La mayoría de los Estados dejan de pagar su deuda soberana cuando ésta llega a un límite más allá del cual nadie está dispuesto a otorgarles más crédito.
En otras palabras, cuando un Estado puede pagar sus bonos, tiene crédito y, por lo tanto, paga renovando el crédito.
Cuando un Estado no puede pagar, es porque le han cortado el crédito, y no puede colocar nuevos bonos, para cancelar los que vencen. El "secreto" entonces, es mantener siempre el crédito, para que no se transforme en deuda. Cuando el crédito se transforma en deuda, llega el "default".
Al momento de escribir estas líneas, los Estados Unidos, están al borde del default, pero por razones muy diferentes a las arriba expuestas. Siguen teniendo crédito. No tienen problemas en colocar deuda. Su moneda y sus bonos son largamente demandados por sus ciudadanos y los ciudadanos del resto del mundo. Las tasas de interés de largo plazo que pagan son bajísimas.
Es decir, al contrario de Grecia, o de la Argentina en su momento, el gobierno norteamericano no tiene deudas, tiene crédito.
¿Y entonces? Entonces el problema es que su propio arreglo institucional, su propia "política de Estado", le ha puesto un límite a la emisión de bonos para financiar el gasto. Este límite es un complemento al mandato de la Reserva Federal, (el Banco Central) respecto de mantener baja la inflación y mínimo el desempleo.
En otras palabras, las instituciones norteamericanas establecen que el gasto público se financia, principalmente, con impuestos explícitos y sólo una pequeña parte, puede financiarse con el impuesto inflacionario o con crédito. Esta es una forma de proteger a los tenedores de dólares y a los tenedores de bonos.
Asegurarles que hay cierto límite que no se va a traspasar.
Por cierto que el límite monetario, inflacionario es menos explícito y más difuso y en los últimos años está amenazando con desbordarse peligrosamente (de hecho el dólar se ha devaluado contra la mayoría de las monedas del resto del mundo espectacularmente en los últimos años, incluyendo todas las monedas regionales, y ha generado la explosión del precio de los commodities que nos beneficia). Pero no ha sido así en el caso de la emisión de bonos públicos, que tienen un límite explícito y prefijado.
Y este límite explícito, sólo puede ser levantado con una ley del Congreso, en dónde están los representantes del pueblo.
Para levantar este límite, republicanos y demócratas tienen que ponerse de acuerdo respecto de como hacer sostenible el mantenimiento del crédito.
Obviamente, los republicanos proponen bajar gastos y los demócratas cobrarle más impuestos a los ricos.
Independientemente de cuál sea la solución que se adopte, lo cierto es que está funcionando un marco institucional que fija montos de deuda y que discute, en el ámbito correspondiente, la política fiscal.
Y que los ciudadanos sabrán a qué atenerse en el futuro, dado que se definirán los lineamientos impositivos y de gasto público.
A esto se suma que cada vez que se reúne el comité de mercado abierto de la Reserva Federal, (que decide sobre la política monetaria y de tasas de interés), se labra un "acta" y se publica.
A su vez, el Presidente de la FED, inauguró, hace poco, un esquema de periódicas conferencias de prensa abiertas.
Es decir, los funcionarios rinden cuentas y el Congreso define la política fiscal y de endeudamiento en negociaciones con el Ejecutivo. Obviamente, poniendo en juego, votos, poder, lobbies e intereses de todo tipo.
Amable lector, gentil lectora. Compare la descripción institucional que acabo de hacer en torno a la política fiscal y la política monetaria en los Estados Unidos, con lo que sucede en nuestro querido país.
La Argentina está funcionando sin límites a su deuda, ni a su déficit fiscal. Este año, además, ni siquiera tiene un presupuesto sancionado por el Congreso. El Ejecutivo, decide en qué se gasta, sin explicaciones, ni control. Le asigna miles de millones de pesos a las Madres de Plaza de Mayo o a Grondona en la AFA, sin transparencia, sin autorización alguna. Se apropia de las reservas del Banco Central. Modifica la metodología de cálculo de los índices de precios y, por lo tanto, la forma en que se ajustan bonos del crédito público. La Argentina, por lo tanto, tiene deudas y no tiene crédito.
Mientras tanto, la Presidenta se pregunta, por qué preferimos dólares y no pesos.
Enrique Szewach
31/7/2011www.szewachnomics.com.ar
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