miércoles, 11 de enero de 2012

SOBRE CARTAS Y PLATAFORMAS


Leí días pasados dos artículos que me resultaron sumamente interesantes. Uno de Thomas Friedman. Comentando la campaña de los precandidatos republicanos para la presidencia de los Estados Unidos, se pregunta sobre que estarían estos hablando si la campaña no se centrara en el mundo de los políticos y fuera sobre el mundo en que vivimos y como nos adaptamos a él.
Y habla del desarrollo de nuevas tecnologías en internet como el proyecto Gig U en Aspen, consorcio de 37 universidades americanas que trabajan con miras a promover la inversión privada en ecosistemas de la próxima generación. Y continúa con una serie de ejemplos que, además de ilustrarme, me ponen nervioso dado mi desconocimiento sobre estos temas tecnológicos.
Finaliza proponiendo que se le formule a los precandidatos la siguiente pregunta:¿ Como piensa usted que ciudades inteligentes pueden convertirse en los motores del empleo del futuro, y cual es su plan para garantizar que Estados Unidos tenga una ventaja estratégica en ancho de banda?
El otro es un artículo de Jorge Castro, también referido a las próximas elecciones estadounidenses. Desde su óptica, el principal problema de EE.UU. en el largo plazo es la disminución de su fuerza de trabajo por la salida de los “baby boomers” (nacidos después de 1945), que recorta la tasa de crecimiento a la mitad de su promedio histórico. Y termina afirmando que el desafío a largo plazo de ese país es la mudanza estructural de la economía industrial a la sociedad de conocimiento (digital). Afirma que la respuesta a este desafío es por el lado de la oferta, a través de una nueva revolución capitalista que desate un boom de inversiones en nuevas áreas y mejore drásticamente el nivel de calificación de la fuerza del trabajo. Todo esto mientras se vuelca al Pacífico, como todas las tendencias del mundo actual.
Y en una de esas noches caseras de whisky y televisión pesqué un programa del periodista Jorge Lanata, que luego de mostrar la imponente biblioteca de un colegio secundario estadounidense, continuó con unos ilustrativos reportajes. Participaron de ellos Negroponte y su mujer, que ofrecieron un delicioso contrapunta sobre el futuro de los libros impresos en papel. El escéptico sobre su futuro frente al arrollador mundo digital. Y ella, encantadora por cierto y para más presidenta de una feria del libro, contándonos la visión contraria. Continuó con dos estudiantes que, con el entusiasmo propio de su edad y de su condición de nacidos en el mundo de la tecnología, explicaron el asombroso presente y futuro del mundo digital. Y nos advirtieron sobre el peligro de que los gobiernos quieran intervenir en esta fantástica anarquía planetaria. Y también el creador de wikipedia, quien ante la pregunta muy argentina de Lanata sobre si es posible cambiar el mundo, se limitó a sonreir y a manifestar que se trataría de una pretensión demasiado ambiciosa. Agregando que lo que sí es posible y necesario es el pequeño esfuerzo personal de cada quien para ir mejorándolo.     
En fin. Son opiniones de personas que se dedican a estudiar los problemas y luego nos hacen partícipes de lo que nos dice el presente y nos permiten espiar las incógnitas que nos depara el futuro.
Por los mismos días – o las mismas noches – decidí incursionar en la última declaración publicada por el grupo denominado Carta Abierta. Leí el trabajo con detenimiento, aunque debo confesar que me costó llegar al final con atención e interés.
Sumamente largo, sobre todo para decir poco. Y algo confuso y reiterativo en su redacción, seguramente porque es un producto de varias manos.
Y con más tufillo a panfleto que a expresión constructiva de ideas.
Y no satisfecho con esta lid, también decidí leer una declaración llamada Plataforma para la recuperación del pensamiento critico , ofrecida por otros “trabajadores de la cultura” (no sería más elegante y descriptivo denominarse “señoras y señores con intereses culturales”?).
Mas breve y mejor redactada, critica – y con razón – la mirada hemipléjica del colectivo de Carta Abierta y propone un discusión más plural de la actualidad para rescatar el pensamiento crítico. Pero inmediatamente se enfrasca en  acusaciones y afirmaciones ligeras, remedando la mirada que se pretende corregir.
Y termina con una actualización en internet que da cuenta del retiro de la firma de varios adherentes por no estar de acuerdo con lo actuado por otra firmante.
Así que parece que poco les duró la manga ancha en esto de expresar y recibir ideas.
Lo que no puedo saber –y refiriéndome a los dos documentos – es si los aficionados a la lectura están interesados en estos catálogos de fotos color sepia, medias verdades, afirmaciones inexactas y hasta pintorescas, slogans apolillados, sofismas de tablón, malas maneras y malos humores. O si esta penuria imaginativa tiene alguna actualidad porque son armas que se usan en la lucha que se ha entablado entre el gobierno de turno y un conglomerado periodístico.
Porque creo que existe otro país más moderno y más interesante que vibra con las peripecias del presente y las inasibles perspectivas del futuro. Que tiene más que ver con los temas que convoqué al iniciar este artículo.
O, al menos, quiero creer.