lunes, 30 de octubre de 2017

VOLVER AL EQUILIBRIO “DEBIDO”

Para cualquier ciudadano decente, resulta gratificante que los diputados hayan eyectado a Julio De Vido de la protección que le brindaba su condición de legislador. Y ese  mismo ciudadano decente se complace al conocer que la justicia ordenó su detención.
Por cierto que  la prudencia recomienda lo que el conocimiento exige: esperar la sentencia judicial, que determinará la responsabilidad del susodicho en los desmanes y fechorías en las que parece haber participado.
Pero sería hipócrita no reconocer el convencimiento que uno tiene. Que esta banda de delincuentes  asoló  el país durante más de diez años. Que se robaron todo lo que tenían a mano. Y lo que no se robaron lo rompieron, según el colorido decir de Jorge Asís.
Pero esta campaña desatada por la prensa y por los “eyaculadores prematuros” ( Kovadloff dixit) para exponer las miserias del acusado y degradarlo públicamente no se inscribe en lo que la prudencia recomienda y el conocimiento exige. Es una campaña que va más allá de la legalidad.
Porque como nos recuerda Savater, humillar a alguien es someterle a la arbitrariedad, no al cumplimiento de la ley. Y desde luego se humilla al resto de los ciudadanos que cumplen las leyes para asegurar sus libertades.


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