domingo, 19 de abril de 2015

YA ESTA BUENO DE ESO DE LA DESIGUALDAD

Está de moda el tema de la desigualdad. En realidad, siempre es como el pan del día. Lo que ocurre es que tras cada crisis - y la reciente se ha destacado por gorda - la asignatura adquiere una presencia superlativa.
Y se ponen al loro - como diría un español -  personajes, tanto eruditos como alborotadores, que baten el parche sobre esta mortificación. Desde el Papa claro, cuya obligación laboral es, casualmente,  batir el parche sobre tema tan sensible.
Después se suben al carro los cándidos y los atontados de costumbre. Porque parece que es mas fácil amar a la humanidad en general que al vecino de la otra cuadra.
Lo que no he visto - y si lo vi no me acuerdo - es gente haciendo un esfuerzo por enfocar
Porque vamos a ver. A que llamamos desigualdad?  A que los seres humanos son diferentes, diversos, distintos y como consecuencia de ellos les va diferente en la vida?
Y si, es así. Hasta que el  gobierno saque una ley de "igualdad cuidada". No sonría. Hasta esto es posible.
Porque curiosamente nadie reclama mas inteligencia. En eso parece no haber desigualdad. Aunque cueste creerlo, todo el mundo considera tener la suficiente.
O nos referimos a otra cosa. A la desproporción económica, política y social en que se encuentran unos individuos frente a otros.
De eso se trata?
Algo inaceptable por cierto. Y que merece atención y preocupación.
Pero primero enfoquemos. Se trata de un tema moral, en todo caso político. Por cierto de estética. Pero no económico, como gustan de plantear los encrespados.
Porque uno puede pasar en uno de esos coches que se han dado en denominar de alta gama por delante de un menesteroso. Pero eso no es un tema económico. Alguien podrá decir que no resulta decoroso. Otro podrá afirmar que altera el convivir, porque molesta al prójimo agobiado en sus carencias. O que, simplemente, no es armónico.
Hasta puede desatar una guerra, porque  la gente también puede cansarse de que le muestren lo que no puede tener. Y decidir tenerlo por las suyas.
Todo esto es cierto. Pero definitivamente no tiene ninguna trascendencia económica.
Paradójicamente, muchas veces tienen trascendencia económica – y de la buena – las consecuencias de la desigualdad.
Porque si nos fijamos con atención, entre los que hacen a los demás desiguales hay muchos herederos de vivillos. Pero también señores de cabeza gorda, Bill Gates por caso, que por ser desigual al normal de la gente ha hecho un montón por cambiar el mundo. Y aunque de otra manera, lo sigue haciendo, dedicando su riqueza que, si no fuera por él, no se hubiera producido, a facilitarle la vida a mucha gente, en lugar de gastarla en veranear en Villa Gessell. Que no es razonable que tenga tanta? Pues dígame quien le regaló la vara de la razonabilidad
Así que olvidemosnos de los sitios comunes, del desasosiego de monsieur Piketty y de la pesadumbre del Papa. Y tratemos de enfocar.
Ser decentes es nunca abandonar la búsqueda del ideal. Y ser sensatos es entender que ese ideal buscado es algo evanescente, abstracto, impreciso y seguramente tornadizo. Así que no abandonemos la sensatez si queremos ser realmente decentes. Y no dediquemos nuestros esfuerzos a buscar a las trompadas esa igualdad que parece nunca llegar. Como hicieron los que se decían seguidores de Marx, malogrando tantas vidas en pos de una quimera que nunca llegó. Salvo para los dueños del circo, claro.
Y tratemos de entender que la igualdad es una palabra preciosa que debe aplicarse de inmediato cuando se puede.  La igualdad ante la ley, la igualdad de oportunidades, la igualdad de derechos, la igualdad salarial para trabajos similares o con igual productividad. Y tantas otras igualdades posibles que estarán pidiendo estar.
Salvo, para mi gusto, la igualdad del hombre y la mujer, la mas ridícula de las igualdades pretendidas. Porque pertenezco al bando de los que consideran que las señoras deben tener todos los derechos que crean necesarios o que les guste tener. Aunque sean muchos mas que los de los hombres.
Y dediquémonos a aplicar para que cada vez mas gente pueda vivir decentemente y en paz,  más chicos puedan crecer sanos y contentos y todos recibamos mas y mejor educación, mas y mejor servicio médico y mas posibilidades de ser quienes querramos ser. Y que el hambre sea historia.

Y dejemos en paz a la desigualdad. Que a lo mejor ayuda para que la economía funcione mejor y se logren mas rápido las metas, que casualmente, nos lleven a ese ideal de la igualdad.