jueves, 30 de marzo de 2017

MUESTRAN SUS DIENTES LOS ANTICUERPOS EL SISTEMA

LA NACION
SÁBADO 25 DE MARZO DE 2017

Hace unas semanas empezó a hervir el caldo en el que buena parte del peronismo y de los que medran en las sombras pretenden cocinar el fracaso del gobierno de Cambiemos. En medio de la confusión, cada cual echa lo suyo a la olla.
La calle es un reflejo de los intereses en disputa. Después de un primer año en el que Macri compró gobernabilidad y les dio a los gremios y las organizaciones sociales mucho más de lo que les había dado el kirchnerismo, la apuesta al diálogo voló por los aires. La intransigencia de los líderes sindicales y sociales, así como las consignas de los manifestantes y piqueteros, dicen que lo que se dirime va más allá de los reclamos salariales (legítimos en muchos casos, aunque imposibles de atender en un país en ruinas). "La semana que viene vamos a salir de vuelta a las calles, y le anunciamos a la compañera Patricia que vamos a cortar las rutas", amenazó esta semana Emilio Pérsico, jefe del movimiento Evita. Lo que se busca es jaquear a un gobierno legítimamente elegido que, además, está lejos de tener gestos autoritarios.
En otro frente, la procuradora Gils Carbó se encarga de embarrarle la cancha a Macri y sus funcionarios abriéndoles causas a discreción con la inapreciable ayuda de sus fiscales y jueces militantes de Justicia Legítima, una aberración que nos legó la década perdida. Mientras, el kirchnerismo despliega el cinismo y la hipocresía de siempre para destruir como sea la posibilidad de alternancia y recuperar el poder antes de que el avance de las causas judiciales que se ciernen contra la jefa suprema la acerquen a la posibilidad de quedar detenida.
En sus muchas caras, y con algunas excepciones, el peronismo fuera del gobierno vuelve a mostrarse como un pack-man que busca devorarse la base de sustentación de la administración de turno. Este fenómeno, ya conocido, tenderá a pronunciarse a medida que se acercan las elecciones. Todos quieren llegar primero y en el camino también se van mordiendo entre ellos, hasta que uno tome la delantera y pueda garantizar el regreso de todos al control político y económico del sistema. Entonces, el conjunto disperso se abrazará al más fuerte para subirse a un nuevo retorno del mito peronista y todo volverá a empezar, a costa de un país degradado en donde florecen la marginalidad, el delito y la violencia: un patio de juegos perfecto para la corrupción de siempre.
Pero no es sólo la parte más oscura del peronismo la que conspira. Bajo la superficie hay un combate perpetuo de tribus que tiran sólo para su lado. Y más ahora, ante un gobierno aparentemente dispuesto a enfrentar privilegios y prebendas sindicales, empresarias y políticas sostenidas durante décadas desde el Estado. Al ver amenazada la matriz que amparó esos beneficios, los anticuerpos de aquel sistema perverso también salen a mostrar sus dientes para evitar que Cambiemos se afiance en las próximas elecciones.
Para agitar más las aguas, el periodismo militante tiene quien lo ayude. Cada vez son más los comentaristas que, embriagados de actualidad, envueltos en el fragor del reality, pierden perspectiva y lanzan críticas desproporcionadas. Así, favorecen a los conspiradores en su intento de igualar los errores de esta administración con los horrores de la que pasó. De pronto, ajenos y virtuosos, descubrimos la pobreza en la que estamos sentados. Pero ¿no alimentamos la pobreza y la marginación actual durante la década en la que, por el viento de cola, pudimos haber hecho mucho por erradicarla? Los argentinos somos críticos inveterados. Especialistas en desmarcarnos y echar culpas, otro modo de no asumir la realidad. Por definición, el periodismo es crítico del poder. Debe serlo. Pero, como advirtió Jorge Fernández Díaz, deberíamos preguntarnos dónde está el verdadero poder en la Argentina tan convulsionada y compleja de estos días.

Tenemos por delante un invierno largo y difícil. El Presidente y sus funcionarios no son infalibles. Cometen errores. Y hay que seguirlos de cerca. Pero tomaron la papa caliente entre las manos y desactivaron bombas que estaban a punto de explotar. Ahora pisan un terreno minado, sembrado de privilegios e intereses sensibles. Se trata de saber dónde y cuándo apoyar el pie para avanzar sin que todo estalle. Hay grandes esfuerzos para imponer en la opinión pública que nada cambió, que la Casa Rosada está llena de ineptos a los que los problemas les quedan grandes. Sin embargo, la desesperación por lograrlo crece junto con el temor de que este gobierno, con el indispensable apoyo ciudadano, sea capaz de empezar a cambiar la matriz prebendaria y corrupta de un país que no tenía destino.

domingo, 26 de marzo de 2017

NORMA MORANDINI

Norma Morandini, Directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado, conmovió a todos con su dura y sentida reflexión sobre el tono de los actos en los que se recordó el 41 aniversario del golpe de estado de 1976. La escritora, periodista y ex candidata a vice presidente tiene dos hermanos desaparecidos en la dictadura de los que habló por primera vez hace sólo cinco años. Curiosamente se llamaban Néstor y Cristina. Cuando hizo pública aquélla historia ya planteaba el desafío de hallar una forma de honrar a las víctimas construyendo “normalidad democrática” y “no imitando la lógica de enfrentamiento de los 70”.
Estas son algunas de las definiciones que dejó en su paso por Confesiones en Radio Mitre:
-“Por un lado se condena el autoritarismo pero se lo hace de manera autoritaria”
“A mi no me gusta que sea un rojo del calendario el 24 de marzo porque feriado siempre es fiesta”
-“Me preguntaba por la perversión del desaparecido al que nadie vió morir. No hemos podido tener una liturgia compartida. Hemos fracasado.”
“No nos hemos abrazado en el reconocimiento del dolor y por eso pasa lo que pasa hoy en esta falsificación que se ha hecho de la historia. Esa es la pervesión de la desaparición.”
-“Cuando alguien pierde a alguien cumple una liturgia en la que le dicen siento lo que te ha pasado”
-“Lo que más me impresiona es la crueldad que se manifiesta. Se ha ideologizado, se han apropiado de los derechos humanos. Lo que más me perturba es la crueldad. Que se invoque a los muertos y que se sea cruel. Me digo ¿puede ser que el ser humano sea ésto?”
“No se puede, 41 años después, volver a reproducir lo que hizo la dictadura con nosotros al no ser tolerantes con otros.”
“No se puede invocar los derechos humanos ni los derechos que nos da la democracia sin creer en la democracia.”
“Lo que hoy se ha desnudado de manera brutal es lo que negó Cristina Kirchner cuando se negó a traspasar los atributos de mando. Eso es no creer en la democracia.”
“No se puede caracterizar a un gobierno de dictadura cuando es un gobierno salido de las urnas. Eso es  desprecio a la legalidad democrática.”
“Tener desaparecidos no nos hace diferentes. No podemos ponernos por encima de la legalidad democrática.”
“Esta utilización del dolor sin reconocer el dolor ajeno para usufructuar espacios partidarios me hace tener la sensación de que el 24 de marzo es el día más largo de la historia porque no termina de pasar.”
-“Si hay algo que es perverso en la figura del desaparecido es que deliberadamente se oculta el cadáver para negar el crimen.”
“Yo no dudo de la buena fe de aquéllos que dijeron 30 mil. Ahora, ¿qué supe, qué sé del 30 mil? Una vez hice una nota cuando estaba en la televisión y entré a la Biblioteca Nacional y me dejaron ver todo el material que no está clasificado y abrí al azar un bibliorato del diario Crítica y con letras catástrofe decía “30 mil pasaron por la tortura”. Era del golpe de Uriburu. Yo lo he hablado con historiadores. ¿Por qué no investigan? ¿De dónde viene este número mítico que se repite? Yo no desconfío pero digo ¿cómo no podemos humanizarnos? ¿Como sacamos de nosotros lo peor y no lo mejor? Esto es lo que perturba. Y perturba sobre todo en jóvenes que no están siendo responsables con la libertad que tienen, algo que hay muchísimas generaciones que no han tenido en este país.”
-“Si hay algo que no se puede hacer con el pasado es falsificarlo.”
“Supe lo que había pasado con mis hermanos hace poco tiempo en el juicio de la ESMA donde hubo una narración de la fiscal refiriendo que los habían tirado en  los vuelos de la muerte… “
-“Hubo otro relato, que conocí hace dos o tres años- donde se describe una orgia de los represores con “las dos cordobesitas” y una de las cordobesitas es mi hermana. No hay derecho, porque no es mi dolor, es el dolor de tantísima gente.”
“He aprendido que los que han sufrido son los que tienen pudor. Los que han sufrido no insultan. Ahora estoy cercana al proceso de paz de Colombia y es como dice el escritor de Israel “el dolor es más fuerte que la ira.”
“Cuando veo gente con ira desconfío de su dolor.”


sábado, 25 de marzo de 2017

CONOCER LA HISTORIA, NO SOLO TENER MEMORIA

Nadie tiene que contarme la dictadura: la viví. Tenía 16 años aquel 24 de marzo y trabajaba en Radio Nacional, de donde me fui porque, a los pocos meses, me prohibieron pasar un tema musical porque decía la palabra "pobre”. Viví los libros prohibidos, los Falcon en la calle, el delirio festivo del Mundial 78, la guerra de Malvinas en las colectas de la televisión. Estuve en aquella marcha de la CGT, la primera, y me tocó cubrir después, para Radio Belgrano, el Juicio a las Juntas: empezamos cientos de periodistas y terminamos menos de cuarenta. Era desolador estar ahí, día tras dia. Ahí escuché a Rudger, Rádice ,de los grupos de tareas de la Armada, decir: “Yo sólo disparaba contra blancos móviles”. Y escuché a un militante del Partido Comunista relatar que, mientras lo llevaban secuestrado a la ESMA, mostró el carnet del partido y lo liberaron de inmediato.
Leí el Nunca Más hasta que el estómago me lo permitió y trabajé muchos años ayudando a “los organismos” en lo que se podía. En esos años, mirándome a los ojos el represor Osvaldo “Paqui” Forese me dijo “Los caminos de Dios son insondables”, mientras acariciaba su rosario blanco de la Triple A. Y un general de Inteligencia del Ejercito, años después, me advirtió en la semana posterior a La Tablada: “A usted, Lanata, el Ejército le ha hecho la cruz”. Nací y crecí en ese túnel. Y vi en las ultimas tres décadas como aquellos hechos se sacralizaron. El gobierno K escribió una historia oficial de la que estaba prohibido apartarse. Vi también como los organismos se declararon acreedores morales de la Argentina, como algunos de ellos se prostituyeron por dinero o poder y como un sector de esta sociedad siguió y sigue viviendo con aquel pasado en su presente continuo. "No se puede vivir pensando siempre en el Holocausto, pero tampoco puede vivirse como si nunca hubiese existido", dijo Simon Wiesenthal. Hoy, a cuarenta y un años del golpe, más de dos mil militares y civiles pasaron por tribunales con cargos de delitos de lesa humanidad; casi setecientos están condenados (300 cumplen la pena en cárceles comunes), 1100 están procesados (320 en penales comunes) y 315 murieron en cautiverio.
Otras causas en trámite avanzan con regularidad. Familiares de desaparecidos, ex presos y exiliados cobraron importantes indemnizaciones en distintos gobiernos y las Abuelas siguen buscando a sus nietos, de los que recuperaron a 121. Nadie puede sentirse del todo reparado –cualquier pérdida es irreparable- pero se ha avanzado hacia cierto estado de justicia. El problema hoy, cuarenta y un años después, cuando la mitad de quienes están leyendo ni siquiera habían nacido, es que la supuesta superioridad moral de las víctimas se ha trasladado a la política cotidiana. El viento setentista que cubrió la década robada reinstaló una versión maniquea de la historia que dificulta llegar a verdad alguna.
Aquella sorpresa estalló en la cara del gobierno cuando Tzvetan Todorov, el pensador francés de origen búlgaro, fue invitado a visitar el Parque la de Memoria y las instalaciones de la ESMA. Todorov escribió semanas después en El País de Madrid que “una sociedad necesita conocer la historia, no solamente tener memoria”. Y señaló que en ninguno de los sitios que visitó vio “el menor signo que remitiese al contexto en el cual, en 1976 se instauró la dictadura”. ”Los montoneros y otros grupos de izquierda –sigue Todorov - organizaban asesinatos de personalidades políticas y militares que a veces incluían a toda su familia, tomaban rehenes con el fin de obtener un rescate, volaban edificios públicos y atracaban bancos (…) No sugiero que la violencia de la guerrilla sea equiparable a la de la dictadura: las cifras son, una vez más, desproporcionadas, sino que además los crímenes de la dictadura son particularmente graves por el hecho de ser promovidos por el aparato del Estado, garante teórico de la legalidad. Como fue vencida y eliminada no se pueden calibrar las consecuencias que hubiera tenido la victoria de la guerrilla. Pero a título de comparación podemos recordar que más o menos en el mismo momento, entre 1975 y 1979, una guerrilla de extrema izquierda se hizo con el poder en Camboya. El genocidio que desencadenó causó la muerte de alrededor de un millón y medio de personas, el 25% de la población del país. Las víctimas del terrorismo de Estado en Argentina, demasiado numerosas, representan el 0,01% de la población".
"No se puede comprender el destino de esas personas sin saber porque ideal combatían ni de que medios se servían –advierte Todorov- (…) han sido reducidas al papel de víctimas meramente pasivas que nunca tuvieron voluntad propia ni llevaron a cabo ningún acto (…) La manera de presentar el pasado en estos sitios de memoria ilustra la memoria de uno de los actores del drama, el de los reprimidos. Pero no se puede decir que defienda eficazmente la verdad, ya que omite parcelas enteras de la historia”.
Recordamos hoy una de las épocas mas oscuras de nuestra historia, pero no podemos, sinceramente, evaluarla sin prejuicios, frases hechas y datos parciales. La “autocrítica” militar fue formal y escasa y la de los guerrilleros, casi inexistente. ”Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón”, definió el obispo Desmond Tutu al proceso de Promoción de Unidad Nacional y Reconciliación en Sudafrica. Allí ,durante mas de un año, víctimas y victimarios se enfrentaron cara a cara en cadena nacional. Y debían decirse la verdad. El “Ubuntu” es un concepto ético: "Yo soy porque nosotros somos", se traduce.

Argentina es el país donde las heridas no cierran nunca. Deberíamos aprender, cuarenta y un años después, que no hay muertes justas. Y que la muerte es injusta por definición.

Jorge Lanata diario Clarín
25/3/2017

jueves, 23 de marzo de 2017

RECONOCIMIENTOS

PASOS DESTEMPLADOS, segunda novela negra de Alejandro Marin,  es recomendada por LETRALIA, TIERRA DE LETRAS, (Letralia.com) la revista de los escritores hispanoamericanos en Internet.


Esta revista, fundada en el año 1996, posee un extenso archivo de obras, muchas de las cuales han alcanzado reconocimiento internacional.
En el año 2010 recibió un homenaje de la Universiadad de Zulia. Y en el año 2007 obtuvo el Premio Nacional del Libro de Venezuela, edición 2007, en la categoría Publicaciones Digitales como el mejor sitio electrónico que promociona el libro y la lectura.
En años anteriores, Letralia ha sido finalista en los premios Lo Mejor De Punto Com (2004 y 2005), de Venezuela, y en los premios Stockholm Challenge (2006 y 2008), de Suecia. 




La novela ESPERANDO EL DESTINO, tercera de Alejandro Marín, es recomendada por la revista CRITICA de Chile. (Critica.cl)

Critica.cl es una revista electrónica, económica y políticamente independiente que desde su fundación (1997) opera como un medio de difusión y discusión de ideas sobre literatura, arte y cultura en Chile y en América Latina.  De hecho, Crítica.cl es un puente cultural para el mundo académico e intelectual en lengua castellana que vincula a Chile de Arica a Punta Arenas y con América Latina y el resto del mundo iberoamericano o relacionado con él.
Le confiere seriedad a la revista la cuidadosa selección de autores (y colaboraciones), muchos de ellos docentes en las más reconocidas universidades del continente, de México a la Patagonia, y de América del Norte y Europa, sobre todo España.


viernes, 17 de marzo de 2017

LAS MUJERES QUE NO ERAN QUIENES DECIAN SER




LAS MUJERES QUE NO ERAN QUIENES DECIAN SER
author Alejandro Marin
Blog: cortemoslacarajo.blogspot.com

Rio de la Plata noir fiction
Two friends, an economist by profession and keen cook, and a police Commissioner former Chief of the Federal Police’s Complex Crimes Bureau, try to disentangle the mystery of the case which has fallen into their hands.
The story unfolds between Montevideo and Buenos Aires, sometimes separated by the river and others by an unequal context, in which the west bank lives ravaged by lies, corruption and the crude vindication of violence against the background of collective denial of the true facts which happened in a past laden with aggression and hostility towards those who thought differently.

The story fully describes the central characters who roam the different milieus which the investigators have to travel in a fraught search for truth.

Written in an entertaining style, lacking neither humour nor intelligent irony, the narrative leaves some space for the intricacies of Argentine economy and the description of tasty meals, sometimes with detailed stories and recipe. With the conviction that good food and drink, other than a healthy exercise for a better quality of life, also represent a platform from where to sharpen one’s wit and reflect on the events that help find the secrets one pursues.

Available (in spanish) AMAZON KINDLE store

miércoles, 15 de marzo de 2017

LA ARGENTINA Y LOS DERECHOS HUMANOS (VI)

Y  la sorpresa la dio el candoroso matrimonio Kirchner. Primero él y luego ella. Portadores de adolescencias varias, decidieron poner nuevamente el tema en actualidad. Por razones políticas seguramente. O vaya a saber por qué primitivos mecanismos mentales.
Dicen sus detractores que durante las épocas difíciles el matrimonio estaba mas ocupado en las tasas de interés que en el interés de la gente.
Esto, aparentemente cierto, explica esta cruzada de conversos acompañados por irresponsables, resentido y filibusteros.
Claro que el tema de los derechos humanos siempre es un algo hemipléjico. Siempre se es mas comprensivo con los amigos que con los ajenos. Y esto ocurre dondequiera se mire.
Por caso los estadounidenses, autoproclamados campeones de los derechos civiles, trataron de vestir la harto conocida tortura del submarino. Explicando que colgar al sospechoso de los pies facilita y acelera la conversación. Las palabras caen sin esfuerzo.
Y el bote de agua donde de tanto en tanto se sumerge la cabeza del contradictor, resulta necesario dado los climas tórridos donde se realizan tan deliciosas tertulias.
Por su parte el gobierno español amonesta con una palmadita en la espalda  a los buenos de los abuelitos Castro por no dejar salir a las gentes de la isla. Y mantener en prisión a algunos personajes  rarísimos que no están de acuerdo con tan dulces y bien intencionados viejecitos. Como se reta al hijo o al amigo por alguna travesura intrascendente.
Mientras fomentaba las andanzas de un moderno y togado Torquemada  que,  adjudicándose jurisdicción planetaria,  perseguía hasta en la isla de Monpracen a todos los que consideraba violadores de derechos humanos. Hasta que intentó indagar en algunos pecadillos del generalísimo y fue enviado a su casa.
Claro que con prescindencia de estos y otros chascarrillos, bienvenido sea este frenesí por los derechos de las gentes. Nos sirve para vacunarnos contra esa enfermedad autoinmune que vuelta a vuelta nos lleva a ungir como jefe al mas bellaco del barrio.
Pero lo novedoso es la utilización de los derechos humanos como arma política. Y claro que para eso se apuntan muchos.
Así que ahora les tocó ser juzgados y rejuzgados a  los ya ancianos militares. Para ello se olvidaron los principios mas elementales del derecho penal y no importó que ya concurran a las audiencias en sillas de ruedas, en camilla o con tubos de oxígeno.
Y que una vez producido el ajusticiamiento se pretenda enviarlos a una cárcel común, llevando sus camillas o respiradores a las mismas celdas de los pedófilos o asesinos seriales.
Y digo ajusticiamiento porque desde que se produce la denuncia ya se sabe que van a ser condenados. Son juicios sin incertidumbres porque los ajusticiados han sido despojados de todos sus derechos. Y el mismo juez que se apresura a dictar la libertad de un múltiple asesino del común, también se apresura a condenar al anciano que parece que hace cincuenta años cometió algún pecado. Capital o venial. No importa. Lo que importa es el ejemplo. La cabeza que hay que ofrecer.
Y claro que continúan apareciendo cachafaces poco memoriosos  que de pronto recuerdan que hace treinta años fueron torturados y plantean nuevas demandas contra los agotados ancianos.
Claro que la sentencia les sirve para presentar en alguna ventanilla y así lograr que los contribuyentes  les recompensen las penurias que dicen haber sufrido. Por que los derechos humanos se han convertido en un magnífico negocio.
Para poder apreciarlo, se puede ver el notable emprendimiento montado por la encantadora dama que encabeza a las madres circulantes. Que además de dinero para hacer viviendas, que parece que nunca se hicieron en el número que justifique los montos entregados, incluye hasta una universidad en la que solo Dios sabe que enseñan.
Sin olvidar otros aspectos ya insólitos de esta cruzada.  Como el afán de algunos jueces para tomar compulsivamente muestras de los fluidos de los viandantes con el objeto de determinar su eventual relación de parentesco con algún desaparecido. Sin duda una notable expresión de respeto a la intimidad de las personas.
O el intento para que algún otro juez complaciente le prohiba a un señor usar el apellido que la caiga en ganas. O el pedido de renuncia a otro señor, que cree que la cantidad de desaparecidos nunca llegó al número mágico santificado por las tribus urbanas. Sin poder apreciar, claro, que  un solo desaparecido es un escándalo de la razón.
Así que el adolescente matrimonio que vino del frío puso nuevamente el tema en actualidad, nos devolvió al pasado, fomentó magníficos negocios,  arrojó a una nueva hornada de ancianos a la cárcel. Y fundamentalmente banalizó los derechos de las gentes. De todas las gentes.


jueves, 9 de marzo de 2017

ESPERANDO EL DESTINO



Otra novela de  Alejandro Marin

Historia  que comienza en una fiesta de beneficencia en el sur de España; pasa por Asunción, capital del Paraguay; por ciudad del Este, capital de ilicitudes; por zonas depauperadas de la Argentina y recala en Buenos Aires.
Nuestro  ya amigos, Jordi Gonorria, economista y cocinero y el ex comisario Quito Verdudo, se dan de cara con mafias dedicadas al tráfico de personas y con los políticos que las apañan.
Una historia dura, trazada por la fatalidad del destino, que así como nos divierte en algunos pasajes, en otros nos carga con la angustia que produce esta moderna manera de esclavizar y de abusar de los desamparados.
Como es costumbre, los acompañan los amigos de siempre y personajes surgidos de la historia, de la literatura y hasta de la cinematografía. Y finalizan tropezando con revelaciones sobre temas de máxima actualidad e interés.
En el itinerario, nuestro economista cocinero disfruta de a ratos y sobrelleva de a otros sus  jeroglíficos sentimentales y eróticos. Y se da tiempo para ofrecernos apetitosos platos,  historias de ollas y sartenes y actualidades sobre economía y sobre economistas.
Una amena narración que transcurre en las postrimerías de la estrafalaria “década ganada”.


Disponible para la compra en  Tienda KINDLE de AMAZON

MAESTRAS CON HIYAB Y OTROS DISPARATES



De aquí a un par de años –si es que no ha ocurrido ya– saldrá de las facultades españolas una promoción de jóvenes graduadas en Educación Infantil y Primaria, entre las que algunas llevarán –lo usan ahora, como estudiantes– el pañuelo musulmán llamado hiyab: esa prenda que, según los preceptos del Islam ortodoxo, oculta el cabello de la mujer a fin de preservar su recato, impidiendo que una exhibición excesiva de encantos físicos despierte la lujuria de los hombres.
Ese próximo acontecimiento socioeducativo, tan ejemplarmente multicultural, significa que en poco tiempo esas profesoras con la cabeza cubierta estarán dando clase a niños pequeños de ambos sexos. También a niños no musulmanes, y eso en colegios públicos, pagados por ustedes y yo. O sea, que esas profesoras estarán mostrándose ante sus alumnos, con deliberada naturalidad, llevando en la cabeza un símbolo inequívoco de sumisión y de opresión del hombre sobre la mujer –y no me digan que es un acto de libertad, porque me parto–. Un símbolo religioso, ojo al dato, en esas aulas de las que, por fortuna y no con facilidad, quedaron desterrados hace tiempo los crucifijos. Por ejemplo.
Pero hay algo más grave. Más intolerable que los símbolos. En sus colegios –y a ver quién les niega a esas profesoras el derecho a tener trabajo y a enseñar– serán ellas, con su pañuelo y cuanto el pañuelo significa en ideas sociales y religiosas, las que atenderán las dudas y preguntas de sus alumnos de Infantil y Primaria. Ellas tratarán con esos niños asuntos de tanta trascendencia como moral social, identidad sexual, sexualidad, relaciones entre hombres y mujeres y otros asuntos de importancia; incluida, claro, la visión que esos jovencitos tendrán sobre los valores de la cultura occidental, desde los filósofos griegos, la democracia, el Humanismo, la Ilustración y los derechos y libertades del Hombre –que el Islam ignora con triste frecuencia–, hasta las más avanzadas ideas del presente.
Lo de las profesoras con velo no es una anécdota banal, como pueden sostener algunos demagogos cortos de luces y de libros. Como tampoco lo es que, hace unas semanas, una juez –mujer, para estupefacción mía– diera la razón a una musulmana que denunció a su empresa, una compañía aérea, por impedirle llevar el pañuelo islámico en un lugar de atención al público. Según la sentencia, que además contradice la doctrina del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, obligar en España a una empleada a acatar las normas de una empresa donde hombres y mujeres van uniformados y sin símbolos religiosos ni políticos externos, vulnera la libertad individual y religiosa. Lo que significa, a mi entender –aunque de jurisprudencia sé poco–, que una azafata católica integrista, por ejemplo, acogiéndose a esa sentencia, podría llevar, si sus ideas religiosas se lo aconsejan, un crucifijo de palmo y medio encima del uniforme, dando así público testimonio de su fe. O, yéndonos sin mucho esfuerzo al disparate, que la integrante de una secta religiosa de rito noruego lapón, por ejemplo, pueda ejercer su libertad religiosa poniéndose unos cuernos de reno de peluche en la cabeza, por Navidad, para hacer chequeo de equipajes o para atender a los pasajeros en pleno vuelo.
Y es que no se trata de Islam o no Islam. Tolerar tales usos es dar un paso atrás; desandar los muchos que dimos en la larga conquista de derechos y libertades, de rotura de las cadenas que durante siglos oprimieron al ser humano en nombre de Dios. Es contradecir un progreso y una modernidad fundamentales, a los que ahora renunciamos en nombre de los complejos, el buenismo, la cobardía o la estupidez. Como esos estólidos fantoches que, cada aniversario de la toma de Granada, afirman que España sería mejor de haberse mantenido musulmana.
Y mientras tanto, oh prodigio, las feministas más ultrarradicales, tan propensas a chorradas, callan en todo esto como meretrices –viejo dicho popular, no cosa mía– o como tumbas, que suena menos machista. Están demasiado ocupadas en cosas indispensables, como afirmar que las abejas y las gallinas también son hembras explotadas, que a Quevedo hay que borrarlo de las aulas por misógino, o que las canciones de Sabina son machistas y éste debe corregirse si quiere que lo sigan considerando de izquierdas.

Y aquí seguimos, oigan. Tirando por la borda siglos de lucha. Admitiendo por la puerta de atrás lo que echamos a patadas, con sangre, inteligencia y sacrificio, por la puerta principal. Suicidándonos como idiotas.


Publicado el 5 de marzo de 2017 en XL Semanal.

sábado, 4 de marzo de 2017

LA ARGENTINA Y LOS DERECHOS HUMANOS (V)

Durante el primer gobierno democrático los terroristas atacaron un cuartel militar. Y los mas extremistas de los uniformados, de la otra mano, también acorralaron al gobierno con asonadas militares.
Ante este vendaval  de dolor, odio y resentimiento, el presidente asumió su responsabilidad con las leyes de “punto final” y “obediencia debida”.
Por tal decisión pacificadora fue acusado, por los partidarios de los terroristas y por politiqueros de segunda división, de no continuar con la epopeya justiciera de la nueva inquisición. 
Tampoco fueron fáciles los inicios del segundo gobierno democrático. Pero casi cinco años pasados en prisión y en condiciones indignas, seguramente le sirvieron al nuevo presidente para mirar el tema con manga ancha. Y a decidir  que el camino  era la pacificación de los espíritus. Y así perdonó a los unos y a los otros. Hasta a los militares que, asonada mediante, pretendieron condicionar su gobierno.
Hay que explicarle a los que no los vivieron que no fueron tiempos fáciles. Por eso la historia hay que analizarla en el contexto de su época.
Claro que, aún con mas intensidad que el primer presidente, también fue acusado de cómplice de los violadores de los derechos humanos.
Y es natural. Había y aún hay mucho dolor y resentimiento. Y frente a ellos no se pueden exigir razones.  Los años transcurridos siempre serán pocos para cerrar las heridas provocadas por el dolor de la pérdida. Pocos también para abandonar la reflexión sobre una conducta colectiva que permitió que se llevara la vida de nuestros vecinos.
Pero muchos para que una sociedad no comprenda que nada se puede construir sobre la militancia del odio y del resentimiento.
El breve periodo del tercer presidente democrático tampoco alteró demasiado esa intención pacificadora.
Pero Argentina es la tierra de las sorpresas.

jueves, 2 de marzo de 2017

GENTE CINICA Y JODIDA

Queremos que todo cambie, pero seguir siendo los mismos. Queremos, a la vez, que ese cambio sea rápido y definitivo. Queremos subir subsidios y bajar el gasto; bajar impuestos y subir el gasto, tomar crédito y bajar el déficit, bajar el gasto y subir el gasto.
Nos preguntamos cuánto más van a tardar en convertir a los noventa mil policías de la bonaerense en oficiales honestos, amables y eficientes. ¿Todavía no terminaron?
Queremos maestros que nunca sean evaluados sino por sí mismos y, en cualquier caso, queremos prohibir la difusión de las evaluaciones al público: si el maestro es un inútil debe ser una sorpresa del ciclo lectivo.
Queremos que los empleados estatales se esfuercen en su trabajo pero les pagamos a todos igual.
Tenemos una curiosa idea del dinero: pensamos que estuvo, que está y que estará. La riqueza es como un árbol de oro del que uno va sacando ramitas: nadie lo generó, nadie debe mantenerlo.
Un tercio de nosotros trabaja y paga impuestos, otro tercio trabaja pero no los paga y el tercio final no trabaja.
El ultimo informe de competitividad del World Economic Fórum calcula la tasa impositiva total tomando en cuenta ganancias, impuestos sobre la renta, contribuciones sociales y laborales a cargo del empleador, impuestos sobre transmisiones patrimoniales, impuestos sobre el volumen de negocios y otros impuestos: Argentina encabeza el ranking mundial de presión tributaria con una tasa impositiva total del 137,4%.
Una familia con un solo integrante trabajador asalariado en el sector formal deberá trabajar por lo menos 211 días sólo para pagar al Estado los impuestos de este año. Así, en caso de no pagar Ganancias, su día de la “independencia tributaria” será el 21 de junio, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que señala la carga tributaria formal integral entre un 47,5% y el 57,9% del ingreso total (incluyendo contribuciones patronales) de una familia. De ahí sale la plata que parece generarse sola.
Hacemos negocios con la plata del Estado o la de otro: nos quejamos de que no “llegan” inversiones.
Esperamos que los demás pongan su dinero donde nosotros no estamos dispuestos a poner el nuestro.
Somos expertos en mercados controlados y mucho más expertos si tenemos amigos en la agencia de control.
Votamos cambiar pero, en el fondo, la mitad del país no quiere hacerlo: cambiar significaría trabajar en serio, perder privilegios corporativos, someternos a perder lo que logramos currar.
Queremos que las cosas cambien, pero, a la vez, mantenemos abiertas discusiones tan básicas que impiden que el país progrese. ¿A esta altura del partido tenemos que definir el perfil productivo de la Argentina? ¿Queremos armar tanques o producir rabanitos? Hoy llamamos “industria” a la producción de telgopor y manuales en español, “protección” al sobre precio textil que encarece la ropa para los más pobres. ¿Dónde está el costo argentino? ¿En el salario o en el margen de ganancia de las empresas?
¿Queremos que el cambio –algún cambio- se produzca?
¿Para que se votó contra el kirchnerismo? ¿Para moderar el choreo? ¿Para eliminarlo? ¿Para cambiar la Argentina? ¿Y por cuanto tiempo estamos dispuestos a hacerlo?

Todos reconocemos la crisis, pero no estamos dispuestos a sacrificio alguno para enfrentarla. ¿Ya está? ¿Ya termino? ¿Ya se arreglo todo? ¿Ya se hicieron honestos los jueces, terminaron los piquetes, la inflación bajó y apareció el crédito y, sobre todo, ya estamos en superávit? Somos, realmente, gente bastante cínica y jodida.

Jorge Lanata
diario Clarin
25/2/2017