martes, 11 de abril de 2017

¡Viva la grieta, viva el amor!

Como todo el mundo sabe, es imprescindible que los argentinos sigamos emputecidos con la famosa grieta y la convulsión política nacional.
No vaya a ser cosa que la conflictividad decline y empiecen a aflorar nuestras propias frustraciones personales, nuestras limitaciones, nuestras miserias, los problemas de pareja, la dificultad para socializar, los complejos de inferioridad, los Edipos no resueltos y finalmente el miedo a la inexorable muerte y a la eterna oscuridad que desemboca en ese profundo y desconocido océano de infinitas almas condenadas al olvido o ya olvidadas.
Yo se que mi misión, amigo lector, es entretenerlo y no tirarle este acoplado de angustia por la cabeza un domingo a la mañana, pero hoy arrancamos así.
Si a la hora de pensar la política tuviéramos en cuenta este concepto básico existencial, entonces sería mucho más llevadero el hecho de cruzarte en plena Avenida 9 de Julio con un atorrante, palo en mano, enmarascarado con el pañuelo shemagh de la falsa intifada bonaerense, al grito de "¡por acá no pasa nadie, gato!”.
Al lado de cualquier drama existencial, este atropello delictivo y autoritario es un sólo un simpático contratiempo cotidiano. Sin embargo, vivimos enloquecidos por cosas como estas y no podemos parar la moto.
En realidad, la famosa grieta de la que tanto nos quejamos y no podemos salir, hace un magnífico aporte a la negación de los verdaderos conflictos de la condición humana.
Por más que uno quiera arrancarse los pelos del upite, es más saludable escuchar las amenazas de Moreno y comprender lo que un inútil fue capaz de hacer con la economía del país, antes que enfrentar a tu propio hijo diciéndote: “papá sós un fracasado, mi máxima aspiración es enterrar el mandato paterno”.
Nos volvemos locos cuando vemos una banda de tipos repartiendo helicópteros de juguete y cantando “Macri basura, vos sos la dictadura”, sin pensar que sería mucho más grave que hoy tu jermu te dijera: “gordo, en lugar de ver el partido tenemos que charlar porque despúes de 30 años de matrimonio me siento deserotizada”.
Sin darnos cuenta, hemos puesto a la grieta por delante de todo y le hemos otorgado un rol trascendente. Nos mantiene vivos, fuertes, encendidos, alertas, entrenados. Pero por sobre todo nos mantiene bien idiotas, que es la manera más fácil de eludir la idea de la muerte y sus afluentes. O sea, nos aleja de lo importante.
Por eso, ya sería hora de ir aflojando un poco con el asunto de la grieta, sin que esto signifique poner en riesgo la acción terapéutica que ejerce sobre las verdaderas angustias del ser humano.
Desde la época que arrancó la falange neofascista de Gvirtz y Sposlky, nos hemos acostumbrado, noche tras noche, a meternos en la cama empastillados. Aunque aquellos dos miembros fundacionales de la grieta ya se rajaron con los millones que cobraron del Estado dejando un tendal de desocupados, la costumbre farmacológica no se ha perdido.
Si bien todavía la realidad política nos sigue dando razones para preocuparnos, pareciera ser que llegó el momento de ir bajando la dosis de Rivotril que habitualmente consumimos durante el zapping de los programas políticos. Ojo, nadie habla de clavarse un editorial de Leuco en ayunas. Vamos de a poco.
¿Cómo terminar con la grieta si es que realmente nos interesa dar vuelta la página, empezar a caminar hacia adelante y ocuparnos de lo importante?
Primero, entendiendo de que se trata. Acá es necesario aclarar que esta famosa grieta no define a dos sectores enfrentados, sino que expone a un sector que manejó el Estado Nacional durante una década y persiguió al otro al que consideró un enemigo de la Patria, del pueblo, de la democracia y de la defensa de los derechos humanos.
Cuando creímos ver dos bandos y descubrimos que uno de ellos controló todo el Estado, entonces no hubo dos bandos, hubo uno solo. Del otro lado, un montón de gente defendiéndose como podía. Esto ya lo aprendimos en el 76.
Segundo: ¿quien empezó con la grieta? Veamos.
En 1983, usted y su cuñado votaron a Alfonsín, verdad? En los ’90, usted y su cuñado se daban manija juntos puteando a Menem, verdad? En 2003, usted y su cuñado se alegraron cuando Menem fue finalmente derrotado y vieron con cierta simpatía a ese raro personaje que llegaba desde Santa Cruz, verdad?
Pero un par de años después, usted se empezó a avivar de lo que realmente era el kirchnerismo y su cuñado no, verdad? A partir de ese momento, su cuñado dejó de ser ese agradable muchacho que se había casado con su hermana para pasar a ser “el basura de mi cuñado”.
La historia familiar demuestra que ambos tienen un pasado político parecido. Sin embargo, un buen día los caminos se bifurcaron y usted no pudo volver a compartir una cena en paz con el basura de su cuñado.
Conclusión: está claro que la grieta la empezó el kirchnerismo. Y posiblemente si llegó con el kirchnerismo, se irá con el kirchnerismo. O sea que se estaría yendo.
Sin embargo la cosa no es tan simple. Hace falta que usted también haga su parte. Entiéndalo amigo lector, hoy el basura de su cuñado es un gato acorralado. Ayúdelo. No lo ofenda más. No vuelva a llamarlo choripanero ni ninguna de esas pelotudeces. No le hable de Boudou, ni de D’Elía, ni de De Vido, ni de Aníbal, ni de ninguno de aquellos a los que la historia ya pasó a retiro. Haga de cuenta que Venezuela y Maduro no existen. Ni se le ocurra tocar de tema de López y la monjita.
Tráigalo de vuelta a la Constitución. Hágalo sentir bien. Busque el demócrata que todo cuñado lleva adentro. Llévelo al territorio del disenso civilizado.
Trate de congraciarse con sus dirigentes, especialmente los que ya se rajaron del kirchnerismo. Por ejemplo, en el asado de hoy, cuando el crápula se siente a la mesa usted le tira un “Che, que interesante las declaraciones de Abal Medina, no?” o “¿Mide bien Randazzo en la provincia?”.
Para que el tipo no crea que usted lo está cargando, cada tanto fije posición y baje un poco de línea: “che, que revelación la piba Vidal, no?? Vaya de a poco. Fíjese bien, antes de meter un bocadillo, que el tipo haya terminado de masticar, no sea cosa que por una simple mención sobre Bonadío se le atragante una achura.
Ya se que no es una tarea sencilla. Pero es el único camino.
Dijo Santiago Kovadloff esta semana: “Argentina no es una Nación, es un escenario de disputa brutal. Somos un conglomerado que pelea por la supremacía protagónica de la realidad”.
Tal vez sea una ventaja. Las naciones, como los seres humanos, últimamente andan con muchos problemas existenciales.
Dependerá de nosotros. Seguir felices con la grieta o cerrarla de una buena vez y sentarse a hablar con la patrona porque no estaría sintiéndose una mujer plena.

Amigo lector, usted decide que es lo importante.

Alejandro Borensztein

diario Clarin  9/04/2017

jueves, 6 de abril de 2017

EL DERECHO A COBRAR Y EL DERECHO A NO IR

“Argentina camina todo el tiempo delante de sí misma”, escribió hace casi cien años Ortega y Gasset. Nos pensamos como suecos o noruegos y odiamos compararnos con Perú o Bolivia, que nos superan en casi todas las tablas. Discutimos la Universidad cuando la mitad del secundario abandona y en la primaria no se comprenden textos simples. Hablamos de cambio cultural y hace unas semanas en la radio un sindicalista de ATE me dijo: -Claro, estamos en contra de la productividad. No me imagino cómo un trabajador puede estar en contra de que su fábrica produzca más. Y si es una fábrica recuperada, ¿también estarán en contra?
Cuando intenté profundizar un poco ese delirio, el sindicalista me explicó que la productividad es una estrategia de dominación del Consenso de Washington.
Esta semana hemos visto cómo los maestros, que hace unos meses se pronunciaron contra los exámenes, se manifiestan hoy a favor del ausentismo. Los sindicatos docentes presentan el asunto como un derecho adquirido, y no discriminan entre las faltas justificadas y las que no. O sea: existe el derecho a cobrar y el derecho a no ir.
En las escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires hay un 17% de ausentismo (en las empresas privadas oscila entre un 2 a 3% y en los colegios privados llega al 5%). Es habitual que el mismo maestro que se enferma para lo público se encuentre saludable para lo privado: la actitud es cínica y por cierto bastante cobarde: su ideología llega hasta donde lo dejan.
Ese diecisiete por ciento está compuesto por: enfermedades cortas (28%), largas (49%), ART (enfermedades profesionales, como afonía 23% -los locutores, que hablan durante seis horas corridas en la radio durante todos los días, no tienen esos problemas en la garganta- y el 40% son razones particulares: 40% por exámenes (¿quién estaría en contra de que se preparen?) Es una lástima que tanto conocimiento no llegue al aula, donde los parámetros son cada vez peores), 14% por maternidad, y el resto por diversas razones como actos escolares o donación de sangre –es conmovedor que ganando lo mal que ganan, afónicos y estresados, se arrastren hacia un hospital a donar su sangre a un hermano.
Estas ausencias representaron el año pasado 10.500.000 días de licencia. De cada cinco recibos que el Estado provincial paga, uno es de un suplente. Cuando el gobierno le pidió a las juntas médicas -un servicio tercerizado que se heredó de Scioli- que revisaran las licencias, se dio de alta el 62% de quienes estaban en “largo tratamiento” y comenzó a echarse luz sobre el asunto de las licencias psiquiátricas, tema que llegó a la justicia penal que investiga licencias por treinta días con cuadros de depresión. Cuando en el marco de la causa fue indagado y procesado el Dr. Block, uno de los médicos que emitía certificados truchos, muchos docentes confesaron que no padecían en realidad el cuadro mencionado en el certificado médico. Las irregularidades que la prestadora presentó ante ATE, SOEME Y SUTEBA son infinitas: -“El agente presentó un talón de licencia apócrifo”.
-“La agente presentó un certificado medico adulterado”.
-“La agente usufructuó una licencia médica por familiar enfermo. Luego se le efectuó una inspección domiciliaria, pero no había nadie en el domicilio. Una vecina informó que se encontraban de vacaciones”.
-“Presentaron certificados médicos y una historia clínica presumiblemente apócrifa”.
-“La agente agredió verbal y físicamente a la profesional por no haberle otorgado la licencia requerida ya que dicha petición no estaba fundada en razones medicas”.
A la vez, la empresa denunció usurpaciones sindicales: “Desde el inicio de la prestación -dicen- hemos sufrido innumerables interrupciones por parte de organizaciones sindicales que, con el supuesto objetivo de velar por los derechos de los trabajadores, irrumpen en nuestros consultorios y obligan a la interrupción del servicio, siempre con exigencias fuera de nuestro alcance y con métodos violentos e intimidatorios”.
El derecho a faltar le cuesta al Estado 14.300 millones de pesos en suplencias. La provincia les propuso a los docentes que, si colaboraran en bajar el promedio, podrían cobrar cinco mil pesos más por año. Los gremios docentes, claro, dijeron que no.
¿Es esta una columna en contra de los docentes? No, es una columna a favor de los docentes buenos: los que van, hacen su trabajo y han enseñado a generaciones de argentinos.

Jorge Lanata

Diario Clarin 1 de abril de 2017

sábado, 1 de abril de 2017

PASOS DESTEMPLADOS





PASOS DESTEMPLADOS
another noir fiction of Alejandro Marin
blog: cortemoslacarajo.blogspot.com


A murder that has taken place in the Argentine city of Rosario confronts Jordi Gonorria, an economist and cook and his friend Quito Verdudo, a retired police officer, with a new mystery.
The drug trafficking that has infested Rosario, the never-quite-revealed secrets of nazism in Argentina in the late '40s and international financial fraud, will set the backdrop to, and eventually elucidate, their investigation.
On the way, they will be joined by old friends, a blend of fictional, picturesque and in-the-flesh characters who have left their footprints and the vicissitudes of the relationship between our economist and his new girlfriend.
This lithe and riveting narration is packed with culinary stories and mouthwatering recipes, insightful reflections on today's economy and situations that will not cease to surprise the reader.

Available (in spanish) AMAZON KINDLE store.




jueves, 30 de marzo de 2017

MUESTRAN SUS DIENTES LOS ANTICUERPOS EL SISTEMA

LA NACION
SÁBADO 25 DE MARZO DE 2017

Hace unas semanas empezó a hervir el caldo en el que buena parte del peronismo y de los que medran en las sombras pretenden cocinar el fracaso del gobierno de Cambiemos. En medio de la confusión, cada cual echa lo suyo a la olla.
La calle es un reflejo de los intereses en disputa. Después de un primer año en el que Macri compró gobernabilidad y les dio a los gremios y las organizaciones sociales mucho más de lo que les había dado el kirchnerismo, la apuesta al diálogo voló por los aires. La intransigencia de los líderes sindicales y sociales, así como las consignas de los manifestantes y piqueteros, dicen que lo que se dirime va más allá de los reclamos salariales (legítimos en muchos casos, aunque imposibles de atender en un país en ruinas). "La semana que viene vamos a salir de vuelta a las calles, y le anunciamos a la compañera Patricia que vamos a cortar las rutas", amenazó esta semana Emilio Pérsico, jefe del movimiento Evita. Lo que se busca es jaquear a un gobierno legítimamente elegido que, además, está lejos de tener gestos autoritarios.
En otro frente, la procuradora Gils Carbó se encarga de embarrarle la cancha a Macri y sus funcionarios abriéndoles causas a discreción con la inapreciable ayuda de sus fiscales y jueces militantes de Justicia Legítima, una aberración que nos legó la década perdida. Mientras, el kirchnerismo despliega el cinismo y la hipocresía de siempre para destruir como sea la posibilidad de alternancia y recuperar el poder antes de que el avance de las causas judiciales que se ciernen contra la jefa suprema la acerquen a la posibilidad de quedar detenida.
En sus muchas caras, y con algunas excepciones, el peronismo fuera del gobierno vuelve a mostrarse como un pack-man que busca devorarse la base de sustentación de la administración de turno. Este fenómeno, ya conocido, tenderá a pronunciarse a medida que se acercan las elecciones. Todos quieren llegar primero y en el camino también se van mordiendo entre ellos, hasta que uno tome la delantera y pueda garantizar el regreso de todos al control político y económico del sistema. Entonces, el conjunto disperso se abrazará al más fuerte para subirse a un nuevo retorno del mito peronista y todo volverá a empezar, a costa de un país degradado en donde florecen la marginalidad, el delito y la violencia: un patio de juegos perfecto para la corrupción de siempre.
Pero no es sólo la parte más oscura del peronismo la que conspira. Bajo la superficie hay un combate perpetuo de tribus que tiran sólo para su lado. Y más ahora, ante un gobierno aparentemente dispuesto a enfrentar privilegios y prebendas sindicales, empresarias y políticas sostenidas durante décadas desde el Estado. Al ver amenazada la matriz que amparó esos beneficios, los anticuerpos de aquel sistema perverso también salen a mostrar sus dientes para evitar que Cambiemos se afiance en las próximas elecciones.
Para agitar más las aguas, el periodismo militante tiene quien lo ayude. Cada vez son más los comentaristas que, embriagados de actualidad, envueltos en el fragor del reality, pierden perspectiva y lanzan críticas desproporcionadas. Así, favorecen a los conspiradores en su intento de igualar los errores de esta administración con los horrores de la que pasó. De pronto, ajenos y virtuosos, descubrimos la pobreza en la que estamos sentados. Pero ¿no alimentamos la pobreza y la marginación actual durante la década en la que, por el viento de cola, pudimos haber hecho mucho por erradicarla? Los argentinos somos críticos inveterados. Especialistas en desmarcarnos y echar culpas, otro modo de no asumir la realidad. Por definición, el periodismo es crítico del poder. Debe serlo. Pero, como advirtió Jorge Fernández Díaz, deberíamos preguntarnos dónde está el verdadero poder en la Argentina tan convulsionada y compleja de estos días.

Tenemos por delante un invierno largo y difícil. El Presidente y sus funcionarios no son infalibles. Cometen errores. Y hay que seguirlos de cerca. Pero tomaron la papa caliente entre las manos y desactivaron bombas que estaban a punto de explotar. Ahora pisan un terreno minado, sembrado de privilegios e intereses sensibles. Se trata de saber dónde y cuándo apoyar el pie para avanzar sin que todo estalle. Hay grandes esfuerzos para imponer en la opinión pública que nada cambió, que la Casa Rosada está llena de ineptos a los que los problemas les quedan grandes. Sin embargo, la desesperación por lograrlo crece junto con el temor de que este gobierno, con el indispensable apoyo ciudadano, sea capaz de empezar a cambiar la matriz prebendaria y corrupta de un país que no tenía destino.

domingo, 26 de marzo de 2017

NORMA MORANDINI

Norma Morandini, Directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado, conmovió a todos con su dura y sentida reflexión sobre el tono de los actos en los que se recordó el 41 aniversario del golpe de estado de 1976. La escritora, periodista y ex candidata a vice presidente tiene dos hermanos desaparecidos en la dictadura de los que habló por primera vez hace sólo cinco años. Curiosamente se llamaban Néstor y Cristina. Cuando hizo pública aquélla historia ya planteaba el desafío de hallar una forma de honrar a las víctimas construyendo “normalidad democrática” y “no imitando la lógica de enfrentamiento de los 70”.
Estas son algunas de las definiciones que dejó en su paso por Confesiones en Radio Mitre:
-“Por un lado se condena el autoritarismo pero se lo hace de manera autoritaria”
“A mi no me gusta que sea un rojo del calendario el 24 de marzo porque feriado siempre es fiesta”
-“Me preguntaba por la perversión del desaparecido al que nadie vió morir. No hemos podido tener una liturgia compartida. Hemos fracasado.”
“No nos hemos abrazado en el reconocimiento del dolor y por eso pasa lo que pasa hoy en esta falsificación que se ha hecho de la historia. Esa es la pervesión de la desaparición.”
-“Cuando alguien pierde a alguien cumple una liturgia en la que le dicen siento lo que te ha pasado”
-“Lo que más me impresiona es la crueldad que se manifiesta. Se ha ideologizado, se han apropiado de los derechos humanos. Lo que más me perturba es la crueldad. Que se invoque a los muertos y que se sea cruel. Me digo ¿puede ser que el ser humano sea ésto?”
“No se puede, 41 años después, volver a reproducir lo que hizo la dictadura con nosotros al no ser tolerantes con otros.”
“No se puede invocar los derechos humanos ni los derechos que nos da la democracia sin creer en la democracia.”
“Lo que hoy se ha desnudado de manera brutal es lo que negó Cristina Kirchner cuando se negó a traspasar los atributos de mando. Eso es no creer en la democracia.”
“No se puede caracterizar a un gobierno de dictadura cuando es un gobierno salido de las urnas. Eso es  desprecio a la legalidad democrática.”
“Tener desaparecidos no nos hace diferentes. No podemos ponernos por encima de la legalidad democrática.”
“Esta utilización del dolor sin reconocer el dolor ajeno para usufructuar espacios partidarios me hace tener la sensación de que el 24 de marzo es el día más largo de la historia porque no termina de pasar.”
-“Si hay algo que es perverso en la figura del desaparecido es que deliberadamente se oculta el cadáver para negar el crimen.”
“Yo no dudo de la buena fe de aquéllos que dijeron 30 mil. Ahora, ¿qué supe, qué sé del 30 mil? Una vez hice una nota cuando estaba en la televisión y entré a la Biblioteca Nacional y me dejaron ver todo el material que no está clasificado y abrí al azar un bibliorato del diario Crítica y con letras catástrofe decía “30 mil pasaron por la tortura”. Era del golpe de Uriburu. Yo lo he hablado con historiadores. ¿Por qué no investigan? ¿De dónde viene este número mítico que se repite? Yo no desconfío pero digo ¿cómo no podemos humanizarnos? ¿Como sacamos de nosotros lo peor y no lo mejor? Esto es lo que perturba. Y perturba sobre todo en jóvenes que no están siendo responsables con la libertad que tienen, algo que hay muchísimas generaciones que no han tenido en este país.”
-“Si hay algo que no se puede hacer con el pasado es falsificarlo.”
“Supe lo que había pasado con mis hermanos hace poco tiempo en el juicio de la ESMA donde hubo una narración de la fiscal refiriendo que los habían tirado en  los vuelos de la muerte… “
-“Hubo otro relato, que conocí hace dos o tres años- donde se describe una orgia de los represores con “las dos cordobesitas” y una de las cordobesitas es mi hermana. No hay derecho, porque no es mi dolor, es el dolor de tantísima gente.”
“He aprendido que los que han sufrido son los que tienen pudor. Los que han sufrido no insultan. Ahora estoy cercana al proceso de paz de Colombia y es como dice el escritor de Israel “el dolor es más fuerte que la ira.”
“Cuando veo gente con ira desconfío de su dolor.”


sábado, 25 de marzo de 2017

CONOCER LA HISTORIA, NO SOLO TENER MEMORIA

Nadie tiene que contarme la dictadura: la viví. Tenía 16 años aquel 24 de marzo y trabajaba en Radio Nacional, de donde me fui porque, a los pocos meses, me prohibieron pasar un tema musical porque decía la palabra "pobre”. Viví los libros prohibidos, los Falcon en la calle, el delirio festivo del Mundial 78, la guerra de Malvinas en las colectas de la televisión. Estuve en aquella marcha de la CGT, la primera, y me tocó cubrir después, para Radio Belgrano, el Juicio a las Juntas: empezamos cientos de periodistas y terminamos menos de cuarenta. Era desolador estar ahí, día tras dia. Ahí escuché a Rudger, Rádice ,de los grupos de tareas de la Armada, decir: “Yo sólo disparaba contra blancos móviles”. Y escuché a un militante del Partido Comunista relatar que, mientras lo llevaban secuestrado a la ESMA, mostró el carnet del partido y lo liberaron de inmediato.
Leí el Nunca Más hasta que el estómago me lo permitió y trabajé muchos años ayudando a “los organismos” en lo que se podía. En esos años, mirándome a los ojos el represor Osvaldo “Paqui” Forese me dijo “Los caminos de Dios son insondables”, mientras acariciaba su rosario blanco de la Triple A. Y un general de Inteligencia del Ejercito, años después, me advirtió en la semana posterior a La Tablada: “A usted, Lanata, el Ejército le ha hecho la cruz”. Nací y crecí en ese túnel. Y vi en las ultimas tres décadas como aquellos hechos se sacralizaron. El gobierno K escribió una historia oficial de la que estaba prohibido apartarse. Vi también como los organismos se declararon acreedores morales de la Argentina, como algunos de ellos se prostituyeron por dinero o poder y como un sector de esta sociedad siguió y sigue viviendo con aquel pasado en su presente continuo. "No se puede vivir pensando siempre en el Holocausto, pero tampoco puede vivirse como si nunca hubiese existido", dijo Simon Wiesenthal. Hoy, a cuarenta y un años del golpe, más de dos mil militares y civiles pasaron por tribunales con cargos de delitos de lesa humanidad; casi setecientos están condenados (300 cumplen la pena en cárceles comunes), 1100 están procesados (320 en penales comunes) y 315 murieron en cautiverio.
Otras causas en trámite avanzan con regularidad. Familiares de desaparecidos, ex presos y exiliados cobraron importantes indemnizaciones en distintos gobiernos y las Abuelas siguen buscando a sus nietos, de los que recuperaron a 121. Nadie puede sentirse del todo reparado –cualquier pérdida es irreparable- pero se ha avanzado hacia cierto estado de justicia. El problema hoy, cuarenta y un años después, cuando la mitad de quienes están leyendo ni siquiera habían nacido, es que la supuesta superioridad moral de las víctimas se ha trasladado a la política cotidiana. El viento setentista que cubrió la década robada reinstaló una versión maniquea de la historia que dificulta llegar a verdad alguna.
Aquella sorpresa estalló en la cara del gobierno cuando Tzvetan Todorov, el pensador francés de origen búlgaro, fue invitado a visitar el Parque la de Memoria y las instalaciones de la ESMA. Todorov escribió semanas después en El País de Madrid que “una sociedad necesita conocer la historia, no solamente tener memoria”. Y señaló que en ninguno de los sitios que visitó vio “el menor signo que remitiese al contexto en el cual, en 1976 se instauró la dictadura”. ”Los montoneros y otros grupos de izquierda –sigue Todorov - organizaban asesinatos de personalidades políticas y militares que a veces incluían a toda su familia, tomaban rehenes con el fin de obtener un rescate, volaban edificios públicos y atracaban bancos (…) No sugiero que la violencia de la guerrilla sea equiparable a la de la dictadura: las cifras son, una vez más, desproporcionadas, sino que además los crímenes de la dictadura son particularmente graves por el hecho de ser promovidos por el aparato del Estado, garante teórico de la legalidad. Como fue vencida y eliminada no se pueden calibrar las consecuencias que hubiera tenido la victoria de la guerrilla. Pero a título de comparación podemos recordar que más o menos en el mismo momento, entre 1975 y 1979, una guerrilla de extrema izquierda se hizo con el poder en Camboya. El genocidio que desencadenó causó la muerte de alrededor de un millón y medio de personas, el 25% de la población del país. Las víctimas del terrorismo de Estado en Argentina, demasiado numerosas, representan el 0,01% de la población".
"No se puede comprender el destino de esas personas sin saber porque ideal combatían ni de que medios se servían –advierte Todorov- (…) han sido reducidas al papel de víctimas meramente pasivas que nunca tuvieron voluntad propia ni llevaron a cabo ningún acto (…) La manera de presentar el pasado en estos sitios de memoria ilustra la memoria de uno de los actores del drama, el de los reprimidos. Pero no se puede decir que defienda eficazmente la verdad, ya que omite parcelas enteras de la historia”.
Recordamos hoy una de las épocas mas oscuras de nuestra historia, pero no podemos, sinceramente, evaluarla sin prejuicios, frases hechas y datos parciales. La “autocrítica” militar fue formal y escasa y la de los guerrilleros, casi inexistente. ”Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón”, definió el obispo Desmond Tutu al proceso de Promoción de Unidad Nacional y Reconciliación en Sudafrica. Allí ,durante mas de un año, víctimas y victimarios se enfrentaron cara a cara en cadena nacional. Y debían decirse la verdad. El “Ubuntu” es un concepto ético: "Yo soy porque nosotros somos", se traduce.

Argentina es el país donde las heridas no cierran nunca. Deberíamos aprender, cuarenta y un años después, que no hay muertes justas. Y que la muerte es injusta por definición.

Jorge Lanata diario Clarín
25/3/2017