Tenemos un día complicado en materia gremial porque hay diversas protestas. Los controladores aéreos están paralizando los vuelos en toda la Argentina por dos días. Afecta tanto a Aeroparque como a Ezeiza y a un total de 30 aeropuertos, por una discusión que me costó a mí entender. Y el gremio de los Camioneros ha dejado al país prácticamente sin combustibles. Son dos paros salvajes que están complicando mucho a la Argentina esta mañana. Es un extravío inaceptable, salvaje, que debiera ser discutido: si sigue siendo posible vivir de esta manera.
Después tenemos un conjunto de medidas que están por tomarse en el sentido de paliar la situación de carácter social que vive la Argentina: la devolución del IVA a jubilados que se ha votado, por supuesto, el acuerdo para sacar el Impuesto a las Ganancias del aguinaldo y el miércoles se votará el blanqueo de capitales con la cuestión de los jubilados, al menos en la Cámara de Diputados.
También aparecen esta mañana imágenes en los medios de encapuchados cortando las calles en el centro porteño custodiados por la Policía. Este grupo que se llama ahora Resistencia Popular. Un grupo ligado al kichnerismo que con palos y capuchas ha vuelto a cortar la Ciudad de Buenos Aires, otra cosa inaceptable. Y hay una preocupación en la provincia de Buenos Aires que Sergio Massa me lo confirmó, en línea con lo que había denunciado Joaquín Morales Solá: el gobierno bonaerense dispuso la entrega de planes sociales, entrega de alimentos, y refuerzo de seguridad en algunas partes como consecuencia de protestas de grupos vinculados con el kirchnerismo.
Tenemos la confirmación de la medida adoptada por el juez Luis Arias, que ha bloqueado el aumento de la luz con excepción de Edenor y Edesur. Yo entiendo el costo dramático del ajuste en materia tarifaria. También es cierto que las empresas tienen aumentos de costos, aumentos de salarios, aumento de impuestos y no pueden subir las tarifas. ¿En cuánto tiempo más la actividad económica de estas compañías se vuelve inviable? No sé, meses.
La pregunta que uno tiene que hacerse es: ¿de qué depende que vengan inversiones a la Argentina? El tema es clave porque este gobierno ha sustituido la prioridad del anterior, el consumidor, siendo que se han consumido en la Argentina todos los stocks, por el concepto del inversor. El inversor juega un papel fundamental en la Argentina que viene porque nos hemos quedado sin energía, sin rutas, sin autopistas, ¡sin nada! Entonces hay que invertir. La figura del inversor es crucial, por encima de la del consumidor, que ha tenido una época de apogeo.
Aún considerando que el gobierno ha removido muchas de las distorsiones y extravíos del gobierno anterior y se ha hecho con éxito: el tema del cepo, de retenciones y demás… Estamos a horas del famoso segundo semestre. Si miramos los resultados hasta el momento, vemos que la inflación sigue siendo muy alta: estamos en un nivel de treinta y pico…40 por ciento. Ojalá baje en el segundo semestre por algún motivo, hasta inclusive dicen que va a bajar por falta de actividad. Tenemos una situación fiscal bastante incierta, nos dijo el señor Espert. Tenemos unos 150 mil empleos perdidos. Tenemos el impacto del tema de las tarifas. Tenemos una baja significativa del nivel de la actividad que lo ha graficado el doctor De Pablo en la última entrega de Contexto y la baja es muy fuerte. Por ejemplo, ponderando los primeros cuatro meses del año la industria cayó 2,4% y la construcción cae 10,3 por ciento. Tenemos a la recaudación por debajo de la inflación. Y tasas de interés que convierten a la actividad productiva en complicada y la actividad financiera, en maravillosa.
Sobre este pronóstico caben tres posibilidades:
– La primera es que Macri lo hizo a propósito. Que el gobierno de los CEO'S, como lo llaman ahora, ha esto hecho esto de modo deliberado para beneficiarse ellos mismos. Esto es un argumento que da vuelta por la Argentina.
– El segundo es que esto es resultado de la bomba, de la herencia anterior, y esto es el estallido del plan bomba.
– Y el tercer argumento es que el plan económico es malo. Que Prat-Gay y su gente no funcionan y la culpa la tiene Macri con independencia de intención.
Vamos a descartar la posibilidad número uno por estúpida. La idea de que el gobierno ha hecho esto de modo deliberado para perjudicar a los argentinos y beneficiar a los ricos no resiste el menor análisis. Entonces nos quedamos con las dos últimas. Con independencia de cuál de las dos posturas sea la correcta (si la culpa es de Cristina, si la culpa es de Macri, o en todo caso una combinación de ambas cosas), en poco tiempo más este debate será viejo. Entrado el segundo semestre esta discusión es vieja, sobre todo, por la vertiginosidad de los acontecimientos. Las cosas van muy rápido y dentro de poco esto va a estar concentrado en el Gobierno, con independencia del desastre anterior (que lo hemos subrayado durante años y yo sigo creyendo que tiene responsabilidad en lo que está pasando).
¿De qué depende entonces que lleguen las inversiones? A mí me da la impresión de que la inversión depende mucho del contexto político. El doctor Juan Carlos De Pablo -que ha estudiado mucho la economía argentina- dice que todos los programas de estabilización de la Argentina han sido de shock y que, finalmente, el gradualismo nunca terminó de funcionar del todo. Pero también nos dice que toda política económica ocurre en un determinado contexto político y a mí me parece que esta es la cuestión fundamental. Acá es donde me parece que hay más dudas: ¿en qué contexto político está la Argentina de hoy?
Es cierto que con independencia de cuánto shock ha habido en los programas de estabilización de la Argentina, en todos los casos en los que la Argentina arrancó -con Menem o Kirchner, por ejemplo- hubo un nivel de orden político.
Una condición previa al debate gradualismo-shock o inversores-consumidores o tarifas es si, efectivamente, la Argentina está frente a la perspectiva de un nuevo orden político o está todavía en una pugna entre un orden que pretende instalarse y uno que no termina de irse.
Si miramos todo lo que está pasando, está claro que hay un orden anterior que no termina de irse. Pero hay una pugna de órdenes. Ayer, por ejemplo, una de las grandes noticias fue la señora de Kirchner con el tema jubilados. Y el inversor antes de ver dónde litiga, lo que hace es mirar para arriba. Y trata de adivinar qué ve. No está claro qué ve: si un orden nuevo que trata de imponerse o un orden anterior que se resiste a finalizar. Y a mí me parece que por acá pasa el debate profundo de la Argentina, con independencia del segundo semestre, que será un poco mejor o un poco peor. Nadie lo sabe.
Lo que le falta a la Argentina es claridad política sobre las intenciones del gobierno en términos de largo plazo. Puesto en otros términos: falta un puñetazo sobre la mesa. Estos dilemas económicos tienen una respuesta en el plano político. En el plano económico después vemos las tarifas, la inflación y la cuestión fiscal. Los inversores y los que toman decisiones, cuando tienen que comprar o vender, lo primero que miran no es el tribunal, es qué pasa, qué ven en materia política cuando ven para arriba.
Comentario editorial de Marcelo Longobardi en su programa Cada Mañana de Radio Mitre.