sábado, 2 de enero de 2016

LOS PARTIDARIOS DEL FRACASO

Dicen que Brasil es el país del futuro y que, gracias al talento notable de los políticos brasileños para decepcionar a los optimistas, siempre lo será. ¿Y la Argentina? Para desconcierto de quienes creen que, de proponérselo, podría convertirse pronto en uno de los países más ricos del planeta ya que cuenta con todos los recursos naturales y humanos necesarios para lograrlo, por motivos supuestamente éticos, buena parte de sus elites culturales y políticas ha preferido mantenerla subdesarrollada.
Es que a muchos no les gusta para nada el capitalismo. Les parece cruelmente exigente. Incluso la variante socialdemócrata que se encuentra en los países escandinavos y otros del norte de Europa les parece indigna de su aprobación. Si bien los políticos y politizados, los del “círculo rojo”, suelen hablar como izquierdistas, en el fondo la mayoría es llamativamente conservadora; se aferra con tenacidad a un orden que es mucho más corporativista que marxista o socialista, uno que ha resultado ser incompatible con el progreso económico y social que, ya es evidente, depende de la capacidad de los distintos países para manejarse en el mundo del capitalismo liberal globalizado por tratarse del único sistema que funciona relativamente bien.
No les impresiona el hecho de que todas las presuntas alternativas al capitalismo democrático han fracasado: algunas, de manera catastrófica al ser sacrificadas como cobayos decenas de millones de personas en experimentos revolucionarios; otras, entre ellas la improvisada por los kirchneristas, de forma más suave, ya que los aspirantes a rescatar al pueblo de las garras del “capitalismo salvaje” se limitaron a depauperarlo.
Así las cosas, dista de ser fácil el desafío que enfrentan el presidente Mauricio Macri y sus coequiperos. Además de tener que reparar los daños provocados por los kirchneristas que, al combinar rapacidad, militancia política, desidia y fe ciega en un relato disparatado, se las arreglaron para entregarles una herencia atroz, les será necesario convencer a los sectores ciudadanos más influyentes de que no hay más opción que la de acatar las reglas que rigen en el mundo desarrollado donde detalles como la seguridad jurídica y el respeto por los acuerdos no son considerados conceptos horribles, como dijo una vez un tal Axel Kiciloff. Por motivos que podrían calificarse de políticos, a los macristas les sería muy tentador aprovechar un eventual éxito inicial para darse un respiro y tratar de congraciarse con el grueso de la clase política nacional, demorando así muchos cambios estructurales sin los cuales la Argentina no logrará dejar atrás más de un siglo de frustraciones.
El camionero Hugo Moyano no es el único que detecta un “olor a los 90” en la estrategia emprendida por Macri. En la Argentina, parecería que abundan los convencidos de que el derrumbe que siguió al colapso de la convertibilidad mostró de una vez y para todas que el capitalismo no sirve para nada y que por lo tanto sería mejor mantenerlo a raya, como si el sistema económico vigente en todos los países desarrollados se caracterizara por nada más que la voluntad de los gobiernos de defender cueste lo que costare una moneda sobrevaluada, alternativa esta que, dicho sea de paso, los macristas acaban de repudiar al desmantelar el cepo.
Sea como fuere, acaso convendría más preguntarnos si una sociedad tan reacia como la argentina a soportar por mucho tiempo la estabilidad monetaria sería capaz de prosperar aun cuando el Gobierno hiciera todo bien. La convertibilidad resultó ser demasiado rigurosa porque los políticos y empresarios locales, lo mismo que sus equivalentes griegos cuando su país adoptó el euro, no tardaron en encontrar el modo de burlarse de los límites fijados por la realidad económica.
La hostilidad hacia el capitalismo tal y como lo practican en otras latitudes se ve acompañada por la convicción de que aquí nunca funcionan las recetas foráneas. Quienes piensan así insisten en que la Argentina es tan diferente que sólo a un ignorante se le ocurriría prestar atención a técnicos extranjeros que hablan de lo peligroso que es permitir que la inflación se vuelva crónica o lo bueno que sería abrirse a la inversión.
Pues bien, aunque es innegable que los voceros de instituciones como el Fondo Monetario Internacional propenden a subestimar la importancia de las inasibles idiosincrasias nacionales, la verdad es que no tienen más alternativa que la de fingir creer que todos los distintos países se asemejan y que sería injusto discriminar en desmedro de los rezagados explicándoles que deberían conformarse con una economía de segunda. Al fin y al cabo, no pueden decir que saben muy bien que sería inútil aconsejar a un mandatario latinoamericano o africano actuar como si estuviera a cargo de Alemania, Suiza o el Japón, de suerte que no valdría la pena pedirle esforzarse por solucionar problemas atribuibles a su propia irresponsabilidad o a la de sus antecesores. En este ámbito como en tantos otros, los funcionarios internacionales se sienten obligados a dar por descontado que, a pesar de las apariencias, todos los países, como todas las personas, son igualmente “competitivos”.
De todo modos, ya es tradicional que, luego del enésimo desastre ocasionado por populistas resueltos a probar que es perfectamente posible vivir por encima de los medios disponibles, un gobierno nuevo procure complacer a “los mercados” por entender que siempre tendrán la última palabra; ni siquiera Estados Unidos puede darse el lujo de desdeñarlos por mucho tiempo. ¿Tendrá más éxito el gobierno de Macri que otros, militares o civiles, que a través de los años han querido poner fin a la larga y terriblemente infructuosa rebelión nacional contra el capitalismo liberal que han protagonizado el grueso de la clase política y sus aliados intelectuales, para poder emular a aquellos países de Europa, América del Norte, Asia oriental y Oceanía que conforman el mundo desarrollado? Parecería confiar en que será posible las muchedumbres que festejaban su llegada al poder gritando “sí se puede”, imitando de tal manera a los admiradores de su homólogo norteamericano Barack Obama, pero tal vez pensaban en otra cosa.
Los populistas esperan que Macri no logre apartar el país del rumbo ruinoso que retomó hace más de una docena de años, ya que es de su interés que la Argentina siga siendo una fábrica de pobres, una desgracia que, huelga decirlo, atribuyen automáticamente a la maldad ajena. Se trata de una forma llamativamente perversa del nacionalismo autocompasivo, conforme a la cual el fracaso es evidencia de superioridad moral, que subyace en el rencoroso credo kirchnerista. Ya antes de que Cristina se viera constreñida a abandonar la Casa Rosada y la Quinta de Olivos, sus amigos pusieron en marcha la batalla cultural – ellos dirían “la resistencia” – contra el macrismo, tratándolo como un movimiento ultraderechista maligno que, para su horror, está dispuesto a anteponer por un rato la producción a la redistribución del ingreso.
En la Argentina, los gobernantes suelen ser abogados, lo que a primera vista parece un tanto paradójico, ya que con escasas excepciones los dirigentes políticos no se destacan por su voluntad de respetar la ley, pero puede que haya sido a causa de las “deformaciones profesionales” que tantos adquirieron como estudiantes de derecho que han manejado tan mal la economía nacional. El que Macri sea un ingeniero con cierta experiencia en el mundo empresarial de por sí supone una diferencia significante, puesto que, como buen pragmático, tiende a interesarse más por los resultados concretos de las iniciativas que por sus presuntos méritos teóricos, pero, le guste o no, tendrá que resignarse a negociar con miles de personas que se formaron en las facultades de derecho y son expertos consumados en el arte de formular argumentos a favor o en contra de virtualmente cualquier cambio. Como ya se habrá dado cuenta, hacerlo será bastante difícil, sobre todo si la Corte Suprema opta por defender el statu quo; hasta algo tan sencillo como un aumento de tarifas eléctricas podría suponerle una interminable ordalía judicial.
Por ser tan completo el desastre que han dejado Cristina y su factótum Axel, el presidente Macri, el ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat Gay y los demás funcionarios del nuevo gobierno tendrán que apurarse, tomando una medida polémica tras otra, con la esperanza de que los beneficios aparezcan muy pronto, antes de que los contrarios al “rumbo” que han elegido logren reagruparse. Aunque en términos estratégicos no cabe duda de que les es forzoso concentrarse en impulsar la productividad de la maltrecha economía nacional, de ahí el levantamiento del cepo a pocos días de la inauguración y la decisión de dar al campo mucho de lo que desde hacía años reclamaba, en el transcurso de la campaña electoral, ellos mismos minimizaron la gravedad de las dificultades que les aguardarían por temor a asustar a los votantes hablándoles de cosas feas por venir. ¿Fue un error? Es posible, pero parecería que, por ahora al menos, la mayoría encuentra razonable la serie de “emergencias” que se ha declarado y está dispuesta a dar al gobierno el beneficio de la duda.


James Nielsen
28/12/2015
Revista Noticias

domingo, 27 de diciembre de 2015

LORD KEYNES

La ya célebre crísis de las hipotecas llevó a los expertos y seudo expertos a abrevar en John Maynard Keynes, seguramente el mas célebre de los economistas,  para tratar de encontrarle la vuelta al incordio. Y para no ser tenidos en menos,  el conjunto de ignorantes e indocumentados que  convirtieron al país en  una casa de putas con balcones a la calle hasta hace pocos días, recurrieron a los resaberes de Lord Keynes para justificar sus recurrentes desaguisados.

Así que resulta tan interesante como divertido conocer a este extraordinario personaje. Ya no en su aspecto intelectual, que requiere ciertos conocimientos de la materia económica, sino como ser humano de carne y hueso.   

Y quien era don Keynes en carne y hueso?

El padre, profesor de economía y filosofía de Cambridge y la madre una de las primeras mujeres que logró estudiar en una universidad británica.  Para mas, su hermana casada con un premio Nobel. Es decir que era gente que siempre encontraría temas para conversar durante las comidas. Cuando tenían ganas de hablar, claro.
Y de ese entorno familiar pasó a compartir experiencias con los Apóstoles de Cambridge. O la Cambridge Conversazione Society.
Y que era esto?  Una sociedad secreta de la élite intelectual de la Universidad de Cambridge. Se reunían los sábados a debatir mientras comían sardinas en pan tostado, las llamadas whales (ballenas).La comida inglesa nunca ha sido gran cosa.
Estos Apóstoles, originalmente doce – de ahí el nombre, como se habrán dado cuenta -  se hicieron famosos fuera de Cambridge, en los años anteriores a la Gran Guerra, con el auge del grupo de intelectuales conocidos como Grupo de Bloomsbury.  Conjunto de tipos y tipas de cabeza gorda dedicados  a  distintos campos del pensar. Y del hacer.
Se llamó así porque comenzaron reuniéndose en la casa de Virginia Woolf , cuando aún era soltera y conocida como Stephen. Esta casa quedaba en el barrio londinense de Bloomsbury, barrio que rodea al Museo Británico. Conformaban un grupo heterogéneo que no simpatizaba ni con la religión ni con la moral victoriana ni con las convenciones. Y se me ocurre que mucho menos con los palurdos. Liberales y humanistas, en su mayoría se habían educado en el Trinity Collegue de Cambridge o en el King Collegue de Londres.
Así que Lord Keynes seguía rodeado de gente llena de temas para hablar.
Y era gente conocida?
Pues vea usted. Le tiro algunos nombres.
Se acuerdan de Virginia Woolf? Al menos se acordarán o se habrán enterado del film “Quien le teme a Virginia Woolf”, interpretado por Richard Burton y Elizabeth Taylor.
Los que saben la tienen como una de las mas destacadas figuras del modernismo literario del siglo XX. Su marido fue el también escritor y editor Leonard Woolf. Pero a pesar que la pareja compartió un lazo muy fuerte, no todo en este grupo se agotaba en lo intelectual y la exclusividad sexual no era el fuerte de los miembros. Así que cuando ella conoció a la escritora y jardinera Vita Sackville-West, esposa de Harold Nicolson, comenzaron una larga relación amorosa. Durante su transcurso, Woolf regaló a Sackville-West la obra Orlando, una biografía fantástica en la que la vida del héroe epónimo abarca tres siglos y ambos sexos. Nigel Nicolson, hijo de Vita Sackville-West, la consideró «la carta de amor más larga y encantadora en la historia de la literatura». Un pibe “open minded” sin duda.
Así que tenemos otro personaje de Bloomsbury, Vita. Hija del 3er. Barón de Sackville y nieta de la bailarina española Josefa Durán. Quien terminado su romance con Virginia comenzó un nuevo idilio con Hilda Matheson, la primera “Director of Talks”  de la BBC. A esta se la recuerda como una gran innovadora y la primera en comprender el arte de las conversaciones por radio, llevando a la radio a HG Wells, Bernard Shaw y a Vita, quien luego sería su amante.
Claro que no fue el único entrevero de Vita. Mas tarde tuvo otro con la periodista escocesa Evelyn Irons, primera mujer corresponsal de guerra condecorada con la “Croix de Guerre” francesa. Y no solo eso. Entre otros fue una de las primeras periodistas que entraron en Paris después de la liberación, la primera que obtuvo una entrevista exclusiva con Rudolph Hess y en plena crisis de los misiles entrevistó a Fidel Castro para el Sunday London Times. Y la lista es larguísima. Pero para complicar un poco mas el panorama, Vita y Evelyn se enamoraron – parece que al unísono -  de Olive Rinder, así que formaron un “menage-a-trois” que finalizó cuando Evelyn se pirró con otra periodista.
Y se acuerdan del   escritor y crítico Lytton Strachey? Autor del archiconocido libro “Victorianos Eminentes.” Undécimo de los trece hijos de los aristócratas sir Richard Strachey, teniente general del ejército colonial, y Jane Maria Grant, una activa sufragista. El estilo irónico e irreverente que adoptó hacia esas venerables figuras que biograficaba forjó una nueva manera de escribir biografías, donde importaba más la índole del personaje, el detalle revelador de su personalidad, que la acumulación documental de minucias históricas poco significativas. Nadie lo describió como Borges. " Era alto, demacrado, casi abstracto, con el fino rostro emboscado detrás de los atentos anteojos y de la rojiza barba rabínica. Para mayor recato, era afónico"  
La pintora Dora Carrington, se enamoró de Lytton, piadoso homosexual . Y se enamoró de tal forma que, cuando este muere, fue incapaz de superar su pérdida, suicidándose de un disparo dos meses después de tratar de asfixiarse en su coche. Partridge, el comprensivo caballero marido de esta señora, pudo intervenir en el primer intento suicida pero no pudo salvarla del segundo. La relación entre Lytton Strachey y Dora Carrington fue llevada al cine en la película  "Carrington" ( a secas, como la llamaban), protagonizada por Jonathan Pryce en el papel de Strachey y la deliciosa Emma Thompson en el papel de Carrington.
Pero si no recordaban a algunos de estos personajes, no tengo dudas que recordarán a Bertrand Arthur William Russell, 3er. Conde de Russell. Bertrand Russell, para los amigos.  Filósofo, matemático, escritor, ganador del premio Nobel de Literatura. Cuatro veces casado, tres hijos y múltiples entreveros. En una oportunidad se le impidió impartir la asignatura de Matemáticas que tenía asignada en la universidad de Nueva York y tuvo lugar  una polémica extremadamente áspera que provocó apasionadas protestas en algunos ambientes: se le reprochaba la exposición, en forma singularmente cruda, de sus opiniones acerca de la vida sexual, lo que supuestamente tendría una nefasta influencia en sus alumnos. Y hay quien todavía cree que Inglaterra y Estados Unidos se parecen.
Y del filósofo Ludwig Wittgenstein se acuerdan?
Austríaco, discípulo de Bertrand Russell, su padre fue uno de los hombres mas ricos del mundo, su madre tía del  premio nobel Friederich Hayek. Su hermano mayor,  Paul,  se convirtió en un pianista de fama mundial, quien continuó su carrera como concertista incluso tras perder el brazo derecho en la Gran Guerra, motivando que Maurice Ravel compusiera para él su famoso “Concierto para piano para la mano izquierda”.
Y podríamos seguir con T.S. Elliot, premio Nobel de Literatura o el filósofo George Edward Moore o el escritor e hispanista Gerald “don Gerardo” Brenan o  espías como Anthony Frederick Blunt. Pero no vale la pena, porque a esta altura ya sabemos que Lord Keynes tenía unos estupendos tertulianos.
Así que veamos que era de la vida de nuestro agasajado.
Un poquillo acomplejado por su aspecto, tampoco era el ser desagradable que él creía descubrir en el espejo. Y no le fue nada mal en las cosas del querer. O del ligar, cuando menos. A veces con una fogosidad y unas escaramuzas callejeras que no se esperarían en quien hoy es recordado como una gloria académica.
Superado el pavor que suscitó la terrible condena de dos años de trabajos forzados por sodomía a Oscar Wilde , y confortado por la tolerancia sexual del grupo de Bloomsbury, Keynes incluso mantiene un listado de los hombres con los que tiene relaciones. Comienza  la retahíla con «un sueco  en la National Gallery» y finaliza con «el gran duque Ciryl en los baños de París». En un año llega a registrar sesenta contactos. Muchas son relaciones efímeras, a golpe de vista en la calle. Keynes, en plan de ligue,  recurre a métodos tan sencillos como pedir fuego, ponerse a la vera de un varón que observa un escaparate o acudir a los puntos de encuentro clásicos de los sarasas londinenses.
Mantuvo amoríos, entre otros, con el agudo escritor Lytton Strachey, de quien ya nos acordamos.  Pero su  gran romance masculino fue el pintor escocés Duncan Grant. Virginia Woolf, de pluma magnífica y lengua de curare, lo llamaba «el idiota», porque no era un tipo cultivado. Pero Keynes se mantuvo siete años a su lado, enamorado de su estampa y de su intuición salvaje. Pero por esas, no se si llamarlas, paradojas de la vida, estaban juntos y juntos abandonaron lo que algunos epistemólogos tímidos llaman el “amor griego.” Para desazón de Virginia, porque Grant se abarraganó con su hermana, Vanessa Bell, y hasta tuvieron una hija.
Y Lord Keynes, siguiendo su máxima que «nada funciona mejor en el amor que la perseverancia», concurrió noche tras noche al Covent Garden a presenciar “The Sleeping Beauty”, hechizado por  la futura Baroness Keynes. La bailarina rusa Lydia Lopokova.
Se casaron pero ella fue rechazada durante muchos años por la pandilla de Bloomsbury. Aunque como el tiempo cura todo – o casi todo – muchos se arrepintieron de su snobismo, como Edward Foster, : "How we all used to underestimate her”. Escritor londinense cuya obra mas célebre, seguramente, fue “Pasaje a la India”. Que fue llevada al cine con la actuación de Judy Davis, Peggy Ashcroft, que recibió el Oscar a  la mejor actriz secundaria – también el Oscar a la música de Maurice Jarre - , Nigel Havers y el monumental e inolvidable Caballero de la Reina, sir Alec Guiness. De todas maneras, ella mantuvo su amistad con otros ilustres miembros de la liturgia ilustrada británica, como R.S.Elliot y H.G.Wells. Durante esos años se hizo amiga de Picasso, quien la dibujó muchas veces
Nuestro agasajado y su mujer bailarina se llevaron estupendamente bien. Lord Kynes nunca perdió su reverencia a las artes, parcialmente debido, seguramente, a la filosofía moral de G.E. Moore, que tuvo una gran influencia en él, con sus ideales de belleza y amistad. Ella admiraba su intelecto y se consideraba afortunada por tenerlo como mentor. Si él encontró romántico su espíritu ruso y nómade, ella percibió su fe en el racionalimo argumental, su sentido del deber y su honestidad intelectual igualmente exótico.  Le aportó sosiego y cuidado, necesarios para su salud algo quebradilla por una enfermedad cardíaca diagnosticada en el año 37. Tal vez sin su constante atención y su “joi de vivre”, Keynes pudo no haber llegado a Bretton Woods. Lidia murió en el año 1988 a los 81 años.
Lord Keynes era muchas cosas, como resumió Leonard Woolf. “Un funcionario, un especulador, un hombre de negocios, periodista, escritor, granjero, marchante de pintura, estadista, manager teatral, coleccionista de libros y media docena de cosas más».
Todo ello es cierto.  Se arruinó dos veces. Su colección de arte se ataviaba con cuadros de Cézanne, Picasso, Modigliani, Degas y Braque. Su biblioteca era un tesoro, con manuscritos de Newton incluidos. Fundó el Teatro de las Artes de Cambridge y era un apasionado del ballet. Y siendo un magnífico escritor, no se lució en la redacción de su famosa “General theory of employment, interest and money”. Y él se excusa en un reportaje imaginario que le hizo Juan Carlos de Pablo (o se lo habrá hecho realmente y de Pablo es mucho mas viejo de lo que pensamos?).
” La escribí en circunstancias dramáticas: en 1937 me infarté y durante la Segunda Guerra anduve muy ocupado defendiendo los intereses de Inglaterra ante Estados Unidos, tarea nada fácil como bien describió Robert Skidelsky (su biógrafo).  Por eso hubo tantos malentendidos con respecto a lo que dije, lo que quise decir y lo que en última instancia pensaba.”
Y esto debe ser cierto, porque ya para 1980 Weintraub cifraba en 4.827 las diferentes lecturas que se habían realizado de la Teoría General hasta aquel momento.
Y ya habría cambiado de opinión. O no.
Seguramente que si. “Cuando los hechos cambian, cambio de opinión. ¿Que hace usted, señor?”
Como todos, Keynes es hijo de su época. Y de sus circunstancias, agregaría un español amigo mío. Y de Inglaterra, agrego yo.
Pero de que pedazo de época y de que pedazo de circunstancias. Y de que pedazo de sociedad.

jueves, 10 de diciembre de 2015

HISTORIA DEL REVUELTO GRAMAJO

Se repite, como verdad revelada, que el revuelto gramajo es creación  de un coronel santiagueño, ayudante del Julio A. Roca. Esto lo contó Felix Luna en su magnífico libro Soy Roca.  Pero también contó , cuando la anécdota del revuelto gramajo se hizo viral ( digo así  para pasar por nativo digital), que la había inventado . Que él escribió una novela, con todas las licencias que las novelas permiten. Y que resultó el primer sorprendido por la consagración de su "boutade".
Así que siendo cuidadosos, para evitar imaginarios cautivantes, vamos a encontrar el origen del célebre revuelto.
Todo se debe, en realidad, a un rey de Portugal, Sebastian I. No tuvo una infancia muy feliz el pobrecito. Su papá real murió antes que naciera. Y la mamá, Juana de Austria, eligió volverse a España y nunca mas verle.
Para colmo era medio enfermito, como resultado de esa costumbre de los reyes de salir poco - a menos que los invitaran a una guerra - y casarse entre parientes. Y no resultó aficionado a las señoras debido, según algunos biógrafos, a un problema instrumental. O, lo que parece mas probable, a  inclinaciones heterodoxas, dado que se sabe que afirmó: “Menos mal ser puto, que mandado”. Y Alejandro VI, una monada de Papa, lo defendió diciendo: “Es puto, pero muy piadoso”.
El hecho es que decidió ocupar su tiempo fuera de casa en guerrear contra los moros y los turcos. Pero también con exigua fortuna.
Porque su ejército fue aniquilado por el sultán de Marruecos. Nuestro ya amigo rey murió en la trifulca. Y gran parte de la nobleza portuguesa cayó prisionera y por sus vidas se exigió un gran rescate, lo que acabó prácticamente con el tesoro de Portugal.
En fin. Un fracaso colosal. Por no quedarse en su casa.
Pero en el ejército real había un destacamento de tropas enviadas por el papa, bajo el mando del inglés Sir Thomas Stukeley y su lugarteniente Sir Jonathan Gram, quien llevaba, para tan heroico   evento,  su espada flamígera y  la compañía de su hija Mary Joan.
A quien el buen rey, por una cuestión de comodidad del lenguaje, llamaba Majo. Y ella, para complacer a tan desdichado monarca, de instrumento averiado o gustos esquívocos, pero muy aficionado a un tubérculo recientemente arribado de america, decidió darle una alegría.
Y con los pocos ingredientes disponibles, le preparaba el revuelto que la historia recogió originariamente como Majogram, como todavía lo llama uno que otro  subsahariano o Gramajo, como se denomina por estas tierras.
Así que algo quedó de aquel histórico descalabro.
Porque del rey no encontraron ni los huesitos y  Majo, capturada por los infieles, fue trapicheada en el zoco de Fez  por cinco camellos y dos marmitas. Cuentan que el rescate que inicialmente se pidió por ella, diez fanegas  y 5 celemines de patatas,  nunca llegó por falta de stock, producto de los precios máximos establecido por el conde de Moreno, ministro de comercio del rey de España.


LA MALA SUERTE DE PAUL KRUGMAN, PRONOSTICADOR DE SUCESOSOS IMAGINARIOS

Hace nada, “unas” cincuenta millones de personas  - niños, ancianos, mujeres, además de los señores - perecieron en Europa por obra de la guerra, las hambrunas, las deportaciónes, las limpiezas étnicas y las bestialidades indescriptibles de que también es capaz el ser humano.

“Unas” cincuenta millones. Vaya que se dice fácil.

Y, como digo, hace nada.

Y desde hace menos que nada, Europa es la única región del planeta donde está en marcha la construcción de un gran proyecto de integración de naciones, sociedades, culturas, economías e instituciones bajo el signo de la legalidad y de la libertad. Y de la preocupación colectiva por las dificultades del vecino de al lado.Y  hasta del de la otra cuadra.

Una empresa que parece sacada de la literatura fantástica. Porque lo imposible solo es posible en  el mundo del arte y de la literatura. En el mundo imaginado. En el de la economía y la política suele traer calamidades.

Así y todo,  y seguramente con inmensas dificultades, con idas y venidas, con aplausos y silbidos, con broncas y alegrías, con éxitos y fracasos, y con cuartas y quintas y reversas, la empresa sigue su marcha. Y también sirve de ejemplo para un mundo que, mas temprano que tarde, se irá trasluciendo en lo que es. La casa que tenemos para convivir miles de millones de seres humanos que,  sin renunciar a sus historias, sus humores, sus gustos, sus orgullos, sus identificaciones, sus papas fritas y huevos fritos, aceptan aceptar.

Y claro que el funcionamiento de la Europa comunitaria no es perfecto. Nunca podría haberlo sido.

Se trata de tratar. Y vaya que han tratado. Aún en la imperfección. Porque la unión monetaria formó parte de una decisión política que tuvo poco en cuenta las productividades relativas de los países miembros.

Porque las formas de entender la vida de los que están mas cerca del frío y los mas cercanos al calor resultan diferentes. Como resultan también diferentes las decisiones de los que se sienten tirando del carro y las de los que alaban la comodidad del carro que los lleva.

Como los griegos, por ejemplo, que pensaron que todo estaba muy bien, pero nada merecía cambiar su envidiable forma griega de vivir. Y al principio les resultó. Porque el pertenecer tiene sus privilegios.  Habían encontrado quien los ayudaba a pagarse la vida.

Y cuando se les complicó, ensayaron algunas trampitas para no deprimirse. Hasta que al final el final se reveló. Como se nos revela vuelta a vuelta a los argentinos, cuando caminamos sin preguntarnos detrás de cada quimera.

Y producida la revelación, ganó las elecciones una alianza del querer. Prometiendo no al ajuste y si a la felicidad.  Que a poco colisionó con la realidad del no poder. Y palabra va, palabra viene, comenzó una pulseada con los demás socios, ahora considerados acreedores. Y para darle color a la disputa, hasta con palabras subidas de tono, especialmente hacia Alemania,  por parte de algún  polichinela. Que oportunamente tuvo que salir de escena, para conservar la brega como un disenso de intereses entre socios amigos y educados.

Porque claro, Alemania  no es responsable de que algunos de los países comunitarios tengan su economía hecha una ruina. Y  además  Frau Merkel, una europeísta decidida, también representó, el día de las ofensas innecesarias, a otros países del norte de Europa, que no tienen la voz tan fuerte. Y también a España, a Portugal y a Irlanda, que libraron y continúan librando, una lucha soberbia contra la mishiadura.

Así que el primer ministro, que parece que de tonto no tiene un pelo, convocó un referendum sobre si sis o sis nos al denostado “apriete de los acreedores”. Claro que  “ese referéndum sólo buscaba fortalecer a Tsipras dentro del país", como señaló el conocido y agudo escritor griego Petro Markaris, que de su pais sabe mas de lo que nosotros opinamos.

Y quienes celebraron con entusiasmo el “no” del referéndum griego? 

Por de pronto los representantes mas conspicuos de la “inteligencia al poder”. Como los presidentes de Venezuela y Argentina.

Pero además lo mas granado de la gente equilibrada. Como el Frente Nacional de Marine Le Pen, el facho y eurófobo británico Nigel Farage del UKIP y los nazis de Amanecer Dorado.

Nada sorprendente. Pero siempre un algo preocupante. Porque como dice el refrán, “a bobos y a locos no los tengas en poco.”

Pero tampoco podía faltar el pronosticador de sucesos imaginarios. Mi gran amigo Paul Krugman. El no lo sabe. Pero ya es mi gran amigo.

Claro.  El hombre viene pronosticando la desaparición del euro desde hace años. Y las corridas bancarias. Y mas que tremebundas crisis económicas y financieras en Europa. Incluso afirmaba que para evitar una quiebra generalizada, los Estados impondrían una suerte de corralito, limitando los retiros de efectivo y prohibiendo transferir depósitos al exterior

Y si le preguntan si es oportuno que desaparezca el euro, contesta que si pero no tanto. Que la austeridad es buena, pero no sirve. Y claro que la culpa de todo la tiene Alemania, que quiere destruir la soberanía de Grecia y quitarle a su pueblo cualquier esperanza de tomar champagne y gastar en euros.  Que se conformen con el ouzo y el dracma.

Claro que parece que Tsipras  es un tio listo . Y  luego del referendum, continuó buscando un acuerdo con sus socios, los malos del norte. Y después de tirar de la cuerda lo que la cuerda daba, fumó la pipa. Luego convocó nuevamente a los griegos para preguntarles si querían que siga en la timonera. Y como le dijeron que si, por aquello de que el hambre no es zonzo, ahí lo tenemos tratando de dirigir el barco.  Sufriendo lo que el economista Nissan Liviatna denomina la trampa de la falta de credibilidad. Tiene que ser  el triple de ortodoxo para que le crean la mitad.

Tendrá éxito esta quimera de la razón?

Vaya pregunta. Pues que ya la tiene. Y ya la tiene aunque tenga que enfrentar dilemas escabrosos. Primero porque no estamos hablando de economía. Estamos hablando de  técnica,  ciencia,  cultura,  valores,  usos y costumbres, y, aunque todavía más débilmente,  de  salud,  justicia y  política. El aspecto fundamental de la globalización no es solo el entramado mundial de los mercados. Es mucho mas que eso.  Es la ambición de convivir. La ambición de morir de viejo. O de aburrido.

Es “Playing for change”.

El desarrollo, entendido en términos estrictamente económicos, es un espejismo precario. No es menos sino más globalización en el campo de la democracia lo que hace falta para que la lucha contra el hambre y el atraso sea efectiva y durable. Y para que los ciudadanos de a pie tengamos mas armas para luchar contra las alimañas del dinero.

Si el euro subsiste o no dependerá de cómo se vayan resolviendo los problemas que su existencia plantea. En el mientras tanto solo cabe defenderlo como un instrumento mas. Un instrumento útil. Mientras los sea. Como parece serlo. Por ahora.

Así que cabe decirle al amigo Krugman, escribidor compulsivo, que un premio nobel tiene una enorme responsabilidad. Y un responsable apaga incendios, no los agrava. 
Y recordar además que “el premio Nobel en economía le confiere al galardonado una autoridad que no posee. Propongo que quien lo recibe realice un juramento de humildad, similar al que realizan los médicos” (Hayek, Premio Nobel 1974).
Y saber que hay momentos para hablar y otros para callar.
“Sostengo que los bancos centrales deben circunscribirse a luchar contra la inflación, pero delante de los funcionarios del Banco de Suecia no quiero discutir en este momento, recordando que cuando Voltaire, en su lecho de muerte, fue visitado por un sacerdote para que renunciara al Demonio, rechazó el consejo porque `éste no es el momento para generar nuevos enemigos´” (Lucas, Premio Nobel 1995).
Y que se trata de una experiencia única. “Me siento como un ciego en un campo nudista” (Buchanan, Premio Nobel 1986).
Y que así como no hay “tal cosa como un almuerzo gratis… tampoco existe un premio gratis. El galardonado se convierte instantáneamente en un experto en las cuestiones más diversas. Radios y TV de todo el mundo me consultaron desde cómo curar el resfrío hasta sobre una carta referida al mercado bursátil firmada por el presidente Kennedy” (Friedman, Premio Nobel 1976).
Así que no conviene creérsela. Mejor divertirse con lo que a uno le toca.
“ En las últimas 7 semanas, desde que se supo que me habían otorgado el premio Nobel, me pidieron que resolviera los problemas económicos de Estados Unidos, Noruega, Suecia, Alemania, Israel, España, Portugal, Argentina, Brasil, México, Filipinas, China, Japón y Corea. Como ustedes comprenderán, conozco las respuestas a todas las preguntas” (Solow, Premio Nobel 1987).
Porque finalmente, el “master” siempre tiene razón.
“Porque  será espléndido el día que los economistas lleguen a ser humildes como los dentistas” (John Maynard Keynes)

gracias a Juan Carlo de Pablo por su colaboración involuntaria

jueves, 28 de mayo de 2015

SE IGUAL

Encender  la  television que supimos conseguir resulta sin duda una tarea insalubre. Pero sirve para conocernos mejor. Y hasta para descubrir los rasgos mas cochambrosos de nuestra sociedad.
Pero hay un aspecto que casi me enferma. Y es la “opinología”. Una tecnología absolutamente criolla, desarrollada “ad nauseam” por los llamados medios de comunicación, seguramente  como tono extremado en el ejercicio de los célebres derechos humanos. En este caso, el derecho a opinar, aunque el que lo haga no tenga la mas menuda idea de lo que está hablando.
Así que siempre hay una multitud de sabidillos dando su opinión,  sin ninguna incumbencia sobre el tema que atracan . Y los hay de dos tipos: los que tienen la soltura de una verba fluida y, los mas,  los que tienen cruentos conflictos con el lenguaje y un, diría, impertinente desprecio por las eses.
Luego los bardos se irán a dormir, seguramente satisfechos. Dejando a la intemperie a ajenos que tendrán que soportar las barbaridades, falsificaciones, patrañas y nuevas leyendas urbanas que propagarán  sus ocasionales televidentes.

lunes, 4 de mayo de 2015

ASI SE HACE


En esas últimas elecciones raras que se celebraron en Buenos Aires hace unos días, esas especialmente diseñadas por los políticos para tomarnos aún mas de boludos y boludas, se produjo un hecho que nos permite apreciar que no todo está perdido.
Que el Pro sacó mas votos que los demás partidos  o como se llamen está claro. Y que el segundo grupo mas votado fue el del agua mineral ( la local, no la de los andes), encabezado por el wing izquierdo, el economista de rulos que casi nos lleva a la guerra civil y por una una ex ministra de desarrollo social o bienestar social o algo social, que el día que le llevaron hasta el rimel de la cartera, descubrió que en el ministerio a su cargo se estaba robando mucho. Vamos, hombre!! O vamos mujer, en este caso. Por eso me gustó lo de grupo. Porque alguien puede leerlo por conjunto de personas o como conjunto de bulos. Como le venga en ganas.
Pero en lo que me he fijado, debo decir que sin asombros, es en la gran responsabilidad ciudadana de los habitantes de la ciudad.
Y donde se ve?
Pues mire usted. El gremio de los chorros y afines, ya sea los muchachos que vienen de abajo o los que se han recibido de financistas, coimeros, políticos en pasivo, industriales “nac & pop”  y cosas por el estilo, votaron a sus legítimos representantes. Eso permitió que el kirchnerismo ganara en las cárceles y saliera segundo en Puerto Madero.

Vayan mis sinceras felicitaciones a ese ejemplo  de responsabilidad democrática.

domingo, 19 de abril de 2015

YA ESTA BUENO DE ESO DE LA DESIGUALDAD

Está de moda el tema de la desigualdad. En realidad, siempre es como el pan del día. Lo que ocurre es que tras cada crisis - y la reciente se ha destacado por gorda - la asignatura adquiere una presencia superlativa.
Y se ponen al loro - como diría un español -  personajes, tanto eruditos como alborotadores, que baten el parche sobre esta mortificación. Desde el Papa claro, cuya obligación laboral es, casualmente,  batir el parche sobre tema tan sensible.
Después se suben al carro los cándidos y los atontados de costumbre. Porque parece que es mas fácil amar a la humanidad en general que al vecino de la otra cuadra.
Lo que no he visto - y si lo vi no me acuerdo - es gente haciendo un esfuerzo por enfocar
Porque vamos a ver. A que llamamos desigualdad?  A que los seres humanos son diferentes, diversos, distintos y como consecuencia de ellos les va diferente en la vida?
Y si, es así. Hasta que el  gobierno saque una ley de "igualdad cuidada". No sonría. Hasta esto es posible.
Porque curiosamente nadie reclama mas inteligencia. En eso parece no haber desigualdad. Aunque cueste creerlo, todo el mundo considera tener la suficiente.
O nos referimos a otra cosa. A la desproporción económica, política y social en que se encuentran unos individuos frente a otros.
De eso se trata?
Algo inaceptable por cierto. Y que merece atención y preocupación.
Pero primero enfoquemos. Se trata de un tema moral, en todo caso político. Por cierto de estética. Pero no económico, como gustan de plantear los encrespados.
Porque uno puede pasar en uno de esos coches que se han dado en denominar de alta gama por delante de un menesteroso. Pero eso no es un tema económico. Alguien podrá decir que no resulta decoroso. Otro podrá afirmar que altera el convivir, porque molesta al prójimo agobiado en sus carencias. O que, simplemente, no es armónico.
Hasta puede desatar una guerra, porque  la gente también puede cansarse de que le muestren lo que no puede tener. Y decidir tenerlo por las suyas.
Todo esto es cierto. Pero definitivamente no tiene ninguna trascendencia económica.
Paradójicamente, muchas veces tienen trascendencia económica – y de la buena – las consecuencias de la desigualdad.
Porque si nos fijamos con atención, entre los que hacen a los demás desiguales hay muchos herederos de vivillos. Pero también señores de cabeza gorda, Bill Gates por caso, que por ser desigual al normal de la gente ha hecho un montón por cambiar el mundo. Y aunque de otra manera, lo sigue haciendo, dedicando su riqueza que, si no fuera por él, no se hubiera producido, a facilitarle la vida a mucha gente, en lugar de gastarla en veranear en Villa Gessell. Que no es razonable que tenga tanta? Pues dígame quien le regaló la vara de la razonabilidad
Así que olvidemosnos de los sitios comunes, del desasosiego de monsieur Piketty y de la pesadumbre del Papa. Y tratemos de enfocar.
Ser decentes es nunca abandonar la búsqueda del ideal. Y ser sensatos es entender que ese ideal buscado es algo evanescente, abstracto, impreciso y seguramente tornadizo. Así que no abandonemos la sensatez si queremos ser realmente decentes. Y no dediquemos nuestros esfuerzos a buscar a las trompadas esa igualdad que parece nunca llegar. Como hicieron los que se decían seguidores de Marx, malogrando tantas vidas en pos de una quimera que nunca llegó. Salvo para los dueños del circo, claro.
Y tratemos de entender que la igualdad es una palabra preciosa que debe aplicarse de inmediato cuando se puede.  La igualdad ante la ley, la igualdad de oportunidades, la igualdad de derechos, la igualdad salarial para trabajos similares o con igual productividad. Y tantas otras igualdades posibles que estarán pidiendo estar.
Salvo, para mi gusto, la igualdad del hombre y la mujer, la mas ridícula de las igualdades pretendidas. Porque pertenezco al bando de los que consideran que las señoras deben tener todos los derechos que crean necesarios o que les guste tener. Aunque sean muchos mas que los de los hombres.
Y dediquémonos a aplicar para que cada vez mas gente pueda vivir decentemente y en paz,  más chicos puedan crecer sanos y contentos y todos recibamos mas y mejor educación, mas y mejor servicio médico y mas posibilidades de ser quienes querramos ser. Y que el hambre sea historia.

Y dejemos en paz a la desigualdad. Que a lo mejor ayuda para que la economía funcione mejor y se logren mas rápido las metas, que casualmente, nos lleven a ese ideal de la igualdad.