Está de moda el tema de la desigualdad. En realidad, siempre es
como el pan del día. Lo que ocurre es que tras cada crisis - y la reciente se
ha destacado por gorda - la asignatura adquiere una presencia superlativa.
Y se ponen al loro - como diría un español - personajes, tanto eruditos como alborotadores,
que baten el parche sobre esta mortificación. Desde el Papa claro, cuya
obligación laboral es, casualmente,
batir el parche sobre tema tan sensible.
Después se suben al carro los cándidos y los atontados de
costumbre. Porque parece que es mas fácil amar a la humanidad en
general que al vecino de la otra cuadra.
Lo que no he visto - y si lo vi no me acuerdo - es gente haciendo
un esfuerzo por enfocar
Porque vamos a ver. A que llamamos desigualdad? A que los seres humanos son diferentes, diversos,
distintos y como consecuencia de ellos les va diferente en la vida?
Y si, es así. Hasta que el gobierno saque una ley de "igualdad
cuidada". No sonría. Hasta esto es posible.
Porque curiosamente nadie reclama mas inteligencia. En eso parece
no haber desigualdad. Aunque cueste creerlo, todo el mundo considera tener la
suficiente.
O nos referimos a otra cosa. A la desproporción económica, política
y social en que se encuentran unos individuos frente a otros.
De eso se trata?
Algo inaceptable por cierto. Y que merece atención y preocupación.
Pero primero enfoquemos. Se trata de un tema moral, en todo caso
político. Por cierto de estética. Pero no económico, como gustan de plantear
los encrespados.
Porque uno puede pasar en uno de esos coches que se han dado en
denominar de alta gama por delante de un menesteroso. Pero eso no es un tema
económico. Alguien podrá decir que no resulta decoroso. Otro podrá afirmar que
altera el convivir, porque molesta al prójimo agobiado en sus carencias. O que,
simplemente, no es armónico.
Hasta puede desatar una guerra, porque la gente también puede cansarse de que le
muestren lo que no puede tener. Y decidir tenerlo por las suyas.
Todo esto es cierto. Pero definitivamente no tiene ninguna
trascendencia económica.
Paradójicamente, muchas veces tienen trascendencia económica – y
de la buena – las consecuencias de la desigualdad.
Porque si nos fijamos con atención, entre los que hacen a los
demás desiguales hay muchos herederos de vivillos. Pero también señores de
cabeza gorda, Bill Gates por caso, que por ser desigual al normal de la gente
ha hecho un montón por cambiar el mundo. Y aunque de otra manera, lo sigue
haciendo, dedicando su riqueza que, si no fuera por él, no se hubiera producido,
a facilitarle la vida a mucha gente, en lugar de gastarla en veranear en Villa
Gessell. Que no es razonable que tenga tanta? Pues dígame quien le regaló la
vara de la razonabilidad
Así que olvidemosnos de los sitios comunes, del desasosiego de
monsieur Piketty y de la pesadumbre del Papa. Y tratemos de enfocar.
Ser decentes es nunca abandonar la búsqueda del ideal. Y ser
sensatos es entender que ese ideal buscado es algo evanescente, abstracto, impreciso
y seguramente tornadizo. Así que no abandonemos la sensatez si queremos ser
realmente decentes. Y no dediquemos nuestros esfuerzos a buscar a las trompadas
esa igualdad que parece nunca llegar. Como hicieron los que se decían
seguidores de Marx, malogrando tantas vidas en pos de una quimera que nunca
llegó. Salvo para los dueños del circo, claro.
Y tratemos de entender que la igualdad es una palabra preciosa que
debe aplicarse de inmediato cuando se puede.
La igualdad ante la ley, la igualdad de oportunidades, la igualdad de
derechos, la igualdad salarial para
trabajos similares o con igual productividad. Y tantas otras igualdades posibles que
estarán pidiendo estar.
Salvo, para mi gusto, la igualdad del hombre y la mujer, la mas
ridícula de las igualdades pretendidas. Porque pertenezco al bando de los que
consideran que las señoras deben tener todos los derechos que crean necesarios
o que les guste tener. Aunque sean muchos mas que los de los hombres.
Y dediquémonos a aplicar para que cada vez mas gente pueda vivir
decentemente y en paz, más chicos puedan
crecer sanos y contentos y todos recibamos mas y mejor educación, mas y mejor
servicio médico y mas posibilidades de ser quienes querramos ser. Y que el
hambre sea historia.
Y dejemos en paz a la desigualdad. Que a lo mejor ayuda para que
la economía funcione mejor y se logren mas rápido las metas, que casualmente, nos
lleven a ese ideal de la igualdad.
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