jueves, 15 de diciembre de 2016

Mediocridad


Cuando pidió a los empresarios "romperse el traste", seguramente el Presidente no imaginaba cómo algunos de sus anfitriones lo iban a interpretar. Por lo que he leído en las últimas semanas, parecería que para el principal empresario del país "romperse el traste" es abogar por un precio del gas de 7,5 dólares por BTU, mantener el "barril criollo" a 70 y conseguir sus tubos de costura a un precio mayor por tonelada de lo que se puede pagar los tubos chinos. Pero ¿a qué sorprenderse? En todos los rankings o comparaciones internacionales la Argentina aparece por el medio del pelotón o de la mitad para abajo. Nunca muy arriba, raramente muy abajo. O sea, siempre dentro del pelotón de los mediocres, mediocridad correlacionada con que ningún sindicalista va a abogar por una legislación laboral que lo obligue a él y a sus afiliados a romperse el traste, pocos banqueros y empresarios pedirán competencia, ningún maestro querrá cambios en el Estatuto Docente, ningún beneficiario renunciará a sus "planes", ningún almacenero o chacarero quiere dejar de trabajar en negro, ningún gobernador despedirá a uno solo de sus empleados, pocos fiscales quieren que los despierten a medianoche y ningún político dejará de hacer demagogia. ¿Es realista pedirle a Macri que libre batallas a muerte contra tanta mediocridad enquistada? Está haciendo lo que puede y lo que le sale para que avancemos un poco en los rankings. Y dado del árido paisaje en el que le toca moverse, no lo está haciendo mal.
Martín Lagos
Carta enviada al diario La Nacion 15 de diciembre de 2016

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