lunes, 12 de marzo de 2012

VAMOS A LOS BIFES

Por estos días se está discutiendo la reforma de la carta orgánica del Banco Central. Los argumentos para sostener una u otra posición al respecto van y vienen. Pero van y vienen muy rápido, porque seguramente en poco tiempo nuestro honorable congreso aprobará dichas reformas establecidas a la medida del poder ejecutivo.
No voy a entrar en sus aspectos técnicos. Primero porque no me alcanzan mis conocimientos. Pero sobre todo porque no tiene demasiado importancia. Y porque no se trata de discusiones académicas sostenidas por expertos en la materia.
Se trata, como ocurre en todo, de encontrar dineros para que la calesita siga dando vuelta.
Va de suyo que esta reforma no va a encontrar demasiado oposición entre los muchachos y muchachas dedicados a la política. Todos ellos sueñan con gobernar y tener a mano todos los dolares y la maquinita de imprimir billetes. De eso se trata la política en la Argentina. Tener el chancho y la máquina de hacer chorizos. Salvo, claro, entre el minúsculo grupo de gente decente y/o conocedora que nos puede alumbrar sobre el tema.
Por eso, esta puesta en escena sobre como debe funcionar el Banco Central no resulta un tema novedoso. Ni siquiera inesperado. Era un tema que mas temprano que tarde iba a caer sobre el tapete. Porque está en línea con el funcionamiento del sistema corporativo que hemos adoptado hace ya más de medio siglo.
Durante todo ese tiempo, el banco Central fue un apéndice el poder ejecutivo. En su forma más explícita, la carta orgánica dictada en 1973 establecía en su artículo 4to.que "la actuación del banco se adaptará a las directivas del gobierno nacional". Y todos sabemos como terminó esa historia.
Solo durante un breve periodo comenzado en los años 90 el banco tuvo autonomía para defender el valor de la moneda. Pero como pasa siempre, el mismo ministro que estaba a cargo cuando se realizó tan promisoria reforma fue el que intervino activamente para que renunciara su presidente y el banco se adaptara a los requerimientos del ejecutivo.
Ahora ocurre que al gobierno se le está haciendo cuesta arriba encontrar dineros para motorizar su zafarrancho. Y todos saben que en el sistema corporativo resulta indispensable que el poder de turno cuente con medios suficientes para mediar entre las apetencias corporativas. Cuando esos medios se van acabando resulta imposible cumplir esta tarea y comienzan pujas feroces que terminan en los desastres recurrentes que muestra nuestra historia reciente.
Y este pintoresco gobierno iniciado por El tuvo todos los medios a su disposición. Devaluación que bajó el gasto público , default que permitió hacerle pito catalán a los acreedores, tasas de interés internacionales bajísimas, demanda internacional sostenida valor del dolar en baja y la diosa soja que nos inundó de dólares. Así que a gastar que se acaba el mundo.
Claro que la viuda tuvo que bailar con la más fea. Ya cuando asumió, el economista despeinado le propuso un trancaso al campo para arrimar moneda. Fracasada esta epopeya, tuvieron que ir por los dineros depositados en las AFJP, todo lo que le pudieran sacar al banco central (utilidades, reservas excedentes), limitacion de las importaciones y control de cambios. Y buena voluntad con la maquinita.
Y donde hay mas plata, viejo Gomez? Porque ya el gasto público está en el orden del 45 % del PBI, hay que importar energía en forma creciente y parece que eliminar los subsidios les resulta complicado.
Así que inevitablemente tienen que apoderarse del banco Central. Del que ya están apoderados desde la ilegalidad, claro, al punto que la medio presidenta del banco es la que presenta en el congreso el proyecto de modificaciones.  Y digo media presidenta, porque parece que tampoco les importa mucho que su nombramiento continúe sin acuerdo parlamentario. Formalismos innecesarios, pensarán la viuda , el ferretero y sus preclaros asesores hijos de desaparecidos.
Ya sabe como sigue esta historia. Ya la vivió, así que a no sorprenderse.

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