lunes, 7 de mayo de 2012

UN CACHO DE RESPETO





El "revival" del tema Malvinas, en ocasión de los treinta años del disparate, ha condenado a los ciudadanos a ver y naturalmente a escuchar a todo tipo de personajes que opinan y, en general pontifican. sobre este conflicto.
Y está muy bien. Porque parece que se trata de un tema muy importante para los argentinos.
Lo que no está muy bien es hablar sin conocer, mentir conociendo y faltar el respeto.
Esto no esta muy bien para nada.
Aunque también hay que aceptarlo. Porque vivimos en una sociedad que ha perdido todo respeto por el conocimiento y por la especulación intelectual. En una sociedad que acepta como normal que cualquiera hable sin conocer de cualquier cosa. Y hasta que lo haga en una forma ramplona y agresiva.
Pero claro, no vale la pena insistir sobre esto, porque la degradación que causa la sufrimos en este mal vivir que tenemos los argentinos. Y que uno se pregunta si ya es para siempre.
Asi que me voy a limitar a pedir un cacho de respeto. Un cacho de respeto para el señor Guido di Tella.
Y lo voy a hacer desde la sorpresa y el malestar. La sorpresa y el malestar que me causa no escuchar una voz que rescate de la insidia y del macaneo a un intelectual que le dio lustre a la cancillería argentina.
Porque con el señor di Tella se podrá estar totalmente de acuerdo o profundamente en desacuerdo. Pero no se lo puede dejar de respetar.
¿Quien es y que hecho el señor di Tella? 
Por de pronto - y como habrán descubierto - se trataba de un "señor". Era "gente", como diría mi abuela.Lo que no es poco por estos tiempos.
Tuvo una sólida formación académica. Bachiller de la escuela Argentina Modelo, ingeniero de la Universidad de Buenos Aires, doctorado en economía en el M.I.T.
Docente en la U.B.A, en la Universidad Católica Argentina y en el Saint Antony’s College, de la Universidad de Oxford. 
En los años 60 creó con su hermano el celebérrimo Instituto di Tella. Tal vez la acometida cultural mas importante de la segunda mitad de siglo pasado en una ciudad como Buenos Aires que todavía brillaba como foco de ilustración.
En 1991 fundó la Universidad di Tella. Y el que quiere sabe que la universidad di Tella es un centro de excelencia dentro del pobre universo educacional de la Argentina de hoy.
Pagó su precio por la actividad política. Detenido en 1976 y confinado en un barco en el puerto de Buenos Aires, una vez liberado se exilió en Gran Bretaña, donde fue docente en Oxford.
Fue canciller durante casi nueve años. Desde de febrero de 1991 hasta diciembre de 1999.
El objetivo central de la política llevada a cabo durante su gestión fue ambicioso. Dejar la posición clásica de la Argentina dentro de los países no alineados o lo que se dio en llamar el tercer mundo para incorporarlo al conjunto de países desarrollados.
Para ello mantuvo una estrecha relación con los países centrales y especialmente con los Estados Unidos.
Para explicar esta política dijo: 
"La aceptación de liderazgos políticos de parte de una gran potencia de predominio natural en la región del mundo en que un país está ubicado, lejos de indignidad, es sensatez... ¿Qué duda cabe que para muchos gobernantes y dirigentes políticos, los gestos de desafío a los grandes del mundo generan un intenso placer? Nosotros renunciamos a esa gratificación porque estamos conscientes de que ese beneficio emocional es para el gobernante, mientras que los costos generados por esos gestos los debe soportar el pueblo"
También dijo:
"Uno de los problemas básicos de Argentina fue, durante muchos años, su política de aislamiento con respecto a las corrientes mundiales culturales, económicas y políticas... Esta actitud aislacionista llevó a tener también una actitud de confrontación con los principales países del Mundo... Lo que hemos hecho, básicamente, empezando en 1983, pero sobre todo en 1989, fue un cambio de alianzas o de perspectivas. Nos veíamos con problemas comunes con los países del llamado Tercer Mundo, y nos regodeábamos en una situación que tiene que ser visualizada por todos los países del mundo, como una situación transitoria no deseada... Con Estados Unidos estuvimos al borde de celebrar 100 años de mala relación. Esto, en las décadas de 1920 o 1930, no tenía costo alguno para Argentina, después empezó a tener costos crecientes... No puedo pedir que ahora alguien dé las gracias por el gran invento argentino de mantener buenas relaciones con Chile y con Estados Unidos... Algunos dicen que nuestra política es frívola. Bueno, en cierto sentido lo es. No hablamos de grandes principios, de grandes glorias, sino de cosas prácticas: de cuánto nos prestan, a qué tasa de interés.. Argentina se ha vuelto hoy un país claramente confiable en el Mundo, bajo estándares de confiabilidad que existen en el mundo, es decir, no inventamos un estándar de confiabilidad especial para nosotros" 
Su marca registrada fue un estilo irónico y mordaz que sirvió para definir con claridad el camino elegido. Así denominó a su alianza con los Estados Unidos como "relaciones carnales". Y ante las burlas que recibió por su búsqueda de buenas relaciones con los habitantes de las islas Malvinas, manifestó en una reportaje que prefería que" los kelpers nos consideren boludos a peligrosos"
Por cierto que esta política tendrá tantos aplausos como silbidos. Pero vale la pena detenerse en los resultados.
Durante su primera época como canciller llevó adelante las negociaciones con Chile para solucionar las disputas pendientes en torno a los hielos patagónicos y Laguna del Desierto.
Muchos años de desencuentros y desconfianza, que casi nos llevan al absurdo de una guerra en 1978, fueron superados. Primero por el canciller Dante Caputo y luego por Guido di Tella, quien a diferencia de lo que es clásico en Argentina, continuó las negociaciones que permitieron convertir a la frontera con Chile en punto de encuentro entre países amigos.
Por la misma época se produjo la invasión de Irak a Kuwait y su amenaza sobre Arabia Saudita. Como respuesta a estos sucesos, el 16 de enero de 1991 una coalición internacional de 31 países liderada por Estados Unidos y bajo mandato de la Naciones Unidas, inició una campaña militar con el fin de obligar al ejército invasor a replegarse de Kuwait, atendiendo a la resolución Nº 660 de la ONU, aprobada por la Liga Arabe. Por primera vez la Argentina participó de un campaña de este tipo.
Bajo la denominación de Operativo Alfil, la Armada Argentina envió al destructor Almirante Brown y a la corbeta Spiro. Primero en el control del tránsito marítimo y embargo de materiales. La misión posteriormente se amplió al mantenimiento de las líneas de comunicaciones marítimas para las fuerzas de la Coalición, patrulla de área en soporte de dichas fuerzas y escolta del tren logístico desde Omán hasta la costa kuwaití, donde estaban en estación permanente los buques capitales (portaaviones, cruceros, portahelicópteros) de la coalición. Esta ampliación de la misión original fue permitida por la Ley 23904 del Congreso de la Nación, que facultó al Poder Ejecutivo Nacional para autorizar una participación más activa en las operaciones.
Está incursión en el escenario mundial le dio una notable visibilidad a la Argentina. Aunque, por cierto, fue muy criticada con tono grueso por los que prefieren quedarse en el rancho tomando mate y viendo el mundo a través de un televisor armado en Tierra del Fuego, mientras ven pasar a los miserables pidiendo pan. Para no hablar de los mala uva que responsabilizaron al canciller por los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA.
A partir de allí, las fuerzas armadas argentinas tuvieron una activa y destacada participación en varios escenarios mundiales, integradas a los cascos azules de las Naciones Unidas. Me viene a la memoria – aunque no recuerdo el apellido – un general argentino que comandó a las fuerzas internacionales – incluida las de Gran Bretaña - en un zona caliente como es – o era - la frontera entre los griegos y los turcos en Chipre.
También permitió que la Argentina fuera incorporada como aliada extra zona a la NATO. Y que fuéramos una de los pocos países cuyos ciudadanos podían viajar a los Estados Unidos sin necesidad de visa.
Otro de los logros particularmente importante del canciller di Tella fue la creación de los Cascos Blancos.
La propuesta de su creación fue aprobada y adoptada por las Naciones Unidas en 1994. Su objetivo es participar en escenarios de desastres naturales o provocados y crisis socio-económicas, empleando el trabajo voluntario y la gestión del apoyo financiero internacional.
Así han actuado conteniendo incendios forestales en Brasil; colaborando en Honduras después de un huracán; realizando trabajos de reconstrucción en India después del terremoto de Guajarat; brindando ayuda humanitaria en Irán después de un terremoto; en el aprovisionamiento de equipos de emergencia y asistencia humanitaria a las víctimas del huracán Katrina en Estados Unidos entre otros escenarios.
También se destacó por su política con Gran Bretaña, tendiente a restañar las heridas dejadas por los episodios de 1982 y a crear caminos posibles para mantener vigente el reclamo argentino por Malvinas.
Se restablecieron las relaciones diplomáticas bajo la fórmula que se denominó del "paraguas". El objetivo era restablecer las relaciones comerciales evitando confrontar por el tema Malvinas sin lesionar el reclamo argentino. 
Estás relación tuvo grandes progresos en diferentes campos. Y así lo definió el canciller: "No obstante estos progresos, persiste un punto muy sensible en nuestra relación con el Reino Unido: la cuestión de las islas Malvinas. Nuestra posición histórica tiene sobrados avales jurídicos. Nada nos impide a argentinos y británicos la búsqueda de caminos creativos para un diálogo que nos lleve hacia una solución justa y satisfactoria para ambas partes. El fin de la Guerra Fría demostró que problemas mucho más complejos han sido resueltos mediante el diálogo franco, abierto e inspirado por la voluntad de llegar a acuerdos aceptables. Sólo hacen falta decisión y audacia"
Como coronación de esta política, en 1998 el presidente Menem realiza una visita oficial a Gran Bretaña. Visita que fue calificada de un gran éxito por el vizconde Montgomery, vicepresidente del grupo multipartidario británico – argentino en el Parlamento del Reino Unido. 
"Encontré que la visita de Menem fue un gran éxito en todo sentido, como también un reconocimiento en sí mismo dado que fue el primer presidente de la Argentina que vino en 37 años", sostuvo lord Montgomery. 
"La relación va más y más adelante, tal vez más que antes del conflicto", agregó.
Y es que di Tella había comenzado lo que llamó su política de seducción con los habitantes de Malvinas, convirtiéndose – en el decir de una periodista que visitó las islas – en una institución entre ellos.
Los niños recibían de obsequio libros para su edad como el del osito Winnie de Pooh y videos del personaje infantil Pingu. También recibían fotos de la familia di Tella y el libro El Principito.
Incluso se comunicaba por teléfono con sus habitantes para saludarlos para las fiestas y se carteaba con funcionarios malvinenses.
Producto de esa política - "naif" si se quiere – pudo organizar una reunión con el canciller británico Robin Cook y con representantes de los malvinenses y reiniciar los vuelos comerciales entre Argentina y las Malvinas.
Pero, sobre todo, comenzó a restañar las heridas profundas que había dejado el conflicto armado.
En el año 1999 se constituye los que se conoce como el G-20. Se trata del foro constituido por siete de los países más industrializados (G-7), más Rusia más once países recientemente industrializados y la Unión Europea.
Y por cierto que la Argentina fue invitada a participar como miembro.
El G-20 se convirtió en el principal foro de discusión de la economía mundial y la reunión inaugural se llevó a cabo en Berlín, del 15 al 16 de diciembre de 1999, organizada por los ministros de finanzas de Alemania y Canadá.
De esta manera el canciller di Tella dejaba a la Argentina como un miembro pleno en el escenario económico y político internacional.
Como señala Juan Carlos de Pablo, "Guido no merecía vivir amargado su último par de años de vida, por un proceso judicial referido a la venta de armas (¿qué "pecado" pudo haber cometido al respecto?) …quien en función de su cuna podría haberse dedicado al dolce far niente y prefirió laburar y militar políticamente… dijeron admirablemente Jose Maria e Irene Dagnino Pastore, en una participación publicada en La Nación : espíritu amplio y solidario; voluntad de búsqueda y servicio; tu humanismo y tu obra te trascienden"
Coincidí varias veces con él en el bar La Rambla, donde acostumbraba a ir a comer un sándwich con su mujer. Como lo que era: un ciudadano más.
Con esa sencillez que yo solo vi en Federico Storani cuando era ministro del interior, con quien también coincidí alguna noche en un pequeño bar restaurante de la calle Uruguay, donde acostumbraba comer con su familia. O en Roberto Ares, dos veces ministro, que iba y volvía desde su casa en Belgrano a su oficina en el centro en el democrático colectivo.
El valor de la austeridad y del sentir republicano, tan alejado del boato, la chabacanería, el helicóptero, Puerto Madero y las revistas de actualidades banales, todas marcas registradas de cualquier poligrillo que por estos tiempos pasa de político.
Así que no pido demasiado.
Solo un cacho de respeto.

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