jueves, 27 de abril de 2017
jueves, 20 de abril de 2017
LIBRO PAPEL O LIBRO DIGITAL?
He leído que una amplia encuesta en el mundo de la edición,
difundida en la Feria de Fráncfort en el año 2008, aseguraba que para el 2018
el libro digital superaría al libro papel.
Y, efectivamente, daba la impresión que el libro digital se
iba a comer a los chicos crudos. Pero eso, hasta ahora al menos, no ha
ocurrido. Y las opiniones son encontradas.
The New York Times publicó,
no hace mucho, un
reportaje en el que hablaba del "declive" del libro
digital, que fue contestado por otra información en la revista Fortune,
que decía más o menos lo contrario.
Una discusión de nunca acabar. Sobre la que cada uno tiene su
opinión y su buena razón para elegir a uno u a otro.
De todas maneras, el mercado digital está creciendo según los
expertos. Por caso Iría Álvarez, responsable de desarrollo digital
y ventas digitales en Penguin Random House, afirma que "está funcionando
menos de lo que esperábamos, pero estamos creciendo a un ritmo de doble dígito,
principalmente por el mercado latino y de Estados Unidos". Coincidiendo en
este punto de vista con Santos Palazzi, director de Digital en la
editorial Planeta, el otro gigante de la edición en español.
En fin. Vaya a creerles. Imposible dar una respuesta
confiable y contundente.
Como esta discusión no se puede saldar, por ahora al menos,
les propongo a los afectos al libro papel que husmeen en el mundo digital. Con
el solo objetivo de conocer un poco a Jordi Gonorria y a Quito Verdudo. Un poco
al menos. Para que estas "criaturas del aire", en el decir de
Fernando Savater, puedan hacer nuevas amistades.
Para ello escriban “kindle amazon” en el buscador que usen
(google, yahoo, etc). Abran la página y en la ventana escriban el nombre de uno
de mis libros. Busquen con la lupa de la derecha y cuando se abra hagan clic –
o cliqueen, no se como se dice - en la foto de la tapa. Y en la siguiente
secuencia vuelvan a hacer clic en la foto de la tapa.
No van a descubrir al asesino ni aprender magníficas
recetas. Pero podrán conocer de primera mano a mis amigos Gonorria y Verdudo. Y
podrán leer bastante del principio de cada narración.
Para aquellos reacios a incursionar en el mundo de la
tecnología, es una buena forma de confraternizar con los libros sin papel.
Y de conocer a “mis criaturas del aire”.
REVISTA LITERARIA RESONANCIAS
En
la edición 139 de la prestigiosa revista literaria Resonancias
www.resonancias.
org
se
publica una crítica sobre las novelas que tienen por protagonistas al economista
y cocinero Jordi Gonorria y al también economista y destacado ex jefe de delitos complejos de la
policía federal, don Quito Verdudo.
Como
podrán apreciar, nuestros amigos están “al loro”. Como diría un amigo español.
sábado, 15 de abril de 2017
martes, 11 de abril de 2017
¡Viva la grieta, viva el amor!
Como todo el mundo sabe, es
imprescindible que los argentinos sigamos emputecidos con la famosa grieta y la
convulsión política nacional.
No vaya a ser cosa que la
conflictividad decline y empiecen a aflorar nuestras propias frustraciones
personales, nuestras limitaciones, nuestras miserias, los problemas de pareja,
la dificultad para socializar, los complejos de inferioridad, los Edipos no resueltos
y finalmente el miedo a la inexorable muerte y a la eterna oscuridad que
desemboca en ese profundo y desconocido océano de infinitas almas condenadas al
olvido o ya olvidadas.
Yo se que mi misión, amigo
lector, es entretenerlo y no tirarle este acoplado de angustia por la cabeza un
domingo a la mañana, pero hoy arrancamos así.
Si a la hora de pensar la
política tuviéramos en cuenta este concepto básico existencial, entonces sería
mucho más llevadero el hecho de cruzarte en plena Avenida 9 de Julio con un
atorrante, palo en mano, enmarascarado con el pañuelo shemagh de la falsa
intifada bonaerense, al grito de "¡por acá no pasa nadie, gato!”.
Al lado de cualquier drama
existencial, este atropello delictivo y autoritario es un sólo un simpático
contratiempo cotidiano. Sin embargo, vivimos enloquecidos por
cosas como estas y no podemos parar la moto.
En realidad, la famosa grieta
de la que tanto nos quejamos y no podemos salir, hace
un magnífico aporte a la negación de los verdaderos conflictos de la condición
humana.
Por más que uno quiera
arrancarse los pelos del upite, es más saludable escuchar las amenazas de
Moreno y comprender lo que un inútil fue capaz de hacer con la economía del
país, antes que enfrentar a tu propio hijo diciéndote: “papá
sós un fracasado, mi máxima aspiración es enterrar el mandato paterno”.
Nos volvemos locos cuando vemos
una banda de tipos repartiendo helicópteros de juguete y cantando “Macri basura, vos sos la dictadura”, sin
pensar que sería mucho más grave que hoy tu jermu te dijera: “gordo,
en lugar de ver el partido tenemos que charlar porque despúes de 30 años de
matrimonio me siento deserotizada”.
Sin darnos cuenta, hemos puesto
a la grieta por delante de todo y le hemos otorgado un rol trascendente. Nos
mantiene vivos, fuertes, encendidos, alertas, entrenados. Pero por sobre todo
nos mantiene bien idiotas, que es la manera más fácil de
eludir la idea de la muerte y sus afluentes. O sea, nos aleja de lo importante.
Por eso, ya sería hora de ir
aflojando un poco con el asunto de la grieta, sin que esto signifique poner en
riesgo la acción terapéutica que ejerce sobre las verdaderas angustias del ser
humano.
Desde la época que arrancó la
falange neofascista de Gvirtz y Sposlky, nos hemos acostumbrado, noche tras
noche, a meternos en la cama empastillados. Aunque aquellos dos miembros
fundacionales de la grieta ya se rajaron con los millones que
cobraron del Estado dejando un tendal de desocupados, la costumbre
farmacológica no se ha perdido.
Si bien todavía la realidad
política nos sigue dando razones para preocuparnos, pareciera ser que llegó el
momento de ir bajando la dosis de Rivotril que habitualmente consumimos durante
el zapping de los programas políticos. Ojo, nadie habla de clavarse un
editorial de Leuco en ayunas. Vamos de a poco.
¿Cómo terminar con la grieta si
es que realmente nos interesa dar vuelta la página, empezar a caminar hacia
adelante y ocuparnos de lo importante?
Primero, entendiendo de que se
trata. Acá es necesario aclarar que esta
famosa grieta no define a dos sectores enfrentados, sino que expone a un sector
que manejó el Estado Nacional durante una década y persiguió al otro al que
consideró un enemigo de la Patria, del pueblo, de la democracia
y de la defensa de los derechos humanos.
Cuando creímos ver dos bandos y
descubrimos que uno de ellos controló todo el Estado, entonces no hubo dos
bandos, hubo uno solo. Del otro lado, un montón de gente defendiéndose como
podía. Esto ya lo aprendimos en el 76.
Segundo: ¿quien empezó con la
grieta? Veamos.
En 1983, usted y su cuñado
votaron a Alfonsín, verdad? En los ’90, usted y su cuñado se daban manija
juntos puteando a Menem, verdad? En 2003, usted y su cuñado se alegraron cuando
Menem fue finalmente derrotado y vieron con cierta simpatía a ese raro personaje
que llegaba desde Santa Cruz, verdad?
Pero un par de años después,
usted se empezó a avivar de lo que realmente era el kirchnerismo y su cuñado
no, verdad? A partir de ese momento, su cuñado dejó de ser ese agradable
muchacho que se había casado con su hermana para pasar a ser “el basura de mi cuñado”.
La historia familiar demuestra
que ambos tienen un pasado político parecido. Sin embargo, un buen día los
caminos se bifurcaron y usted no pudo volver a compartir una cena en paz con el
basura de su cuñado.
Conclusión: está
claro que la grieta la empezó el kirchnerismo. Y posiblemente si llegó con el
kirchnerismo, se irá con el kirchnerismo. O sea que se estaría yendo.
Sin embargo la cosa no es tan
simple. Hace falta que usted también haga su parte. Entiéndalo amigo lector,
hoy el basura de su cuñado es un gato acorralado. Ayúdelo. No lo ofenda más. No
vuelva a llamarlo choripanero ni ninguna de esas pelotudeces. No le hable de
Boudou, ni de D’Elía, ni de De Vido, ni de Aníbal, ni de ninguno de aquellos a
los que la historia ya pasó a retiro. Haga de cuenta que Venezuela y Maduro no
existen. Ni se le ocurra tocar de tema de López y la monjita.
Tráigalo de vuelta a la
Constitución. Hágalo
sentir bien. Busque el demócrata que todo cuñado lleva adentro. Llévelo al
territorio del disenso civilizado.
Trate de congraciarse con sus
dirigentes, especialmente los que ya se rajaron del kirchnerismo. Por ejemplo,
en el asado de hoy, cuando el crápula se siente a la mesa usted le tira un “Che, que interesante las declaraciones de Abal Medina,
no?” o “¿Mide
bien Randazzo en la provincia?”.
Para que el tipo no crea que
usted lo está cargando, cada tanto fije posición y baje un poco de línea: “che, que revelación la piba Vidal, no?? Vaya de a poco. Fíjese bien, antes de
meter un bocadillo, que el tipo haya terminado de masticar, no sea cosa que por
una simple mención sobre Bonadío se le atragante una achura.
Ya se que no es una tarea
sencilla. Pero es el único camino.
Dijo Santiago Kovadloff esta
semana: “Argentina no es una Nación, es un
escenario de disputa brutal. Somos un conglomerado que pelea por la supremacía
protagónica de la realidad”.
Tal vez sea una ventaja. Las
naciones, como los seres humanos, últimamente andan con muchos problemas
existenciales.
Dependerá de nosotros. Seguir
felices con la grieta o cerrarla de una buena vez y sentarse a hablar con la
patrona porque no estaría sintiéndose una mujer plena.
Amigo lector, usted decide que
es lo importante.
Alejandro Borensztein
diario Clarin 9/04/2017
jueves, 6 de abril de 2017
EL DERECHO A COBRAR Y EL DERECHO A NO IR
“Argentina camina todo el tiempo delante de sí misma”,
escribió hace casi cien años Ortega y Gasset. Nos pensamos como suecos o
noruegos y odiamos compararnos con Perú o Bolivia, que nos superan en casi
todas las tablas. Discutimos la Universidad cuando la mitad del secundario
abandona y en la primaria no se comprenden textos simples. Hablamos de cambio
cultural y hace unas semanas en la radio un sindicalista de ATE me dijo:
-Claro, estamos en contra de la productividad. No me imagino cómo un trabajador
puede estar en contra de que su fábrica produzca más. Y si es una fábrica
recuperada, ¿también estarán en contra?
Cuando intenté profundizar un poco ese delirio, el
sindicalista me explicó que la productividad es una estrategia de dominación
del Consenso de Washington.
Esta semana hemos visto cómo los maestros, que hace unos
meses se pronunciaron contra los exámenes, se manifiestan hoy a favor del
ausentismo. Los sindicatos docentes presentan el asunto como un derecho
adquirido, y no discriminan entre las faltas justificadas y las que no. O sea:
existe el derecho a cobrar y el derecho a no ir.
En las escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires hay
un 17% de ausentismo (en las empresas privadas oscila entre un 2 a 3% y en los
colegios privados llega al 5%). Es habitual que el mismo maestro que se enferma
para lo público se encuentre saludable para lo privado: la actitud es cínica y
por cierto bastante cobarde: su ideología llega hasta donde lo dejan.
Ese diecisiete por ciento está compuesto por: enfermedades
cortas (28%), largas (49%), ART (enfermedades profesionales, como afonía 23%
-los locutores, que hablan durante seis horas corridas en la radio durante
todos los días, no tienen esos problemas en la garganta- y el 40% son razones
particulares: 40% por exámenes (¿quién estaría en contra de que se preparen?)
Es una lástima que tanto conocimiento no llegue al aula, donde los parámetros
son cada vez peores), 14% por maternidad, y el resto por diversas razones como actos
escolares o donación de sangre –es conmovedor que ganando lo mal que ganan,
afónicos y estresados, se arrastren hacia un hospital a donar su sangre a un
hermano.
Estas ausencias representaron el año pasado 10.500.000 días
de licencia. De cada cinco recibos que el Estado provincial paga, uno es de un
suplente. Cuando el gobierno le pidió a las juntas médicas -un servicio
tercerizado que se heredó de Scioli- que revisaran las licencias, se dio de
alta el 62% de quienes estaban en “largo tratamiento” y comenzó a echarse luz
sobre el asunto de las licencias psiquiátricas, tema que llegó a la justicia
penal que investiga licencias por treinta días con cuadros de depresión. Cuando
en el marco de la causa fue indagado y procesado el Dr. Block, uno de los médicos
que emitía certificados truchos, muchos docentes confesaron que no padecían en
realidad el cuadro mencionado en el certificado médico. Las irregularidades que
la prestadora presentó ante ATE, SOEME Y SUTEBA son infinitas: -“El agente
presentó un talón de licencia apócrifo”.
-“La agente presentó un certificado medico adulterado”.
-“La agente usufructuó una licencia médica por familiar
enfermo. Luego se le efectuó una inspección domiciliaria, pero no había nadie
en el domicilio. Una vecina informó que se encontraban de vacaciones”.
-“Presentaron certificados médicos y una historia clínica
presumiblemente apócrifa”.
-“La agente agredió verbal y físicamente a la profesional
por no haberle otorgado la licencia requerida ya que dicha petición no estaba
fundada en razones medicas”.
A la vez, la empresa denunció usurpaciones sindicales:
“Desde el inicio de la prestación -dicen- hemos sufrido innumerables
interrupciones por parte de organizaciones sindicales que, con el supuesto
objetivo de velar por los derechos de los trabajadores, irrumpen en nuestros
consultorios y obligan a la interrupción del servicio, siempre con exigencias
fuera de nuestro alcance y con métodos violentos e intimidatorios”.
El derecho a faltar le cuesta al Estado 14.300 millones de
pesos en suplencias. La provincia les propuso a los docentes que, si
colaboraran en bajar el promedio, podrían cobrar cinco mil pesos más por año.
Los gremios docentes, claro, dijeron que no.
¿Es esta una columna en contra de los docentes? No, es una
columna a favor de los docentes buenos: los que van, hacen su trabajo y han
enseñado a generaciones de argentinos.
Jorge Lanata
Diario Clarin 1 de abril de 2017
sábado, 1 de abril de 2017
PASOS DESTEMPLADOS
PASOS
DESTEMPLADOS
another noir fiction of Alejandro Marin
blog:
cortemoslacarajo.blogspot.com
A murder that has taken place in the Argentine city of
Rosario confronts Jordi Gonorria, an economist and cook and his friend Quito
Verdudo, a retired police officer, with a new mystery.
The drug trafficking that has infested Rosario, the never-quite-revealed
secrets of nazism in Argentina in the late '40s and international financial
fraud, will set the backdrop to, and eventually elucidate, their investigation.
On the way, they will be joined by old friends, a
blend of fictional, picturesque and in-the-flesh characters who have left their
footprints and the vicissitudes of the relationship between our economist and
his new girlfriend.
This lithe and riveting narration is packed with
culinary stories and mouthwatering recipes, insightful reflections on today's
economy and situations that will not cease to surprise the reader.
Available (in spanish) AMAZON KINDLE store.
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