domingo, 27 de diciembre de 2015
LORD KEYNES
La ya célebre crísis de las hipotecas llevó a
los expertos y seudo expertos a abrevar en John Maynard Keynes, seguramente el
mas célebre de los economistas, para
tratar de encontrarle la vuelta al incordio. Y para no ser tenidos en
menos, el conjunto de ignorantes e
indocumentados que convirtieron al país
en una casa de putas
con balcones a la calle hasta hace pocos días, recurrieron a
los resaberes de Lord Keynes para justificar sus recurrentes desaguisados.
Así que resulta tan interesante como
divertido conocer a este extraordinario personaje. Ya no en su aspecto
intelectual, que requiere ciertos conocimientos de la materia económica, sino
como ser humano de carne y hueso.
Y quien era don Keynes en carne y hueso?
jueves, 10 de diciembre de 2015
HISTORIA DEL REVUELTO GRAMAJO
Se repite, como verdad revelada, que el revuelto gramajo es creación de un coronel santiagueño, ayudante del Julio A. Roca. Esto lo contó Felix Luna en su magnífico libro Soy Roca. Pero también contó , cuando la anécdota del revuelto gramajo se hizo viral ( digo así para pasar por nativo digital), que la había inventado . Que él escribió una novela, con todas las licencias que las novelas permiten. Y que resultó el primer sorprendido por la consagración de su "boutade".
Así que siendo cuidadosos, para evitar imaginarios cautivantes, vamos a encontrar el origen del célebre revuelto.
Todo se debe, en realidad, a un rey de Portugal, Sebastian I. No tuvo una infancia muy feliz el pobrecito. Su papá real murió antes que naciera. Y la mamá, Juana de Austria, eligió volverse a España y nunca mas verle.
Para colmo era medio enfermito, como resultado de esa costumbre de los reyes de salir poco - a menos que los invitaran a una guerra - y casarse entre parientes. Y no resultó aficionado a las señoras debido, según algunos biógrafos, a un problema instrumental. O, lo que parece mas probable, a inclinaciones heterodoxas, dado que se sabe que afirmó: “Menos mal ser puto, que mandado”. Y Alejandro VI, una monada de Papa, lo defendió diciendo: “Es puto, pero muy piadoso”.
El hecho es que decidió ocupar su tiempo fuera de casa en guerrear contra los moros y los turcos. Pero también con exigua fortuna.
Porque su ejército fue aniquilado por el sultán de Marruecos. Nuestro ya amigo rey murió en la trifulca. Y gran parte de la nobleza portuguesa cayó prisionera y por sus vidas se exigió un gran rescate, lo que acabó prácticamente con el tesoro de Portugal.
En fin. Un fracaso colosal. Por no quedarse en su casa.
Pero en el ejército real había un destacamento de tropas enviadas por el papa, bajo el mando del inglés Sir Thomas Stukeley y su lugarteniente Sir Jonathan Gram, quien llevaba, para tan heroico evento, su espada flamígera y la compañía de su hija Mary Joan.
A quien el buen rey, por una cuestión de comodidad del lenguaje, llamaba Majo. Y ella, para complacer a tan desdichado monarca, de instrumento averiado o gustos esquívocos, pero muy aficionado a un tubérculo recientemente arribado de america, decidió darle una alegría.
Y con los pocos ingredientes disponibles, le preparaba el revuelto que la historia recogió originariamente como Majogram, como todavía lo llama uno que otro subsahariano o Gramajo, como se denomina por estas tierras.
Así que algo quedó de aquel histórico descalabro.
Porque del rey no encontraron ni los huesitos y Majo, capturada por los infieles, fue trapicheada en el zoco de Fez por cinco camellos y dos marmitas. Cuentan que el rescate que inicialmente se pidió por ella, diez fanegas y 5 celemines de patatas, nunca llegó por falta de stock, producto de los precios máximos establecido por el conde de Moreno, ministro de comercio del rey de España.
Así que siendo cuidadosos, para evitar imaginarios cautivantes, vamos a encontrar el origen del célebre revuelto.
Todo se debe, en realidad, a un rey de Portugal, Sebastian I. No tuvo una infancia muy feliz el pobrecito. Su papá real murió antes que naciera. Y la mamá, Juana de Austria, eligió volverse a España y nunca mas verle.
Para colmo era medio enfermito, como resultado de esa costumbre de los reyes de salir poco - a menos que los invitaran a una guerra - y casarse entre parientes. Y no resultó aficionado a las señoras debido, según algunos biógrafos, a un problema instrumental. O, lo que parece mas probable, a inclinaciones heterodoxas, dado que se sabe que afirmó: “Menos mal ser puto, que mandado”. Y Alejandro VI, una monada de Papa, lo defendió diciendo: “Es puto, pero muy piadoso”.
El hecho es que decidió ocupar su tiempo fuera de casa en guerrear contra los moros y los turcos. Pero también con exigua fortuna.
Porque su ejército fue aniquilado por el sultán de Marruecos. Nuestro ya amigo rey murió en la trifulca. Y gran parte de la nobleza portuguesa cayó prisionera y por sus vidas se exigió un gran rescate, lo que acabó prácticamente con el tesoro de Portugal.
En fin. Un fracaso colosal. Por no quedarse en su casa.
Pero en el ejército real había un destacamento de tropas enviadas por el papa, bajo el mando del inglés Sir Thomas Stukeley y su lugarteniente Sir Jonathan Gram, quien llevaba, para tan heroico evento, su espada flamígera y la compañía de su hija Mary Joan.
A quien el buen rey, por una cuestión de comodidad del lenguaje, llamaba Majo. Y ella, para complacer a tan desdichado monarca, de instrumento averiado o gustos esquívocos, pero muy aficionado a un tubérculo recientemente arribado de america, decidió darle una alegría.
Y con los pocos ingredientes disponibles, le preparaba el revuelto que la historia recogió originariamente como Majogram, como todavía lo llama uno que otro subsahariano o Gramajo, como se denomina por estas tierras.
Así que algo quedó de aquel histórico descalabro.
Porque del rey no encontraron ni los huesitos y Majo, capturada por los infieles, fue trapicheada en el zoco de Fez por cinco camellos y dos marmitas. Cuentan que el rescate que inicialmente se pidió por ella, diez fanegas y 5 celemines de patatas, nunca llegó por falta de stock, producto de los precios máximos establecido por el conde de Moreno, ministro de comercio del rey de España.
LA MALA SUERTE DE PAUL KRUGMAN, PRONOSTICADOR DE SUCESOSOS IMAGINARIOS
Hace nada, “unas” cincuenta millones de personas - niños, ancianos, mujeres, además de los señores - perecieron en Europa por obra de la guerra, las hambrunas, las deportaciónes, las limpiezas étnicas y las bestialidades indescriptibles de que también es capaz el ser humano.
“Unas” cincuenta millones. Vaya que se dice fácil.
Y, como digo, hace nada.
Y desde hace menos que nada, Europa es la única región del planeta donde está en marcha la construcción de un gran proyecto de integración de naciones, sociedades, culturas, economías e instituciones bajo el signo de la legalidad y de la libertad. Y de la preocupación colectiva por las dificultades del vecino de al lado.Y hasta del de la otra cuadra.
Una empresa que parece sacada de la literatura fantástica. Porque lo imposible solo es posible en el mundo del arte y de la literatura. En el mundo imaginado. En el de la economía y la política suele traer calamidades.
Así y todo, y seguramente con inmensas dificultades, con idas y venidas, con aplausos y silbidos, con broncas y alegrías, con éxitos y fracasos, y con cuartas y quintas y reversas, la empresa sigue su marcha. Y también sirve de ejemplo para un mundo que, mas temprano que tarde, se irá trasluciendo en lo que es. La casa que tenemos para convivir miles de millones de seres humanos que, sin renunciar a sus historias, sus humores, sus gustos, sus orgullos, sus identificaciones, sus papas fritas y huevos fritos, aceptan aceptar.
Y claro que el funcionamiento de la Europa comunitaria no es perfecto. Nunca podría haberlo sido.
Se trata de tratar. Y vaya que han tratado. Aún en la imperfección. Porque la unión monetaria formó parte de una decisión política que tuvo poco en cuenta las productividades relativas de los países miembros.
Porque las formas de entender la vida de los que están mas cerca del frío y los mas cercanos al calor resultan diferentes. Como resultan también diferentes las decisiones de los que se sienten tirando del carro y las de los que alaban la comodidad del carro que los lleva.
Como los griegos, por ejemplo, que pensaron que todo estaba muy bien, pero nada merecía cambiar su envidiable forma griega de vivir. Y al principio les resultó. Porque el pertenecer tiene sus privilegios. Habían encontrado quien los ayudaba a pagarse la vida.
Y cuando se les complicó, ensayaron algunas trampitas para no deprimirse. Hasta que al final el final se reveló. Como se nos revela vuelta a vuelta a los argentinos, cuando caminamos sin preguntarnos detrás de cada quimera.
Y producida la revelación, ganó las elecciones una alianza del querer. Prometiendo no al ajuste y si a la felicidad. Que a poco colisionó con la realidad del no poder. Y palabra va, palabra viene, comenzó una pulseada con los demás socios, ahora considerados acreedores. Y para darle color a la disputa, hasta con palabras subidas de tono, especialmente hacia Alemania, por parte de algún polichinela. Que oportunamente tuvo que salir de escena, para conservar la brega como un disenso de intereses entre socios amigos y educados.
Porque claro, Alemania no es responsable de que algunos de los países comunitarios tengan su economía hecha una ruina. Y además Frau Merkel, una europeísta decidida, también representó, el día de las ofensas innecesarias, a otros países del norte de Europa, que no tienen la voz tan fuerte. Y también a España, a Portugal y a Irlanda, que libraron y continúan librando, una lucha soberbia contra la mishiadura.
Así que el primer ministro, que parece que de tonto no tiene un pelo, convocó un referendum sobre si sis o sis nos al denostado “apriete de los acreedores”. Claro que “ese referéndum sólo buscaba fortalecer a Tsipras dentro del país", como señaló el conocido y agudo escritor griego Petro Markaris, que de su pais sabe mas de lo que nosotros opinamos.
Y quienes celebraron con entusiasmo el “no” del referéndum griego?
Por de pronto los representantes mas conspicuos de la “inteligencia al poder”. Como los presidentes de Venezuela y Argentina.
Pero además lo mas granado de la gente equilibrada. Como el Frente Nacional de Marine Le Pen, el facho y eurófobo británico Nigel Farage del UKIP y los nazis de Amanecer Dorado.
Nada sorprendente. Pero siempre un algo preocupante. Porque como dice el refrán, “a bobos y a locos no los tengas en poco.”
Pero tampoco podía faltar el pronosticador de sucesos imaginarios. Mi gran amigo Paul Krugman. El no lo sabe. Pero ya es mi gran amigo.
Claro. El hombre viene pronosticando la desaparición del euro desde hace años. Y las corridas bancarias. Y mas que tremebundas crisis económicas y financieras en Europa. Incluso afirmaba que para evitar una quiebra generalizada, los Estados impondrían una suerte de corralito, limitando los retiros de efectivo y prohibiendo transferir depósitos al exterior
Y si le preguntan si es oportuno que desaparezca el euro, contesta que si pero no tanto. Que la austeridad es buena, pero no sirve. Y claro que la culpa de todo la tiene Alemania, que quiere destruir la soberanía de Grecia y quitarle a su pueblo cualquier esperanza de tomar champagne y gastar en euros. Que se conformen con el ouzo y el dracma.
Claro que parece que Tsipras es un tio listo . Y luego del referendum, continuó buscando un acuerdo con sus socios, los malos del norte. Y después de tirar de la cuerda lo que la cuerda daba, fumó la pipa. Luego convocó nuevamente a los griegos para preguntarles si querían que siga en la timonera. Y como le dijeron que si, por aquello de que el hambre no es zonzo, ahí lo tenemos tratando de dirigir el barco. Sufriendo lo que el economista Nissan Liviatna denomina la trampa de la falta de credibilidad. Tiene que ser el triple de ortodoxo para que le crean la mitad.
Tendrá éxito esta quimera de la razón?
Vaya pregunta. Pues que ya la tiene. Y ya la tiene aunque tenga que enfrentar dilemas escabrosos. Primero porque no estamos hablando de economía. Estamos hablando de técnica, ciencia, cultura, valores, usos y costumbres, y, aunque todavía más débilmente, de salud, justicia y política. El aspecto fundamental de la globalización no es solo el entramado mundial de los mercados. Es mucho mas que eso. Es la ambición de convivir. La ambición de morir de viejo. O de aburrido.
Es “Playing for change”.
El desarrollo, entendido en términos estrictamente económicos, es un espejismo precario. No es menos sino más globalización en el campo de la democracia lo que hace falta para que la lucha contra el hambre y el atraso sea efectiva y durable. Y para que los ciudadanos de a pie tengamos mas armas para luchar contra las alimañas del dinero.
Si el euro subsiste o no dependerá de cómo se vayan resolviendo los problemas que su existencia plantea. En el mientras tanto solo cabe defenderlo como un instrumento mas. Un instrumento útil. Mientras los sea. Como parece serlo. Por ahora.
Así que cabe decirle al amigo Krugman, escribidor compulsivo, que un premio nobel tiene una enorme responsabilidad. Y un responsable apaga incendios, no los agrava.
Y recordar además que “el premio Nobel en economía le confiere al galardonado una autoridad que no posee. Propongo que quien lo recibe realice un juramento de humildad, similar al que realizan los médicos” (Hayek, Premio Nobel 1974).
Y saber que hay momentos para hablar y otros para callar.
“Sostengo que los bancos centrales deben circunscribirse a luchar contra la inflación, pero delante de los funcionarios del Banco de Suecia no quiero discutir en este momento, recordando que cuando Voltaire, en su lecho de muerte, fue visitado por un sacerdote para que renunciara al Demonio, rechazó el consejo porque `éste no es el momento para generar nuevos enemigos´” (Lucas, Premio Nobel 1995).
Y que se trata de una experiencia única. “Me siento como un ciego en un campo nudista” (Buchanan, Premio Nobel 1986).
Y que así como no hay “tal cosa como un almuerzo gratis… tampoco existe un premio gratis. El galardonado se convierte instantáneamente en un experto en las cuestiones más diversas. Radios y TV de todo el mundo me consultaron desde cómo curar el resfrío hasta sobre una carta referida al mercado bursátil firmada por el presidente Kennedy” (Friedman, Premio Nobel 1976).
Así que no conviene creérsela. Mejor divertirse con lo que a uno le toca.
“ En las últimas 7 semanas, desde que se supo que me habían otorgado el premio Nobel, me pidieron que resolviera los problemas económicos de Estados Unidos, Noruega, Suecia, Alemania, Israel, España, Portugal, Argentina, Brasil, México, Filipinas, China, Japón y Corea. Como ustedes comprenderán, conozco las respuestas a todas las preguntas” (Solow, Premio Nobel 1987).
Porque finalmente, el “master” siempre tiene razón.
“Porque será espléndido el día que los economistas lleguen a ser humildes como los dentistas” (John Maynard Keynes)
gracias a Juan Carlo de Pablo por su colaboración involuntaria
“Unas” cincuenta millones. Vaya que se dice fácil.
Y, como digo, hace nada.
Y desde hace menos que nada, Europa es la única región del planeta donde está en marcha la construcción de un gran proyecto de integración de naciones, sociedades, culturas, economías e instituciones bajo el signo de la legalidad y de la libertad. Y de la preocupación colectiva por las dificultades del vecino de al lado.Y hasta del de la otra cuadra.
Una empresa que parece sacada de la literatura fantástica. Porque lo imposible solo es posible en el mundo del arte y de la literatura. En el mundo imaginado. En el de la economía y la política suele traer calamidades.
Así y todo, y seguramente con inmensas dificultades, con idas y venidas, con aplausos y silbidos, con broncas y alegrías, con éxitos y fracasos, y con cuartas y quintas y reversas, la empresa sigue su marcha. Y también sirve de ejemplo para un mundo que, mas temprano que tarde, se irá trasluciendo en lo que es. La casa que tenemos para convivir miles de millones de seres humanos que, sin renunciar a sus historias, sus humores, sus gustos, sus orgullos, sus identificaciones, sus papas fritas y huevos fritos, aceptan aceptar.
Y claro que el funcionamiento de la Europa comunitaria no es perfecto. Nunca podría haberlo sido.
Se trata de tratar. Y vaya que han tratado. Aún en la imperfección. Porque la unión monetaria formó parte de una decisión política que tuvo poco en cuenta las productividades relativas de los países miembros.
Porque las formas de entender la vida de los que están mas cerca del frío y los mas cercanos al calor resultan diferentes. Como resultan también diferentes las decisiones de los que se sienten tirando del carro y las de los que alaban la comodidad del carro que los lleva.
Como los griegos, por ejemplo, que pensaron que todo estaba muy bien, pero nada merecía cambiar su envidiable forma griega de vivir. Y al principio les resultó. Porque el pertenecer tiene sus privilegios. Habían encontrado quien los ayudaba a pagarse la vida.
Y cuando se les complicó, ensayaron algunas trampitas para no deprimirse. Hasta que al final el final se reveló. Como se nos revela vuelta a vuelta a los argentinos, cuando caminamos sin preguntarnos detrás de cada quimera.
Y producida la revelación, ganó las elecciones una alianza del querer. Prometiendo no al ajuste y si a la felicidad. Que a poco colisionó con la realidad del no poder. Y palabra va, palabra viene, comenzó una pulseada con los demás socios, ahora considerados acreedores. Y para darle color a la disputa, hasta con palabras subidas de tono, especialmente hacia Alemania, por parte de algún polichinela. Que oportunamente tuvo que salir de escena, para conservar la brega como un disenso de intereses entre socios amigos y educados.
Porque claro, Alemania no es responsable de que algunos de los países comunitarios tengan su economía hecha una ruina. Y además Frau Merkel, una europeísta decidida, también representó, el día de las ofensas innecesarias, a otros países del norte de Europa, que no tienen la voz tan fuerte. Y también a España, a Portugal y a Irlanda, que libraron y continúan librando, una lucha soberbia contra la mishiadura.
Así que el primer ministro, que parece que de tonto no tiene un pelo, convocó un referendum sobre si sis o sis nos al denostado “apriete de los acreedores”. Claro que “ese referéndum sólo buscaba fortalecer a Tsipras dentro del país", como señaló el conocido y agudo escritor griego Petro Markaris, que de su pais sabe mas de lo que nosotros opinamos.
Y quienes celebraron con entusiasmo el “no” del referéndum griego?
Por de pronto los representantes mas conspicuos de la “inteligencia al poder”. Como los presidentes de Venezuela y Argentina.
Pero además lo mas granado de la gente equilibrada. Como el Frente Nacional de Marine Le Pen, el facho y eurófobo británico Nigel Farage del UKIP y los nazis de Amanecer Dorado.
Nada sorprendente. Pero siempre un algo preocupante. Porque como dice el refrán, “a bobos y a locos no los tengas en poco.”
Pero tampoco podía faltar el pronosticador de sucesos imaginarios. Mi gran amigo Paul Krugman. El no lo sabe. Pero ya es mi gran amigo.
Claro. El hombre viene pronosticando la desaparición del euro desde hace años. Y las corridas bancarias. Y mas que tremebundas crisis económicas y financieras en Europa. Incluso afirmaba que para evitar una quiebra generalizada, los Estados impondrían una suerte de corralito, limitando los retiros de efectivo y prohibiendo transferir depósitos al exterior
Y si le preguntan si es oportuno que desaparezca el euro, contesta que si pero no tanto. Que la austeridad es buena, pero no sirve. Y claro que la culpa de todo la tiene Alemania, que quiere destruir la soberanía de Grecia y quitarle a su pueblo cualquier esperanza de tomar champagne y gastar en euros. Que se conformen con el ouzo y el dracma.
Claro que parece que Tsipras es un tio listo . Y luego del referendum, continuó buscando un acuerdo con sus socios, los malos del norte. Y después de tirar de la cuerda lo que la cuerda daba, fumó la pipa. Luego convocó nuevamente a los griegos para preguntarles si querían que siga en la timonera. Y como le dijeron que si, por aquello de que el hambre no es zonzo, ahí lo tenemos tratando de dirigir el barco. Sufriendo lo que el economista Nissan Liviatna denomina la trampa de la falta de credibilidad. Tiene que ser el triple de ortodoxo para que le crean la mitad.
Tendrá éxito esta quimera de la razón?
Vaya pregunta. Pues que ya la tiene. Y ya la tiene aunque tenga que enfrentar dilemas escabrosos. Primero porque no estamos hablando de economía. Estamos hablando de técnica, ciencia, cultura, valores, usos y costumbres, y, aunque todavía más débilmente, de salud, justicia y política. El aspecto fundamental de la globalización no es solo el entramado mundial de los mercados. Es mucho mas que eso. Es la ambición de convivir. La ambición de morir de viejo. O de aburrido.
Es “Playing for change”.
El desarrollo, entendido en términos estrictamente económicos, es un espejismo precario. No es menos sino más globalización en el campo de la democracia lo que hace falta para que la lucha contra el hambre y el atraso sea efectiva y durable. Y para que los ciudadanos de a pie tengamos mas armas para luchar contra las alimañas del dinero.
Si el euro subsiste o no dependerá de cómo se vayan resolviendo los problemas que su existencia plantea. En el mientras tanto solo cabe defenderlo como un instrumento mas. Un instrumento útil. Mientras los sea. Como parece serlo. Por ahora.
Así que cabe decirle al amigo Krugman, escribidor compulsivo, que un premio nobel tiene una enorme responsabilidad. Y un responsable apaga incendios, no los agrava.
Y recordar además que “el premio Nobel en economía le confiere al galardonado una autoridad que no posee. Propongo que quien lo recibe realice un juramento de humildad, similar al que realizan los médicos” (Hayek, Premio Nobel 1974).
Y saber que hay momentos para hablar y otros para callar.
“Sostengo que los bancos centrales deben circunscribirse a luchar contra la inflación, pero delante de los funcionarios del Banco de Suecia no quiero discutir en este momento, recordando que cuando Voltaire, en su lecho de muerte, fue visitado por un sacerdote para que renunciara al Demonio, rechazó el consejo porque `éste no es el momento para generar nuevos enemigos´” (Lucas, Premio Nobel 1995).
Y que se trata de una experiencia única. “Me siento como un ciego en un campo nudista” (Buchanan, Premio Nobel 1986).
Y que así como no hay “tal cosa como un almuerzo gratis… tampoco existe un premio gratis. El galardonado se convierte instantáneamente en un experto en las cuestiones más diversas. Radios y TV de todo el mundo me consultaron desde cómo curar el resfrío hasta sobre una carta referida al mercado bursátil firmada por el presidente Kennedy” (Friedman, Premio Nobel 1976).
Así que no conviene creérsela. Mejor divertirse con lo que a uno le toca.
“ En las últimas 7 semanas, desde que se supo que me habían otorgado el premio Nobel, me pidieron que resolviera los problemas económicos de Estados Unidos, Noruega, Suecia, Alemania, Israel, España, Portugal, Argentina, Brasil, México, Filipinas, China, Japón y Corea. Como ustedes comprenderán, conozco las respuestas a todas las preguntas” (Solow, Premio Nobel 1987).
Porque finalmente, el “master” siempre tiene razón.
“Porque será espléndido el día que los economistas lleguen a ser humildes como los dentistas” (John Maynard Keynes)
gracias a Juan Carlo de Pablo por su colaboración involuntaria
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