jueves, 20 de abril de 2017

LIBRO PAPEL O LIBRO DIGITAL?

He leído que una amplia encuesta en el mundo de la edición, difundida en la Feria de Fráncfort en el año 2008, aseguraba que para el 2018 el libro digital superaría al libro papel.
Y, efectivamente, daba la impresión que el libro digital se iba a comer a los chicos crudos. Pero eso, hasta ahora al menos, no ha ocurrido. Y las opiniones son encontradas.
The New York Times publicó, no hace mucho, un reportaje  en el que hablaba del "declive" del libro digital, que fue contestado por otra información en la revista Fortune, que decía más o menos lo contrario.
Una discusión de nunca acabar. Sobre la que cada uno tiene su opinión y su buena razón para elegir a uno u a otro.
De todas maneras, el mercado digital está creciendo según los expertos. Por caso   Iría Álvarez, responsable de desarrollo digital y ventas digitales en Penguin Random House, afirma que "está funcionando menos de lo que esperábamos, pero estamos creciendo a un ritmo de doble dígito, principalmente por el mercado latino y de Estados Unidos". Coincidiendo en este punto de vista  con Santos Palazzi, director de Digital en la editorial Planeta, el otro gigante de la edición en español.
En fin. Vaya a creerles. Imposible dar una respuesta confiable y contundente.
Como esta discusión no se puede saldar, por ahora al menos, les propongo a los afectos al libro papel que husmeen en el mundo digital. Con el solo objetivo de conocer un poco a Jordi Gonorria y a Quito Verdudo. Un poco al menos. Para que estas "criaturas del aire", en el decir de Fernando Savater, puedan hacer nuevas amistades.
Para ello escriban “kindle amazon” en el buscador que usen (google, yahoo, etc). Abran la página y en la ventana escriban el nombre de uno de mis libros. Busquen con la lupa de la derecha y cuando se abra hagan clic – o cliqueen, no se como se dice -  en la foto de la tapa. Y en la siguiente secuencia vuelvan a hacer clic en la foto de la tapa.
No van a descubrir al asesino ni aprender  magníficas recetas. Pero podrán conocer de primera mano a mis amigos Gonorria y Verdudo. Y podrán leer bastante del principio de cada narración.
Para aquellos reacios a incursionar en el mundo de la tecnología, es una buena forma de confraternizar con los libros sin papel.
Y de conocer a “mis criaturas del aire”.




REVISTA LITERARIA RESONANCIAS

En la edición 139 de la prestigiosa revista literaria Resonancias                                                              www.resonancias. org
se publica una crítica sobre las novelas que tienen por protagonistas al economista y cocinero Jordi Gonorria y al también economista y destacado ex jefe de delitos complejos de la policía federal, don Quito Verdudo.

Como podrán apreciar, nuestros amigos están “al loro”. Como diría un amigo español.

martes, 11 de abril de 2017

¡Viva la grieta, viva el amor!

Como todo el mundo sabe, es imprescindible que los argentinos sigamos emputecidos con la famosa grieta y la convulsión política nacional.
No vaya a ser cosa que la conflictividad decline y empiecen a aflorar nuestras propias frustraciones personales, nuestras limitaciones, nuestras miserias, los problemas de pareja, la dificultad para socializar, los complejos de inferioridad, los Edipos no resueltos y finalmente el miedo a la inexorable muerte y a la eterna oscuridad que desemboca en ese profundo y desconocido océano de infinitas almas condenadas al olvido o ya olvidadas.
Yo se que mi misión, amigo lector, es entretenerlo y no tirarle este acoplado de angustia por la cabeza un domingo a la mañana, pero hoy arrancamos así.
Si a la hora de pensar la política tuviéramos en cuenta este concepto básico existencial, entonces sería mucho más llevadero el hecho de cruzarte en plena Avenida 9 de Julio con un atorrante, palo en mano, enmarascarado con el pañuelo shemagh de la falsa intifada bonaerense, al grito de "¡por acá no pasa nadie, gato!”.
Al lado de cualquier drama existencial, este atropello delictivo y autoritario es un sólo un simpático contratiempo cotidiano. Sin embargo, vivimos enloquecidos por cosas como estas y no podemos parar la moto.
En realidad, la famosa grieta de la que tanto nos quejamos y no podemos salir, hace un magnífico aporte a la negación de los verdaderos conflictos de la condición humana.
Por más que uno quiera arrancarse los pelos del upite, es más saludable escuchar las amenazas de Moreno y comprender lo que un inútil fue capaz de hacer con la economía del país, antes que enfrentar a tu propio hijo diciéndote: “papá sós un fracasado, mi máxima aspiración es enterrar el mandato paterno”.
Nos volvemos locos cuando vemos una banda de tipos repartiendo helicópteros de juguete y cantando “Macri basura, vos sos la dictadura”, sin pensar que sería mucho más grave que hoy tu jermu te dijera: “gordo, en lugar de ver el partido tenemos que charlar porque despúes de 30 años de matrimonio me siento deserotizada”.
Sin darnos cuenta, hemos puesto a la grieta por delante de todo y le hemos otorgado un rol trascendente. Nos mantiene vivos, fuertes, encendidos, alertas, entrenados. Pero por sobre todo nos mantiene bien idiotas, que es la manera más fácil de eludir la idea de la muerte y sus afluentes. O sea, nos aleja de lo importante.
Por eso, ya sería hora de ir aflojando un poco con el asunto de la grieta, sin que esto signifique poner en riesgo la acción terapéutica que ejerce sobre las verdaderas angustias del ser humano.
Desde la época que arrancó la falange neofascista de Gvirtz y Sposlky, nos hemos acostumbrado, noche tras noche, a meternos en la cama empastillados. Aunque aquellos dos miembros fundacionales de la grieta ya se rajaron con los millones que cobraron del Estado dejando un tendal de desocupados, la costumbre farmacológica no se ha perdido.
Si bien todavía la realidad política nos sigue dando razones para preocuparnos, pareciera ser que llegó el momento de ir bajando la dosis de Rivotril que habitualmente consumimos durante el zapping de los programas políticos. Ojo, nadie habla de clavarse un editorial de Leuco en ayunas. Vamos de a poco.
¿Cómo terminar con la grieta si es que realmente nos interesa dar vuelta la página, empezar a caminar hacia adelante y ocuparnos de lo importante?
Primero, entendiendo de que se trata. Acá es necesario aclarar que esta famosa grieta no define a dos sectores enfrentados, sino que expone a un sector que manejó el Estado Nacional durante una década y persiguió al otro al que consideró un enemigo de la Patria, del pueblo, de la democracia y de la defensa de los derechos humanos.
Cuando creímos ver dos bandos y descubrimos que uno de ellos controló todo el Estado, entonces no hubo dos bandos, hubo uno solo. Del otro lado, un montón de gente defendiéndose como podía. Esto ya lo aprendimos en el 76.
Segundo: ¿quien empezó con la grieta? Veamos.
En 1983, usted y su cuñado votaron a Alfonsín, verdad? En los ’90, usted y su cuñado se daban manija juntos puteando a Menem, verdad? En 2003, usted y su cuñado se alegraron cuando Menem fue finalmente derrotado y vieron con cierta simpatía a ese raro personaje que llegaba desde Santa Cruz, verdad?
Pero un par de años después, usted se empezó a avivar de lo que realmente era el kirchnerismo y su cuñado no, verdad? A partir de ese momento, su cuñado dejó de ser ese agradable muchacho que se había casado con su hermana para pasar a ser “el basura de mi cuñado”.
La historia familiar demuestra que ambos tienen un pasado político parecido. Sin embargo, un buen día los caminos se bifurcaron y usted no pudo volver a compartir una cena en paz con el basura de su cuñado.
Conclusión: está claro que la grieta la empezó el kirchnerismo. Y posiblemente si llegó con el kirchnerismo, se irá con el kirchnerismo. O sea que se estaría yendo.
Sin embargo la cosa no es tan simple. Hace falta que usted también haga su parte. Entiéndalo amigo lector, hoy el basura de su cuñado es un gato acorralado. Ayúdelo. No lo ofenda más. No vuelva a llamarlo choripanero ni ninguna de esas pelotudeces. No le hable de Boudou, ni de D’Elía, ni de De Vido, ni de Aníbal, ni de ninguno de aquellos a los que la historia ya pasó a retiro. Haga de cuenta que Venezuela y Maduro no existen. Ni se le ocurra tocar de tema de López y la monjita.
Tráigalo de vuelta a la Constitución. Hágalo sentir bien. Busque el demócrata que todo cuñado lleva adentro. Llévelo al territorio del disenso civilizado.
Trate de congraciarse con sus dirigentes, especialmente los que ya se rajaron del kirchnerismo. Por ejemplo, en el asado de hoy, cuando el crápula se siente a la mesa usted le tira un “Che, que interesante las declaraciones de Abal Medina, no?” o “¿Mide bien Randazzo en la provincia?”.
Para que el tipo no crea que usted lo está cargando, cada tanto fije posición y baje un poco de línea: “che, que revelación la piba Vidal, no?? Vaya de a poco. Fíjese bien, antes de meter un bocadillo, que el tipo haya terminado de masticar, no sea cosa que por una simple mención sobre Bonadío se le atragante una achura.
Ya se que no es una tarea sencilla. Pero es el único camino.
Dijo Santiago Kovadloff esta semana: “Argentina no es una Nación, es un escenario de disputa brutal. Somos un conglomerado que pelea por la supremacía protagónica de la realidad”.
Tal vez sea una ventaja. Las naciones, como los seres humanos, últimamente andan con muchos problemas existenciales.
Dependerá de nosotros. Seguir felices con la grieta o cerrarla de una buena vez y sentarse a hablar con la patrona porque no estaría sintiéndose una mujer plena.

Amigo lector, usted decide que es lo importante.

Alejandro Borensztein

diario Clarin  9/04/2017

jueves, 6 de abril de 2017

EL DERECHO A COBRAR Y EL DERECHO A NO IR

“Argentina camina todo el tiempo delante de sí misma”, escribió hace casi cien años Ortega y Gasset. Nos pensamos como suecos o noruegos y odiamos compararnos con Perú o Bolivia, que nos superan en casi todas las tablas. Discutimos la Universidad cuando la mitad del secundario abandona y en la primaria no se comprenden textos simples. Hablamos de cambio cultural y hace unas semanas en la radio un sindicalista de ATE me dijo: -Claro, estamos en contra de la productividad. No me imagino cómo un trabajador puede estar en contra de que su fábrica produzca más. Y si es una fábrica recuperada, ¿también estarán en contra?
Cuando intenté profundizar un poco ese delirio, el sindicalista me explicó que la productividad es una estrategia de dominación del Consenso de Washington.
Esta semana hemos visto cómo los maestros, que hace unos meses se pronunciaron contra los exámenes, se manifiestan hoy a favor del ausentismo. Los sindicatos docentes presentan el asunto como un derecho adquirido, y no discriminan entre las faltas justificadas y las que no. O sea: existe el derecho a cobrar y el derecho a no ir.
En las escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires hay un 17% de ausentismo (en las empresas privadas oscila entre un 2 a 3% y en los colegios privados llega al 5%). Es habitual que el mismo maestro que se enferma para lo público se encuentre saludable para lo privado: la actitud es cínica y por cierto bastante cobarde: su ideología llega hasta donde lo dejan.
Ese diecisiete por ciento está compuesto por: enfermedades cortas (28%), largas (49%), ART (enfermedades profesionales, como afonía 23% -los locutores, que hablan durante seis horas corridas en la radio durante todos los días, no tienen esos problemas en la garganta- y el 40% son razones particulares: 40% por exámenes (¿quién estaría en contra de que se preparen?) Es una lástima que tanto conocimiento no llegue al aula, donde los parámetros son cada vez peores), 14% por maternidad, y el resto por diversas razones como actos escolares o donación de sangre –es conmovedor que ganando lo mal que ganan, afónicos y estresados, se arrastren hacia un hospital a donar su sangre a un hermano.
Estas ausencias representaron el año pasado 10.500.000 días de licencia. De cada cinco recibos que el Estado provincial paga, uno es de un suplente. Cuando el gobierno le pidió a las juntas médicas -un servicio tercerizado que se heredó de Scioli- que revisaran las licencias, se dio de alta el 62% de quienes estaban en “largo tratamiento” y comenzó a echarse luz sobre el asunto de las licencias psiquiátricas, tema que llegó a la justicia penal que investiga licencias por treinta días con cuadros de depresión. Cuando en el marco de la causa fue indagado y procesado el Dr. Block, uno de los médicos que emitía certificados truchos, muchos docentes confesaron que no padecían en realidad el cuadro mencionado en el certificado médico. Las irregularidades que la prestadora presentó ante ATE, SOEME Y SUTEBA son infinitas: -“El agente presentó un talón de licencia apócrifo”.
-“La agente presentó un certificado medico adulterado”.
-“La agente usufructuó una licencia médica por familiar enfermo. Luego se le efectuó una inspección domiciliaria, pero no había nadie en el domicilio. Una vecina informó que se encontraban de vacaciones”.
-“Presentaron certificados médicos y una historia clínica presumiblemente apócrifa”.
-“La agente agredió verbal y físicamente a la profesional por no haberle otorgado la licencia requerida ya que dicha petición no estaba fundada en razones medicas”.
A la vez, la empresa denunció usurpaciones sindicales: “Desde el inicio de la prestación -dicen- hemos sufrido innumerables interrupciones por parte de organizaciones sindicales que, con el supuesto objetivo de velar por los derechos de los trabajadores, irrumpen en nuestros consultorios y obligan a la interrupción del servicio, siempre con exigencias fuera de nuestro alcance y con métodos violentos e intimidatorios”.
El derecho a faltar le cuesta al Estado 14.300 millones de pesos en suplencias. La provincia les propuso a los docentes que, si colaboraran en bajar el promedio, podrían cobrar cinco mil pesos más por año. Los gremios docentes, claro, dijeron que no.
¿Es esta una columna en contra de los docentes? No, es una columna a favor de los docentes buenos: los que van, hacen su trabajo y han enseñado a generaciones de argentinos.

Jorge Lanata

Diario Clarin 1 de abril de 2017

sábado, 1 de abril de 2017

PASOS DESTEMPLADOS





PASOS DESTEMPLADOS
another noir fiction of Alejandro Marin
blog: cortemoslacarajo.blogspot.com


A murder that has taken place in the Argentine city of Rosario confronts Jordi Gonorria, an economist and cook and his friend Quito Verdudo, a retired police officer, with a new mystery.
The drug trafficking that has infested Rosario, the never-quite-revealed secrets of nazism in Argentina in the late '40s and international financial fraud, will set the backdrop to, and eventually elucidate, their investigation.
On the way, they will be joined by old friends, a blend of fictional, picturesque and in-the-flesh characters who have left their footprints and the vicissitudes of the relationship between our economist and his new girlfriend.
This lithe and riveting narration is packed with culinary stories and mouthwatering recipes, insightful reflections on today's economy and situations that will not cease to surprise the reader.

Available (in spanish) AMAZON KINDLE store.