sábado, 2 de enero de 2016

HASTA LOS COJONES DE LAS CELEBRITIES

Si viaja a Londres, le recomiendo ir a comer a Kitty Fisher’s en Shepherd Market.
La vez que fui tomé unas chuletas de cordero con anchoas, menta y perejil razonablemente buenas. 
Pero lo que mas me gustó fue la historia del lugar.
Porque Kitty Fisher, allá por mediados del 1700,  fue una de las primeras "celebrities", famosa no por ser actriz, cantante o miembro de la realeza, sino simplemente...por ser famosa. Fue una prominente cortesana británica y enfatizando y remarcando su belleza, audacia y “charme”, los periódicos de la época promocionaron su reputación y llevaron a los lectores a hablar de ella con un tono de respeto y temor. Su vida ejemplificó el surgimiento de los medios de comunicación y del hacerse famoso, en la época en que el capitalismo, los mercados globales y el énfasis en la opinión pública comenzaron a transformar Inglaterra.
Es decir que si viviera por esto días y estuviere de viaje por sudamerica, hubiera sido - por ejemplo - una de las “personalidades que jerarquizaron la convocatoria de Fiat en Tequila, con la que se cerró el calendario de los grandes eventos de la temporada veraniega en Punta del Este.”
Porque de eso se trata. 
Las “celebrities” no son. Las “celebrities” están.
Son tramoyistas del mundo real.
Nadie sabe a ciencia cierta porque una “celebrity” es una “celebrity”. Porque es rubia y alta, porque tiene tetas grandes, porque es aficionada a mostrar el culo, porque está estropeada por la idiotez, porque se pega a cualquier majadero con prensa o porque lo suyo es escándalizar mojigatos.  O solo porque la adicción colectiva a la imbecilidad la convirtió en una “celebrity” .
Pero, a pesar de todo, Kitty Fisher perduró mas de dos siglos.  Claro que transmutada en restaurante.

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