos que no están de acuerdo con tan dulces y bien intencionados viejecitos. Como se reta al hijo o al amigo por alguna travesura intrascendente.
Mientras fomentaba las andanzas de un moderno y togado Torquemada  que,  adjudicándose jurisdicción planetaria,  perseguía hasta en la isla de Monpracen a todos los que consideraba violadores de derechos humanos. Hasta que intentó indagar en algunos pecadillos del generalísimo y fue enviado a su casa.
Claro que con prescindencia de estos y otros chascarrillos, bienvenido sea este frenesí por los derechos de las gentes. Nos sirve para vacunarnos contra esa enfermedad autoinmune que vuelta a vuelta nos lleva a ungir como jefe al mas bellaco del barrio.
Pero lo novedoso es la utilización de los derechos humanos como arma política. Y claro que para eso se apuntan muchos.
Así que ahora les tocó ser juzgados y rejuzgados a  los ya ancianos militares. Para ello se olvidaron los principios mas elementales del derecho penal y no importó que ya concurran a las audiencias en sillas de ruedas, en camilla o con tubos de oxígeno.
Y que una vez producido el ajusticiamiento se pretenda enviarlos a una cárcel común, llevando sus camillas o respiradores a las mismas celdas de los pedófilos o asesinos seriales.
Y digo ajusticiamiento porque desde que se produce la denuncia ya se sabe que van a ser condenados. Son juicios sin incertidumbres porque los ajusticiados han sido despojados de todos sus derechos. Y el mismo juez que se apresura a dictar la libertad de un múltiple asesino del común, también se apresura a condenar al anciano que parece que hace cincuenta años cometió algún pecado. Capital o venial. No importa. Lo que importa es el ejemplo. La cabeza que hay que ofrecer.
Y claro que continúan apareciendo cachafaces poco memoriosos  que de pronto recuerdan que hace treinta años fueron torturados y plantean nuevas demandas contra los agotados ancianos.
Claro que la sentencia les sirve para presentar en alguna ventanilla y así lograr que los contribuyentes  les recompensen las penurias que dicen haber sufrido. Por que los derechos humanos se han convertido en un magnífico negocio.
Para poder apreciarlo, se puede ver el notable emprendimiento montado por la encantadora dama que encabeza a las madres circulantes. Que además de dinero para hacer viviendas, que parece que nunca se hicieron en el número que justifique los montos entregados, incluye hasta una universidad en la que solo Dios sabe que enseñan.
Sin olvidar otros aspectos ya insólitos de esta cruzada.  Como el afán de algunos jueces para tomar compulsivamente muestras de los fluidos de los viandantes con el objeto de determinar su eventual relación de parentesco con algún desaparecido. Sin duda una notable expresión de respeto a la intimidad de las personas.
O el intento para que algún otro juez complaciente le prohiba a un señor usar el apellido que la caiga en ganas. O el pedido de renuncia a otro señor, que cree que la cantidad de desaparecidos nunca llegó al número mágico santificado por las tribus urbanas. Sin poder apreciar, claro, que  un solo desaparecido es un escándalo de la razón.
Así que el adolescente matrimonio que vino del frío puso nuevamente el tema en actualidad, nos devolvió al pasado, fomentó magníficos negocios,  arrojó a una nueva hornada de ancianos a la cárcel. Y fundamentalmente banalizó los derechos de las gentes. De todas las gentes.


jueves, 9 de marzo de 2017

ESPERANDO EL DESTINO



Otra novela de  Alejandro Marin

Historia  que comienza en una fiesta de beneficencia en el sur de España; pasa por Asunción, capital del Paraguay; por ciudad del Este, capital de ilicitudes; por zonas depauperadas de la Argentina y recala en Buenos Aires.
Nuestro  ya amigos, Jordi Gonorria, economista y cocinero y el ex comisario Quito Verdudo, se dan de cara con mafias dedicadas al tráfico de personas y con los políticos que las apañan.
Una historia dura, trazada por la fatalidad del destino, que así como nos divierte en algunos pasajes, en otros nos carga con la angustia que produce esta moderna manera de esclavizar y de abusar de los desamparados.
Como es costumbre, los acompañan los amigos de siempre y personajes surgidos de la historia, de la literatura y hasta de la cinematografía. Y finalizan tropezando con revelaciones sobre temas de máxima actualidad e interés.
En el itinerario, nuestro economista cocinero disfruta de a ratos y sobrelleva de a otros sus  jeroglíficos sentimentales y eróticos. Y se da tiempo para ofrecernos apetitosos platos,  historias de ollas y sartenes y actualidades sobre economía y sobre economistas.
Una amena narración que transcurre en las postrimerías de la estrafalaria “década ganada”.


Disponible para la compra en  Tienda KINDLE de AMAZON

MAESTRAS CON HIYAB Y OTROS DISPARATES



De aquí a un par de años –si es que no ha ocurrido ya– saldrá de las facultades españolas una promoción de jóvenes graduadas en Educación Infantil y Primaria, entre las que algunas llevarán –lo usan ahora, como estudiantes– el pañuelo musulmán llamado hiyab: esa prenda que, según los preceptos del Islam ortodoxo, oculta el cabello de la mujer a fin de preservar su recato, impidiendo que una exhibición excesiva de encantos físicos despierte la lujuria de los hombres.
Ese próximo acontecimiento socioeducativo, tan ejemplarmente multicultural, significa que en poco tiempo esas profesoras con la cabeza cubierta estarán dando clase a niños pequeños de ambos sexos. También a niños no musulmanes, y eso en colegios públicos, pagados por ustedes y yo. O sea, que esas profesoras estarán mostrándose ante sus alumnos, con deliberada naturalidad, llevando en la cabeza un símbolo inequívoco de sumisión y de opresión del hombre sobre la mujer –y no me digan que es un acto de libertad, porque me parto–. Un símbolo religioso, ojo al dato, en esas aulas de las que, por fortuna y no con facilidad, quedaron desterrados hace tiempo los crucifijos. Por ejemplo.
Pero hay algo más grave. Más intolerable que los símbolos. En sus colegios –y a ver quién les niega a esas profesoras el derecho a tener trabajo y a enseñar– serán ellas, con su pañuelo y cuanto el pañuelo significa en ideas sociales y religiosas, las que atenderán las dudas y preguntas de sus alumnos de Infantil y Primaria. Ellas tratarán con esos niños asuntos de tanta trascendencia como moral social, identidad sexual, sexualidad, relaciones entre hombres y mujeres y otros asuntos de importancia; incluida, claro, la visión que esos jovencitos tendrán sobre los valores de la cultura occidental, desde los filósofos griegos, la democracia, el Humanismo, la Ilustración y los derechos y libertades del Hombre –que el Islam ignora con triste frecuencia–, hasta las más avanzadas ideas del presente.
Lo de las profesoras con velo no es una anécdota banal, como pueden sostener algunos demagogos cortos de luces y de libros. Como tampoco lo es que, hace unas semanas, una juez –mujer, para estupefacción mía– diera la razón a una musulmana que denunció a su empresa, una compañía aérea, por impedirle llevar el pañuelo islámico en un lugar de atención al público. Según la sentencia, que además contradice la doctrina del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, obligar en España a una empleada a acatar las normas de una empresa donde hombres y mujeres van uniformados y sin símbolos religiosos ni políticos externos, vulnera la libertad individual y religiosa. Lo que significa, a mi entender –aunque de jurisprudencia sé poco–, que una azafata católica integrista, por ejemplo, acogiéndose a esa sentencia, podría llevar, si sus ideas religiosas se lo aconsejan, un crucifijo de palmo y medio encima del uniforme, dando así público testimonio de su fe. O, yéndonos sin mucho esfuerzo al disparate, que la integrante de una secta religiosa de rito noruego lapón, por ejemplo, pueda ejercer su libertad religiosa poniéndose unos cuernos de reno de peluche en la cabeza, por Navidad, para hacer chequeo de equipajes o para atender a los pasajeros en pleno vuelo.
Y es que no se trata de Islam o no Islam. Tolerar tales usos es dar un paso atrás; desandar los muchos que dimos en la larga conquista de derechos y libertades, de rotura de las cadenas que durante siglos oprimieron al ser humano en nombre de Dios. Es contradecir un progreso y una modernidad fundamentales, a los que ahora renunciamos en nombre de los complejos, el buenismo, la cobardía o la estupidez. Como esos estólidos fantoches que, cada aniversario de la toma de Granada, afirman que España sería mejor de haberse mantenido musulmana.
Y mientras tanto, oh prodigio, las feministas más ultrarradicales, tan propensas a chorradas, callan en todo esto como meretrices –viejo dicho popular, no cosa mía– o como tumbas, que suena menos machista. Están demasiado ocupadas en cosas indispensables, como afirmar que las abejas y las gallinas también son hembras explotadas, que a Quevedo hay que borrarlo de las aulas por misógino, o que las canciones de Sabina son machistas y éste debe corregirse si quiere que lo sigan considerando de izquierdas.

Y aquí seguimos, oigan. Tirando por la borda siglos de lucha. Admitiendo por la puerta de atrás lo que echamos a patadas, con sangre, inteligencia y sacrificio, por la puerta principal. Suicidándonos como idiotas.


Publicado el 5 de marzo de 2017 en XL Semanal.

sábado, 4 de marzo de 2017

LA ARGENTINA Y LOS DERECHOS HUMANOS (V)

Durante el primer gobierno democrático los terroristas atacaron un cuartel militar. Y los mas extremistas de los uniformados, de la otra mano, también acorralaron al gobierno con asonadas militares.
Ante este vendaval  de dolor, odio y resentimiento, el presidente asumió su responsabilidad con las leyes de “punto final” y “obediencia debida”.
Por tal decisión pacificadora fue acusado, por los partidarios de los terroristas y por politiqueros de segunda división, de no continuar con la epopeya justiciera de la nueva inquisición. 
Tampoco fueron fáciles los inicios del segundo gobierno democrático. Pero casi cinco años pasados en prisión y en condiciones indignas, seguramente le sirvieron al nuevo presidente para mirar el tema con manga ancha. Y a decidir  que el camino  era la pacificación de los espíritus. Y así perdonó a los unos y a los otros. Hasta a los militares que, asonada mediante, pretendieron condicionar su gobierno.
Hay que explicarle a los que no los vivieron que no fueron tiempos fáciles. Por eso la historia hay que analizarla en el contexto de su época.
Claro que, aún con mas intensidad que el primer presidente, también fue acusado de cómplice de los violadores de los derechos humanos.
Y es natural. Había y aún hay mucho dolor y resentimiento. Y frente a ellos no se pueden exigir razones.  Los años transcurridos siempre serán pocos para cerrar las heridas provocadas por el dolor de la pérdida. Pocos también para abandonar la reflexión sobre una conducta colectiva que permitió que se llevara la vida de nuestros vecinos.
Pero muchos para que una sociedad no comprenda que nada se puede construir sobre la militancia del odio y del resentimiento.
El breve periodo del tercer presidente democrático tampoco alteró demasiado esa intención pacificadora.
Pero Argentina es la tierra de las sorpresas.

jueves, 2 de marzo de 2017

GENTE CINICA Y JODIDA

Queremos que todo cambie, pero seguir siendo los mismos. Queremos, a la vez, que ese cambio sea rápido y definitivo. Queremos subir subsidios y bajar el gasto; bajar impuestos y subir el gasto, tomar crédito y bajar el déficit, bajar el gasto y subir el gasto.
Nos preguntamos cuánto más van a tardar en convertir a los noventa mil policías de la bonaerense en oficiales honestos, amables y eficientes. ¿Todavía no terminaron?
Queremos maestros que nunca sean evaluados sino por sí mismos y, en cualquier caso, queremos prohibir la difusión de las evaluaciones al público: si el maestro es un inútil debe ser una sorpresa del ciclo lectivo.
Queremos que los empleados estatales se esfuercen en su trabajo pero les pagamos a todos igual.
Tenemos una curiosa idea del dinero: pensamos que estuvo, que está y que estará. La riqueza es como un árbol de oro del que uno va sacando ramitas: nadie lo generó, nadie debe mantenerlo.
Un tercio de nosotros trabaja y paga impuestos, otro tercio trabaja pero no los paga y el tercio final no trabaja.
El ultimo informe de competitividad del World Economic Fórum calcula la tasa impositiva total tomando en cuenta ganancias, impuestos sobre la renta, contribuciones sociales y laborales a cargo del empleador, impuestos sobre transmisiones patrimoniales, impuestos sobre el volumen de negocios y otros impuestos: Argentina encabeza el ranking mundial de presión tributaria con una tasa impositiva total del 137,4%.
Una familia con un solo integrante trabajador asalariado en el sector formal deberá trabajar por lo menos 211 días sólo para pagar al Estado los impuestos de este año. Así, en caso de no pagar Ganancias, su día de la “independencia tributaria” será el 21 de junio, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que señala la carga tributaria formal integral entre un 47,5% y el 57,9% del ingreso total (incluyendo contribuciones patronales) de una familia. De ahí sale la plata que parece generarse sola.
Hacemos negocios con la plata del Estado o la de otro: nos quejamos de que no “llegan” inversiones.
Esperamos que los demás pongan su dinero donde nosotros no estamos dispuestos a poner el nuestro.
Somos expertos en mercados controlados y mucho más expertos si tenemos amigos en la agencia de control.
Votamos cambiar pero, en el fondo, la mitad del país no quiere hacerlo: cambiar significaría trabajar en serio, perder privilegios corporativos, someternos a perder lo que logramos currar.
Queremos que las cosas cambien, pero, a la vez, mantenemos abiertas discusiones tan básicas que impiden que el país progrese. ¿A esta altura del partido tenemos que definir el perfil productivo de la Argentina? ¿Queremos armar tanques o producir rabanitos? Hoy llamamos “industria” a la producción de telgopor y manuales en español, “protección” al sobre precio textil que encarece la ropa para los más pobres. ¿Dónde está el costo argentino? ¿En el salario o en el margen de ganancia de las empresas?
¿Queremos que el cambio –algún cambio- se produzca?
¿Para que se votó contra el kirchnerismo? ¿Para moderar el choreo? ¿Para eliminarlo? ¿Para cambiar la Argentina? ¿Y por cuanto tiempo estamos dispuestos a hacerlo?

Todos reconocemos la crisis, pero no estamos dispuestos a sacrificio alguno para enfrentarla. ¿Ya está? ¿Ya termino? ¿Ya se arreglo todo? ¿Ya se hicieron honestos los jueces, terminaron los piquetes, la inflación bajó y apareció el crédito y, sobre todo, ya estamos en superávit? Somos, realmente, gente bastante cínica y jodida.

Jorge Lanata
diario Clarin
25/2/2017